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Créditos educativos: “reaganomics”, versión mexicana

Ciro Murayama| El Universal
Martes 10 de enero de 2012

Una vez más, como ocurrió con la exención fiscal al pago de colegiaturas en escuelas particulares, el Ejecutivo federal toma una decisión unilateral sin que mediara la mínima discusión pública, en materia de financiamiento de la educación, que favorece el avance del sector privado.

El llamado Programa de Financiamiento a la Educación Superior permitirá que, con la participación de recursos de Nacional Financiera, la banca privada conceda créditos a estudiantes por un volumen de 2 mil 500 millones de pesos, a una tasa de 10% de interés, para pagar las colegiaturas en una veintena de universidades particulares del país.

En palabras del titular del Ejecutivo, la medida “obviamente beneficia a los alumnos que más lo necesitan” y se avanza en la “equidad” y “democratización” de la educación superior en México.

Considerar el endeudamiento de las familias con la banca privada para pagar la educación de los hijos como una vía de equidad y democratización social no deja de ser una idea curiosa, aunque sin respaldo en la realidad. Son los países con mayor presencia de gasto público en la educación los que consiguen las mejores combinaciones de resultados en términos de calidad educativa y cohesión social (los casos de Noruega, Finlandia, Suecia y Alemania). En cambio, donde la educación depende más de las reglas del mercado, los niveles de desigualdad son mayores como ocurre en Corea o Chile —precisamente a ello se debe el movimiento estudiantil de 2011 en la tierra de Neruda—. En Estados Unidos, como lo escribió apenas en noviembre James Surowiecki en The New Yorker, las deudas educativas acumuladas por los estudiantes universitarios rebasan los 600 mil millones de dólares, los costos de la educación superior han crecido tres veces por encima de la inflación y se habla de una “burbuja” de la educación superior. Así, es el grado de privatización y mercantilización de los sistemas educativos lo que les resta democratización en el acceso y los convierte en espacios inequitativos.

El programa del gobierno contempla créditos educativos a una tasa de interés anual de 10%, muy alta si se considera que estarán involucrados recursos públicos. Un alumno que pida un crédito de 200 mil pesos, al cabo de cinco años de carrera andará debiendo 322 mil pesos, así que antes de empezar a liquidar el préstamo deberá 61% adicional sólo por acumulación de intereses.

Por otra parte, no se ha dicho a qué interés prestará Nacional Financiera (banca de segundo piso) a las entidades privadas (de primer piso) los recursos que luego se canalizaran a los alumnos, pero el diferencial entre la tasa de Nafin y la que les cobren a las familias será el negocio de los bancos.

En todo caso, ¿por qué no recurrir a una institución financiera pública de primer piso, como Bansefi, para que otorgara los créditos, evitando así el lucro de la banca privada en esta materia? Se verán beneficiadas, también, las universidades privadas que reciban a los alumnos endeudados. Al gobierno federal, Ronald Reagan le pondría una estrellita en la frente por hacer tan bien la tarea.



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