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La alcaldía de Cochoapa El Grande, insulto a la pobreza

Carolina Rocha | El Universal
Sábado 27 de noviembre de 2010
La alcalda de Cochoapa El Grande, insulto a la pobreza

CAPRICHO. Considerado un “rascacielos” en plena montaña de Guerrero, el palacio municipal de esta localidad cuenta con cuatro niveles y piso de cemento, pero la mayor parte del inmueble es un “elefante blanco”, pues las oficinas permanecen vacías pese al dispendio que se realizó en su construcción. (Foto: )

Políticos y programas pasan por la montaña de Guerrero, pero la miseria sigue al alza

politica@eluniversal.com.mx • Fotos: Enrique Sánchez y Margarita Nemesio

Son cuatro horas de camino desde Tlapa de Comonfort, en la montaña de Guerrero, hasta Cochoapa El Grande, el rincón más pobre de México. En total, un recorrido de 80 kilómetros de distancia, pero probablemente años luz los que separan a la montaña de Guerrero con el resto del país.

Cochoapa El Grande nació en 2003. Es una escisión de Metlatónoc, hasta ese momento el municipio de menor Índice de Desarrollo Humano (IDH) del Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD), pero desbancado hasta el séptimo lugar de pobreza en la medición de 2005, precisamente por Cochoapa El Grande.

Un 90% de sus 15 mil habitantes vive en pobreza alimentaria, 95% sin drenaje, 50% de las casas no tiene electricidad, según datos del Consejo Nacional de Población (Conapo) y casi todos los caminos de la localidad son de fango y terracería.

La miseria salta a la vista, aunque no tanto como el palacio municipal a mitad del recién nacido municipio.

Tiene cuatro pisos que se extienden sobre 30 metros a lo largo y otros 30 a lo ancho. Es un coloso en medio del lodo. Un “rascacielos” en zona de guerra. A decir del presidente municipal, de extracción perredista, Daniel Esteban González, la construcción del edificio costó ocho millones de pesos.

Cifra mayor en 20% a los recursos presupuestados para este 2010 por concepto del ramo 33 a Cochoapa El Grande o casi la tercera parte del fondo para la estructura municipal —ramo 28— de este año.

“No hay mejora en ninguno de los indicadores de electrificación, drenaje o alfabetización sobre los que se define el monto asignado a Cochoapa El Grande vía el ramo 28 cada año. Atar los recursos a esas variables parece un incentivo perverso, porque reciben cada vez más dinero sin mejorar las condiciones de vida de sus pobladores”, dijo Miguel Pulido, director de Fundar.

El recinto municipal no cuenta con agua y la mitad de las oficinas están vacías. Quedó grande para la localidad y está entre las escasas construcciones que gozan de piso firme.

Los hogares de Cochoapa son de piso de tierra, en medio un fogón y de lado el metate en el que las mujeres muelen su maíz cada mañana.

Juana, una habitante cuya casa de madera y muros de pedacería de cartón tiene vista hacia el gigante municipal no se queja. Por el contrario, agradece que los de fuera “vengan a ver cómo se pasa hambre aquí”.

Ahora realizan el aplanado de la plancha principal que da sobre la cancha de basquetbol, donde la comunidad realiza todos sus eventos sociales. Los trabajadores indican que el edificio contará con estacionamiento.

No existen caminos pavimentados en torno al municipio, pero habrá dónde estacionar los escasos autos que se aventuran por la montaña.

A 300 metros del palacio municipal se encuentra hundida en medio del lodo la ambulancia que recién asignaron a la clínica de salud. Cochoapa se encuentra entre las localidades con mayor mortalidad materna del país. En la temporada de lluvias, la mitad del año, los derrumbes hacen imposible el transito de Cochoapa a Tlapa de Comonfort, donde se encuentra un hospital.

Por eso casi todas las mujeres del pueblo aseguran haber tenido a sus hijos en su casa.

Aberraciones del desarrollo

A dos kilómetros de la cabecera municipal de Cochoapa se encuentra Pueblo Nuevo, una comunidad de sólo 30 habitantes dispersos a un costado y otro de la recién inaugurada carretera que conecta a Tlapa de Comonfort con la localidad más pobre de México.

Ahí radican Francisco Vázquez Flores, su esposa y sus ocho hijos.

