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La “gripe” de Édgar les cambia la vida

Francisco Reséndiz| El Universal
Martes 05 de mayo de 2009
Su familia vivía en la pobreza; ahora es el centro de atención de medios de todo el mundo

francisco.resendiz@eluniversal.com.mx

LA GLORIA, Ver.— María y Édgar se casaron hace ochos años, en la iglesia de la Resurrección del Señor. En la fiesta hubo carnitas, mole y arroz, y la música paró hasta el amanecer… Dos años después, el 13 de julio de 2005, nació Édgar…el primer caso de influenza humana en el mundo.

La epidemia le cambió la vida a esta familia que sobrevive en la pobreza. Mientras decenas de periodistas, principalmente extranjeros, los han visitado en los últimos días, los vecinos los acusan de hacerse ricos a costa de la enfermedad de Édgar.

Los reporteros hacen fila para esperar turno…

—¿Cómo te llamas? —le preguntan…

—Édgar Hernández —responde.

El pequeño apunta con su muñeco a los reporteros y con trompetillas simula disparos… Detrás de él aparece su hermano Jonathan y hace lo mismo… Echan a correr con risitas que rompen el silencio de la calle… De inmediato regresa… Le gusta hacer amigos.

—¿Ya te moriste? —pregunta el pequeño…

—No… aún no… ¿Tú eres el famoso Édgar?

—Sí… allá está mi mamá…

Entonces entra a la casa vecina y ya no sale… se asoma por la puerta y se vuelve a esconder…

El papá del pequeño está desesperado… trabaja en lo que halla… es ayudante de albañil, corta la yerba de los plantíos cercanos, barre la calle, ayuda a los vecinos.

Habla muy poco. Pero María habla por los dos mientras se asoma a la puerta para ver que sus hijos estén bien. Su marido le dice que no se preocupe; “tienen sus sombreros y no les pega el sol… eres bien desesperada”, dice, y se va tras los chiquillos.

Édgar ya está en la calle con su hermano Jonathan. Juegan con unos muñecos de plástico y su papá los lleva a la tienda… regresan con galletas y vasos de yogurt... de lejos un fotógrafo le toma fotografías. María narra con entusiasmo, como si fuera la primera vez, cómo evolucionó la enfermedad de Édgar, su cuidado y cómo sanó.

“Yo no sé… no tengo la respuesta… la gente que sabe debe saber por qué sucedió todo esto, el motivo de la enfermedad… yo no puedo decir nada, sólo que se enfermó mi’jo; lo llevé a tiempo al doctor y le di su medicina a la hora ordenada… le puse fomentos de agua en pies, panza y frente.

“No es broma que se le trató con paracetamol. El niño comenzó el 1 de abril con dolor de cabeza, no quería desayunar… Para mediodía, Édgar estaba cansado sin querer jugar, me decía que le dolía su cuerpo… sólo comió dos cucharadas de caldo de pollo”, comenta.

El papá de Édgar bosteza… no hay trabajo en la comunidad. “Hay veces que le tengo que decir a Édgar que me disculpe porque no hay dinero para comprar leche, entonces me abraza y me dice… no te preocupes mamá… te quiero mucho”, narra María al borde del llanto.

Lamenta actitudes de sus vecinos: “Han dicho que vino el gobernador en su helicóptero y que se lo llevó, que nos dan dinero por contar esta historia… nada de eso es cierto… yo lo cuidé y lo procuré a tiempo… le daba agua de limón, de guayaba”, narra.

Insiste en que los vecinos los miran mal y que algunos corresponsales o periodistas extranjeros les llevan despensas o les dan dinero… pero aclara: “Nosotros no cobramos por las pláticas, ojalá lo que digamos pueda ayudar a otras personas.

“Vienen los periodistas, algunos con traductores, y nos traen despensas… esas son bien recibidas, pues sí nos hacen falta… el otro día un reportero me dejó 200 pesos, le dije que no… y me dijo que era para Édgar, para que le comprara una fruta… entonces les dije que sí… esto nos cambió la vida”.



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