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En las escuelas del país todavía se podrán vender galletas, pastelitos y papas, pero “serán bolsitas chiquitas y de baja densidad energética”, afirmó José Ángel Córdova, secretario de Salud, quien aclaró que sacar todos estos productos de las escuelas lleva un proceso.

“No estamos porque se acabe la industria nacional, ni se genere un daño mayor”, dijo Córdova cuando se le preguntó por qué no habían incluido la lista de alimentos chatarra en el proyecto de la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer).

Aclaró que los Lineamientos para el Expendio y Distribución de Alimentos y Bebidas en los Planteles de Educación Básica que se enviaron a la Cofemer para su publicación y aprobación, “no fueron modificados, sino que no se envió la lista de alimentos prohibidos..., porque no se quiere satanizar ningún producto hasta que se establezca la densidad energética permitida por porción”, destacó.

Consideró que los vendedores de alimentos preparados en las escuelas se podrán ajustar más fácil a los lineamientos establecidos en menús, que se distribuirán para equilibrar el nivel de nutrientes como son cero grasas y poca sal, así como el aumento de frutas y verduras.

Dijo que a partir de agosto, cuando iniciará el ciclo escolar 2010-2011, lo que no se venderá en las escuelas son bebidas con azúcar adicional, como refrescos, jugos y néctares, y que se promoverá el consumo de agua natural o de frutas.

Entrevistado, al término del foro académico Hacia un modelo integral para la Prevención y Atención de las Adicciones, realizado en el Instituto Nacional de Psiquiatría, Córdova argumentó que la industria alimentaria necesita de tiempo para ajustarse a las exigencias nutricionales a fin de reducir la densidad de calorías, por lo que el primer paso será hacer porciones más pequeñas de galletas, pastelitos, papas y churritos.

Dijo que la industria necesita tiempo y que el reducir el tamaño de los alimentos industrializados es una respuesta inmediata por parte de la misma.

El secretario de Salud comentó que la densidad energética por porción significa que en 100 gramos se baje, primero de 450 calorías a 300 el contenido, “lo que no es tan rápido porque la densidad energética depende de los componentes del alimento, en donde están grasas y en los ingredientes que le dan consistencia y sabor a los alimentos industrializados”, agregó.

Para Córdova, “no se puede de la noche a la mañana quitarle X o Z componente porque no va a saber igual y no lo van a vender. Ahorita venderán las bolsas chiquitas y va a haber algunas frituras y botanas de las que tienen menos densidad energética y en porciones menores”.

La meta —reiteró— es que sea de 300 calorías la densidad energética en dos años y 100 de calorías por porción, y para ello se requiere de tiempo para hacer este proceso por parte de la industria de los alimentos.