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El violento “pastor” del narco

Francisco Gómez| El Universal
Sábado 11 de diciembre de 2010
El violento pastor del narco

VIGILANCIA. La policía federal monta guardia en uno de los puntos donde se libró el enfrentamiento con el narco . (Foto: AP )

Identificado como el máximo líder del cártel de La Familia Michoacana, Nazario Moreno González, El Chayo, se forjó una personalidad contradictoria dentro del narcotráfico como la de algunos de sus sobrenombres: El Dulce o El más Loco

francisco.gomez@eluniversal.com.mx

Identificado como el máximo líder del cártel de La Familia Michoacana, Nazario Moreno González, El Chayo, se forjó una personalidad contradictoria dentro del narcotráfico como la de algunos de sus sobrenombres: El Dulce o El más Loco.

Así de contradictorio como sus apodos, este hombre de 40 años controló entre mensajes de fanatismo religioso y de extrema violencia, el cártel de las drogas de formación más reciente —pero no el menos peligroso— que opera en México.

Originario de Apatzingán, Michoacán, a Moreno González la Procuraduría General de la República (PGR) y la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) lo ubicaban como quien logró expandir las operaciones de La Familia Michoacana a nivel nacional e internacional, y actualmente tiene presencia en los estados de México, Guerrero, Guanajuato, Querétaro, Chiapas, Tamaulipas, Baja California, Sonora y Colima.

Además, ya cuenta con operadores en Colombia, Panamá, Costa Rica, Sudáfrica, España, Estados Unidos, Guatemala y China.

Nacido el 8 de marzo de 1970 y con domicilios registrados por la PGR y la DEA en Chihuahua, Apatzingán y Ario de Rosales, así como en media docena de ciudades de EU. Pesaban sobre él no menos 25 acusaciones federales en territorio nacional.

Detenido en 1994 en McAllen, Texas, por tráfico de droga, a El Chayo se le consideró como uno de los jefes más violentos dentro del narcotráfico e igualmente como una especie de pastor dentro del mundo del narcotráfico, pues igual podía ordenar la muerte y tortura de hombres y mujeres, que creaba y difundía mensajes de superación personal y espiritual. Incluso, justificaba actos de crueldad extrema como la ejecución y decapitación de personas por parte de sicarios de La Familia Michoacana. Justificaba los asesinatos con frases como “esto es justicia divina”.

Con orden de captura vigente girada por la Corte Federal del Distrito Sur de Texas por introducir cinco toneladas de mariguana, Nazario Moreno era señalado en un informe de la DEA fechado el 9 de septiembre de 2009, suscrito por David L. Gaddis, como un ex trabajador migrante en EU que comenzó a traficar drogas en la frontera de Tamaulipas con uno de sus principales contactos, el también capo Carlos Rosales, El Tísico o Carlitos, con quien estuvo aliado al cártel del Golfo y a Los Zetas.

La PGR ofrecía una recompensa de 30 millones de pesos por su captura. Tras romper con esa organización, El Chayo se dio a la tarea de forjar La Familia Michoacana junto con Jesús Méndez Vargas, El Chango Méndez, Dionisio Loya Plancarte, El Tío, Arnoldo Rueda Medina, La Minsa, y Servando Gómez Martínez, La Tuta, bajo una ideología que se describe a sí misma como un culto religioso debido a que pretenden justificar la tortura y homicidio de sus rivales como parte de una acción de limpieza espiritual y de justicia divina.

El cártel de La Familia Michoacana tuvo a través de Nazario Moreno El Chayo, su propia “biblia” o manual espiritual, que servía para el adoctrinamiento de este grupo criminal con base en lectura y cursos que él consideraba de crecimiento personal, de valores y de principios éticos y morales de la banda. Incluso, según la PGR, el mismo Chayo exigía a los miembros de este cártel el evitar las drogas, el alcoholismo y mantener la unidad familiar. Así de contradictorio era este jefe del narcotráfico.

 



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