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La Secretaría de Educación Pública (SEP) reconoció que en México hay 7 millones 599 mil jóvenes que ni estudian ni trabajan, mejor conocidos como ninis, pero divididos en varias categorías.

A tres semanas de iniciado el diferendo con el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro, por la cifra exacta de ese grupo de jóvenes en el país, Rodolfo Tuirán, subsecretario de Educación Superior de la dependencia, dijo que la cifra de universitarios forma parte de una encuesta en la que se consideran varias divisiones.

A partir de datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del segundo trimestre, Tuirán comentó: “Estoy reconociendo que en una encuesta hay más de 7 millones de personas que están identificadas porque no estudian ni trabajan”.

El 18 de agosto pasado, en vísperas del Congreso Internacional de la Juventud, las secretarías de Gobernación y de Educación emitieron un comunicado conjunto en el que pidieron ser “cuidadosos” en el manejo de las cifras, y afirmaron que sólo 285 mil jóvenes —de entre 15 y 24 años— están en esa condición.

Al concluir la ceremonia de inauguración del ciclo escolar en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), Tuirán comentó que una “moraleja” de este tema es que debe analizarse la trayectoria [de los jóvenes] de manera integral, para evitar que deserten de la educación básica, el bachillerato o el nivel superior, y tengan “las oportunidades que les permitan involucrarse o formarse activamente en una etapa de la vida. Como dice [el rector José] Narro, deben estar estudiando, esa es la idea que tiene la sociedad de lo que debiera estar haciendo un joven de esa edad”.

Se dividen en “categorías”

El funcionario de la SEP comentó que los 7 millones de ninis integran “un universo terriblemente heterogéneo” y dividido en varias “categorías” relevantes.

Entre ellas se ubica a un millón 149 mil desocupados que buscan empleo activamente, “para quienes hay que generar cambios en la legislación, facilitando el ingreso de los jóvenes al mercado de trabajo, y romper el círculo vicioso de ‘no te contrato porque no tienes experiencia’”.

Otro grupo lo integran más de 200 mil personas que lograron estudios superiores pero que actualmente no estudian ni trabajan. “Entendamos lo que nos dice [esta categoría]: que eso tiene límites y, por lo tanto, [que] no hagamos de ella el universo de identificación”, dijo Tuirán.

En otra categoría se ubican 4 millones 800 mil personas —la mayoría mujeres— en situación de “no disponibilidad”, porque sus decisiones en el transcurso de la vida les impiden estar hoy en la educación o en el empleo. Se trata principalmente de madres de familia que se dedican a los quehaceres del hogar o de jóvenes que, desde la primaria, fueron desertando de la formación académica.

Un millón 300 mil personas están “disponibles”, pero no buscan empleo activamente “porque están desanimados, porque no creen encontrar una ocupación”.

Por último se ubican alrededor de 600 mil jóvenes que presentan alguna discapacidad o enfermedad.

Tuirán afirmó que “estos son los dilemas, las categorías que tenemos que conformar, comprender y estudiarlas bien para encarar el problema”.

“Un reflejo de lo que no se hizo”

El subsecretario explicó que el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revela elementos significativos sobre el rezago de México para brindar espacios a los jóvenes en la educación, y expresa la necesidad de invertir más en ese rubro.

Aseguró que el esfuerzo del Estado mexicano hasta ahora no ha sido suficiente: “Hay un enorme rezago que tenemos que vencer. Nadie está tratando de tapar el sol con un dedo”.

El funcionario afirmó que los ninis son consecuencia de un problema generado entre 1982 y 1996, “cuando nos quedamos estancados y no tuvimos la sabiduría para aprovechar espacios en la educación superior e invertir en ello”; son un reflejo de lo que México dejó de hacer, afirmó.

Durante esos tres quinquenios, aseguró, “nos quedamos estancados 12% en la cobertura educativa [...] Hoy estamos pagando las consecuencias de no haber hecho con suficiente antelación y previsión. Necesitamos, efectivamente, apresurar el paso”.

Comentó que este año el crecimiento fue a tasas de 1.5%, y se espera que para el siguiente llegue a 2%, para alcanzar la meta de tener en la educación superior a 48 de cada 100 jóvenes en 2020 y poner especial atención a los ninis.