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“Chatarra” daña a niños migrantes

Nurit Martínez| El Universal
Lunes 22 de marzo de 2010

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Bajo el nombre de Los hijos de migrantes mexicanos en Estados Unidos, un reporte advierte que el mayor riesgo de obesidad está entre los hijos de padres inmigrantes

nurit.martinez@eluniversal.com.mx

Cuatro de cada 10 hijos de migrantes mexicanos en Estados Unidos están “afectados gravemente” por la obesidad y el sobrepeso, por arriba de los índices que presentan otros grupos de inmigrantes en aquel país, debido a que los padres de familia tiene “dificultades” para proteger a su s hijos del consumo de “comida chatarra”.

El estudio elaborado de forma conjunta entre la Universidad de California y las secretarías de Gobernación, a través del Consejo Nacional de Población, la de Salud y de Relaciones Exteriores, señala que además los hijos de los migrantes, que en el año 2008 sumaron 19.3 millones en aquel país, presentan el menor promedio de estatura entre la comunidad no estadounidense.

Bajo el nombre de Los hijos de migrantes mexicanos en Estados Unidos, el reporte advierte que el mayor riesgo de obesidad está entre los hijos de padres inmigrantes que no hablan inglés. Además de que en algunos grupos, como los adolescentes, los hijos de mexicanos ocupan el primer lugar de obesidad.

La investigación de la Escuela de Salud Pública de las Américas y de los centros de investigación en Políticas de Salud y Migración de esa universidad, así como las dependencias del gobierno mexicano, presenta resultados diferenciados, pues afirma que hijos de los migrantes mexicanos “son más proclives a sufrir enfermedades relacionadas con la malnutrición, incluyendo la anemia, diarrea, colitis, pero también el sobrepeso y la obesidad”.

La barrera del idioma

El documento explica que entre los 31.1 millones de personas de origen mexicano residentes en aquel país, 19.3 millones nacieron en Estados Unidos: 10.1 millones en la llamada segunda generación y 9.2 millones más en las posteriores.

Al identificar que la obesidad es uno de los “problemas más serios de salud pública” en aquel país, se sugiere lanzar una campaña de educación nutricional en la que se enseñe tanto a los padres como a niños, a partir del cuatro grado de primaria (alrededor de los nueve años de edad) que se tiene que “evitar la comida de baja calidad alimenticia”.

Una de las primeras dificultades para ello, es el dominio del idioma, pues “al menos uno de los padres de alrededor de siete de cada 10 hijos de mexicanos no domina el idioma inglés”.

Los niños que nacieron en México “son más propensos a encontrarse dentro de familias que se caracterizan por un limitado manejo del inglés en comparación con aquellos que nacieron en Estados Unidos”.

Casi nueve de cada 10 niños nacidos en México viven en hogares donde sus padres tienen problemas con el manejo de ese idioma. Eso representa que al llegar a la edad de 18 años, una cuarta parte de los nacidos en aquel país descendientes de mexicanos presentan problemas para comunicarse, mientras que entre los migrantes que nacieron en México la proporción es por arriba de 42%.

Ese desconocimiento de la lengua impacta, además de los aspectos educativos y sociales, en la alimentación de los menores, afirma el estudio. Como ejemplo cita que los niños que cursaron tercero de primaria y provenían de padres que no hablaban el inglés, 50% de ellos tenían sobrepeso u obesidad.

“Los padres pueden tener dificultades para proteger a sus hijos del riesgo de obesidad, en parte debido a la amplia oferta estadounidense de alimentos con poco valor nutricional pero ricos en grasas, sodio y azúcares”.

Esas condiciones llevaron a los niños varones de 12 a 15 años de edad a ocupar el primer lugar de obesidad con un peso promedio de 63.5 kilogramos, por arriba de los niños obesos afroamericanos (60.6 kilos) y los hijos de nativos blancos (59 kilos) o de otros inmigrantes (54.4 kilos).



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