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Y la diversión se acabó

El Universal
Sábado 25 de abril de 2009
Epidemia vació las calles de la ciudad

Este viernes fue diferente. El bullicio habitual que no falla los fines de semana en las zonas de los bares y restaurantes de Polanco, la Condesa y de la Zona Rosa, se desvaneció.

Las calles de estos barrios lucieron vacías, desangeladas, tristes y sin su tradicional encanto.

La diversión prácticamente se apagó, se esfumó el ánimo de los jóvenes que de manera regular deambulan por los centros de diversión. La ciudad lució vacía, triste.

El asunto de la influenza golpeó el ánimo de la gente, que prefirió quedarse en casa y posponer para mejor ocasión la diversión y la juerga.

Como pocas veces, no se notó el tráfico vehicular. Por las principales calles de Polanco, por ejemplo, se podía circular con facilidad. Impensable escenario de cualquier otro viernes, menos por Presidente Masarik, Horacio, Campos Elíseos o Arquímedes.

Tranquilidad total. Había pasado ya un viernes frenético, donde la gente prefirió agolparse en las farmacias para adquirir vitaminas, antibióticos, tapabocas o cualquier otro medicamento científico o casero para enfrentar la amenaza de la influenza. Los bares cerraron, las calles se vaciaron y las casas se llenaron de sus habitantes temerosos del contagio.

El miedo se había desatado y la paranoia también.

(Edith Martinez, Claudia Bolaños y Juan Manuel barrera)



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