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Zermeño gozó de ´lujos´ y espacio en la Cámara

Selene Ávila| El Universal
Sábado 16 de junio de 2007
Prácticamente con un pie en la embajada de México en España, Jorge Zermeño, todavía presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados

Prácticamente con un pie en la embajada de México en España, Jorge Zermeño, todavía presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, gozó de los privilegios del presupuesto asignado a la instancia legislativa.

Para desarrollar su responsabilidad, se ordenó la remodelación de la oficina de la Mesa Directiva, ubicada en el segundo nivel del edificio A del Palacio de San Lázaro, a un costo de 750 mil pesos, recursos con los que se podrían adquirir por lo menos tres departamentos de interés social.

El espacio que alberga el despacho de Zermeño, así como el de los vicepresidentes y secretarios que integran esta mesa directiva, es de poco más de 300 metros cuadrados, prácticamente la superficie que cubre una casa en una zona residencial.

Esta oficina será la herencia de Zermeño a su sucesor, luego de que parta a su nueva responsabilidad en Madrid, si lo aprueba el Senado

En el acta de la sesión ordinaria del Comité de Administración celebrada el 23 de agosto del año pasado, cuya copia posee EL UNIVERSAL, se puede constatar la solicitud hecha por la Secretaría de Servicios Administrativos y Financieros para que se autorizara la remodelación de la oficina de la Mesa Directiva.

El argumenta de esta secretaría fue que los espacios que albergaban al presidente de la Mesa Directiva en turno, así como a los vicepresidentes y secretarios, incluido su personal de apoyo, estaban en condiciones "poco funcionales".

Así, se detalla en el documento, "se requiere remodelar las oficinas planteando un orden diferente para su mejor funcionamiento, de manera que cada vicepresidente y cada secretario cuente con un acceso independiente a sus oficinas y una recepción personalizada para cada uno de ellos con paso directo a la atención de su personal de apoyo".

Afirma que con la remodelación "se tendrá comunicación directa a través de la circulación interna de estas oficinas a la que tendrán acceso exclusivo desde su privados".

El presidente de la cámara, el panista Jorge Zermeño, y la Mesa Directiva de la 60 Legislatura no sólo estrenaron sus cargos, sino también su nueva oficina, cuya superficie aproximada es de 305 metros cuadrados.

Para las obras se autorizó un presupuesto de 750 mil pesos y se realizó mediante una adjudicación directa.

Sin embargo, se desconoce a la empresa a la que le fue otorgado el contrato, el desglose del presupuesto ejercido y si se requirió de una partida extra para completar las obras.

Zermeño asumió la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados el 1 de septiembre de 2006, en sustitución del también panista Álvaro Elías Loredo, quien integró la Sección Instructora que analizó el proceso de desafuero de Andrés Manuel López Obrador y René Bejarano.

El acuerdo por el que se autorizó a la Secretaría de Servicios Administrativos para que a través de la Dirección de Recursos Materiales y Servicios se realizara el rediseño de la oficina, contó con tres de las nueve firmas de los integrantes del Comité de Administración de la 59 Legislatura.

Ven "despilfarros monárquicos"

Mario Ruiz Sotelo, analista político y catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, opinó que los gastos del Congreso evocan más a los despilfarros de una corte monárquico-aristocrática, que a un Congreso republicano.

Para ejemplificar el gasto erogado en la Cámara, recordó a Aristóteles: "El representante republicano no debe diferenciarse cualitativamente del ciudadano común, pues la representación ciudadana debe tomarse como un honor y no como un privilegio".

Para el analista, la aprobación constante de gastos onerosos de los miembros del Congreso tiene su origen en un principio perverso.

"La autoconsideración de la clase política de que su labor es tan cualitativamente distinta y superior a la del resto de la sociedad que amerita ingresos siempre extraordinarios. De esa forma, dicha clase se comporta en los hechos como una especie de casta, considerándose un sector privilegiado", consideró Ruiz Sotelo.

Esto constituye, dijo, una especie de "corrupción institucionalizada", que si bien no es ilegal, es inmoral, que provoca el desprestigio y el desprecio de amplios sectores de la población ante los políticos y las instituciones que representan.



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