El gobierno de Estados Unidos lamentó la muerte del inmigrante Anastasio Hernández y dijo que efectúa una investigación para determinar las circunstancias de su muerte.

La muerte de Hernández Rojas constituyó un homicidio, determinó ayer la oficina forense del condado de San Diego, cinco días después de que un agente federal propinó al inmigrante mexicano un choque con una pistola eléctrica, en la garita de San Ysidro, California, hacia la Puerta México, en Tijuana.

El gobierno de Estados Unidos admitió ayer que agentes de inmigración dispararon el arma contra Hernández Rojas, quien, de acuerdo con las autoridades, había entrado ilegalmente a Estados Unidos y estaba siendo procesado para su repatriación, cuando “se puso violento”.

“Tras órdenes repetidas para que parase, un agente usó una pistola eléctrica para controlar al individuo y garantizar la seguridad de los agentes”, dijo la Patrulla Fronteriza en comunicado.

Ese tipo de pistolas aplican una descarga eléctrica que incapacita temporalmente a la persona, aunque su uso es controvertido porque ha habido casos de daños graves y muertes.

El forense informó que el consumo de metanfetaminas y la hipertensión arterial incidieron en la muerte de Hernández Rojas.

En conferencia de prensa en la ciudad de México, funcionarios del gobierno de Estados Unidos reconocieron que hay preocupación ante el caso de Anastasio.

El embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, y el subsecretario del Departamento de Seguridad Interna del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés), John T. Morton, señalaron que el asunto está bajo investigación.

“Es una muerte muy trágica y no queremos ver nunca una persona morir que esté bajo nuestra custodia; agresivamente estamos estudiando las circunstancias de este caso”, dijo Morton.

Pruebas de la agresión

En Tijuana, testigos de la agresión al inmigrante aseguraron que elementos del Instituto Nacional de Migración (INM) cuentan con videos de la golpiza que los agentes estadounidenses propinaron al mexicano.

Un inmigrante, que pidió no revelar su identidad, dijo que él había sido deportado unos minutos y se encontraba en el lugar, por lo que pudo observar la agresión.

Dijo que decenas de personas observaron y que un agente del INM tomó datos de al menos siete personas que grabaron la situación con sus celulares, videos que no se han dado a conocer.

El delegado del INM en el estado, Francisco Javier Reynoso Nuño, no ha respondido a las peticiones de una entrevista, y su personal se limita a afirmar que los hechos ocurrieron en el vecino país. (Con información de Silvia Otero y Julieta Martínez, corresponsal, y agencias)