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Jóvenes con copetes de hule espuma reciben al priísta

Francisco Reséndiz Enviado| El Universal
Miércoles 18 de enero de 2012

francisco.resendiz@eluniversal.com.mx

DURANGO, Dgo.— Enrique Peña Nieto rompió su propio cinturón de seguridad. Comenzó a caminar entre las butacas y se acercó a la gente. Los duranguenses se desbordaron y lo menearon de un lado a otro... la desesperación apareció en su equipo de seguridad.

A unos metros, un grupo de jóvenes presumían en sus cabezas unas diademas con un pedazo de hule espuma que simulaban un copete; “los copetes llegaron, llegaron”, gritaban al paso del precandidato.

Ayer, Peña Nieto rompió con el plan para su propia seguridad. Después de 50 minutos de acercarse a sus simpatizantes terminó fajándose la camisa en el pantalón y su equipo de seguridad sudando.

Hasta aquí viajó un grupo de personas desde San Felipe del Progreso, Estado de México. Presumían camisas rojas con el logotipo del PRI y la leyenda “mexiquenses con Enrique Peña Nieto”.

“Viajamos 12 horas, en camión unos y en coche y camionetas otros, pero el objetivo era estar presentes”, se conformaba un hombre cansado.

De repente, un chico brincó de su asiento a la entrada de La Velaria: “Lo vamos a seguir por todo el país”.

Ahí estaban los copetes artificiales, payasos, batucadas, banda duranguense, y un Peña Nieto que sorprendió a muchos por su cercanía. Caminaba, estrechaba manos, se tomaba fotos. Cuando alguien se ponía nervioso, simplemente le arrebataba la cámara para que su equipo tomará la foto.

Peña Nieto llegó a la sede de la feria, descendió de una camioneta blanca. De tres vehículos similares bajaron su equipo y escoltas, todos atentos.

Una anciana, Dominga Hernández, lo abrazo y le puso “algo” en la bolsa izquierda de la chamarra. “No te voy a decir, es sólo para él”, comentaba entre risas.

Los organizadores habían preparado una ruta marcada por soga amarilla a manera de valla. Pero el precandidato pasó por debajo del lazo y se metió en la gradería. Su equipo de seguridad se esforzó. Pero Peña seguía. Pasó a unos metros de un grupo de la “Agenda Juvenil” del PRI duranguense que portaban diademas con “copete”.

Tardó 50 minutos en llegar al presídium, se acomodó la camisa en el pantalón y esperó... luego, el discurso contra el gobierno federal. Este miércoles, el mexiquense estará en la sede nacional del PRI y mañana en Culiacán.



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