Su casa de palitos de madera y piso de tierra da sobre la autopista. Francisco asegura que la nueva carretera permite viajar a Tlapa con mayor velocidad, pero aclara que eso ocurre sólo pocos meses. En la temporada de lluvias —de mayo a octubre— viven incomunicados debido a los deslaves. El resto del año migran a Sinaloa como jornaleros para no morir de hambre.

“Comemos frijoles nada más”, señala, “unos días con hierba y otros días (con) salsa”. Su esposa Rosa explica en mixteco y sin resentimiento que cuando no hay alimento “no come”.

Describen con una palabra la vida en la montaña: “guishini”, que quiere decir frío en mixteco.

Del otro lado de la carretera está la escuela. No hay clases porque no ha llegado el maestro, explican.

—“¿Falta mucho el maestro?”— se le pregunta a Francisco.

—“Sí”— responde.

—-“No sé por qué ahorita todavía no ha presentado maestro”— remata.

Ni él ni su esposa ni sus ocho hijos saben leer y escribir. En una de las dos aulas de la pequeña escuela viven un par de sobrinos, Bernardina y Juan.

Cuando se construyó la carretera partieron a la localidad en dos. Pasaron por encima de la casa de Bernardina y de sus padres. Nadie les advirtió.

“Como destruyeron la casa, pedimos permiso con el maestro que trabaja aquí y el autorizó que ocupemos este salón”, explica la joven de 22 años que por primera vez en toda su vida duerme sobre piso firme: el de la escuela.

“Polititours”

Con el surgimiento de Metlatónoc en 2005 como el municipio más pobre de México, nació una nueva forma de turismo en el país: el turismo político y electoral, afirman los habitantes.

Tan sólo una semana después de que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentara al gobierno de Vicente Fox los resultados del primer informe del ïÍndice de Desarrollo Humano 2000-2005 para México, el Presidente y su gabinete social visitaron la montaña de Guerrero.

Era 12 de julio de 2005 y la primera ocasión que Metlatónoc, enclavado en el sureste del estado, recibía de visita a una autoridad federal o estatal en toda su historia.

Ahí, acompañado por el gobernador Zeferino Torreblanca, Fox Quesada aseguró que aunque la pobreza “viene de tiempo atrás”, tenía que ser combatida y “vamos a dar la gran batalla”.

Como testigos de honor se encontraban: Julio Frenk, secretario de Salud; Josefina Vázquez Mota, secretaria de Desarrollo Social, y Reyes Tamez, secretario de Educación Pública.

A partir de ese día comenzó una peregrinación de funcionarios y figuras públicas a la montaña de Guerrero, pero el número de pobres en el país siguió en ascenso.

Xóchitl Gálvez, comisionada de Desarrollo de los Pueblos Indígenas en la administración Fox, inauguró el tramo carretero que conecta a Tlapa de Guerrero con la montaña en 2006; mientras que la recién nombrada secretaria de Desarrollo Social, Ana Teresa Aranda, famosa por vincular pobreza y piojos, prometió emprender una gira por esas comunidades, pero no cumplió.

Llegó el 19 de enero de 2006 Andrés Manuel López Obrador. Eligió el municipio más pobre de México como plataforma para lanzar formalmente su campaña a la Presidencia de la República como candidato de la Coalición Por el Bien de Todos.

Dieciocho meses después llegó a Metlatónoc Felipe Calderón. Inauguró, el 2 de junio de 2008, el Sistema de Agua Potable, aunque para esa fecha el municipio ya había sido desplazado del primero al séptimo lugar más bajo en el Índice de Desarrollo Humano (IDH). El Presidente prometió piso firme para todos.

El 19 de agosto de 2008, acompañado por la entonces presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta, Ernesto Cordero, secretario de Desarrollo Social, viajó a la montaña. Anunció una inversión mayor a los 12 millones de pesos para las comunidades más pobres de México. Durante su visita recorrió viviendas de Metlatónoc y de Cochoapa El Grande, éste último municipio catalogado ya por la ONU como el de mayor atraso en el país.

En 2010, Cochoapa el Grande volvió al ojo público en el marco de Iniciativa México. Uno de los finalistas, Héctor González, viajó con su fuente de proteína para mostrar como combatir la desnutrición en México. Así como llegó se fue un día después de convencer a un tortillero de usar su tecnología.

 

 



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