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Escuelas, fábricas de niños obesos

NURIT MARTÍNEZ nurit.martinez@eluniversal.com.mx| El Universal
Sábado 15 de mayo de 2010
Hay quienes dicen que fortalecen malos hábitos alimenticios adquiridos en casa

 

 

Una vez que se lanza la señal para que inicie el primero de los dos recreos de esta secundaria en Iztapalapa, Héctor trata, al igual que sus compañeros, de correr hacia la tiendita para comprar una sopa, un refresco o unas frituras, y comerlos rápido, ya que aún le falta formarse para ir al baño y tener tiempo para jugar; sólo que a él se le dificulta un poco más porque lleva a cuestas 115.5 kilos de peso, que es lo que reporta su último diagnóstico médico.

La obesidad que presenta Héctor a sus 13 años lo ubica en el grupo de riesgo de padecer hipertensión arterial y diabetes. Lo mismo le ocurre a otros 6 millones 109 mil 420 jóvenes de secundaria en México.

Para médicos, investigadores, maestros, secretarios de Educación y representantes de las industrias de los alimentos, los hábitos desarrollados por los niños en las escuelas hicieron que éstas se convirtieran en “fábricas de niños obesos” o bien en espacios donde se “fortalecieron” los malos hábitos alimenticios adquiridos en el hogar.

Raúl Uresti, gerente de Mercadotecnia de Sociedad Cooperativa Trabajadores de Pascual, admitió que en escuelas, tienditas o comedores “hay alimentos al alcance de los niños que no les brindan ningún beneficio ni aporte nutrimental”.

A ello se le suma que algunos niños tienen el poder de compra, porque “muchas veces ponemos en sus manos dinero suficiente para gastar en el recreo”.

Desde su perspectiva, la única forma de atender este problema, que tiene dimensiones de un problema de salud pública, es ofrecer en la escuela “alimentos, bebidas y golosinas que contengan valores nutrimentales, que debe reforzarse con actividad física y una cultura alimenticia que debe iniciar desde el hogar”.

El representante del mayor número de bebidas que venden las escuelas dijo que la empresa Pascual “está en la mejor disposición de ser parte de la solución”.

Propuesta “congelada”

La iniciativa del Congreso para que las escuelas cuenten con un tiempo especial para la ejercitación física no ha prosperado, y la propia SEP frenó la propuesta ante el déficit de infraestructura. Dice que no hay el tiempo suficiente para hacer deporte, y que un número importante de los colegios no cuentan con agua potable o bebederos.

Guadalupe Chacón, secretaria de Educación y Cultura de Chihuahua, explicó que la iniciativa del ejercicio en las escuelas debe complementarse con otros incentivos, puesto que no necesariamente debe significar disponer un tiempo para ello.

Raúl Godoy, secretario de Educación en Yucatán, dijo que independientemente de lo que se establezca desde la Secretaría de Educación Pública (SEP) a nivel federal, cada entidad ha tomado medidas para abordar este problema, que ha adquirido dimensiones de epidemia.

El funcionario rechazó que la escuela se haya convertido en una “fábrica de niños obesos”, porque es la “sociedad la que debe asumir esa responsabilidad y si no lo hace no lo vamos a solucionar. La escuela tiene un papel, pero también la familia”.

Explicó que “una parte importante la adquirieron los medios publicitarios que le dicen a los niños que consuman refrescos o sustancias altas en grasa, y ahí poco puede hacer un maestro contra eso”.

Graciela Carmina Andrade, secretaria de Educación de Michoacán, argumentó que como consecuencia del cambio de vida de las madres de familia y los salarios precarios, generó hábitos alimenticios que hoy tienen a parte importante de la población infantil con sobrepeso.

Detonantes de la obesidad

Aseguró que además de la escuela, el entorno social y el hogar contribuyeron a que México ocupe el primer lugar de obesidad al sumar a 10 millones 358 mil niños y jóvenes de entre 5 y 19 años de edad.

En su caso, dijo, además de impulsar las reformas jurídicas para “eliminar” de las escuelas los alimentos chatarra, se ha apoyado los desayunadores o el consumo de productos michoacanos naturales.

De esa forma son ya ocho estados que tienen esa prohibición: Campeche, Colima, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, San Luis Potosí y Veracruz.

Mientras al interior de los consejos de autoridades educativas y de Salud se prevé llegar a un consenso sobre lo que se podrá vender y consumir en las escuelas, los cinco gobiernos estatales que no tienen una regulación local impulsaron en sus Congresos la prohibición de la comida chatarra en planteles, como Sonora y Yucatán.

Pablo Kuri Morales, presidente de la Sociedad Mexicana de Salud Pública, afirmó que los alimentos disponibles en las escuelas han “contribuido y favorecido” a que los pequeños tengan obesidad y sobrepeso en México, aunque también es cierto “que no es el único factor”.

Dijo que es un error considerar que si se regula el consumo de bebidas y comida en las escuelas se solucionará el problema.

 

 



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