Aunque algunos funcionarios han mencionado que el salario mínimo se fijó sólo para el cobro de multas, hay familias que realmente sobreviven con este ingreso; 350 pesos semanales o mil 400 pesos al mes deben alcanzar para pagar renta, alimento, medicinas y útiles escolares.

La familia de Florentino Francisco Salvador, de siete integrantes, tiene para gastar en renta, vestido, salud, educación y los cuatro kilos de tortillas que consumen diario, 350 pesos a la semana.

En Valle de Chalco, estado de México, la vivienda de Francisco Salvador es un terreno rentado de aproximadamente 10 metros cuadrados. Ahí, en dos cuartos de ladrillo, con suelo de tierra, techo de lámina y un pequeño baño en el "patio", viven los siete miembros de la familia.

Su hogar está en una esquina de la colonia Santiago. Entre cubetas tiradas y mecates colgados como tendederos se observa un completo abandono.

Su casa no tiene muros de concreto. La división con la calle son dos bardas improvisadas de madera, plástico y cartón. Es una fortaleza sujetada de alambre y clavos reforzada con corcholatas.

Lucía Victoria, a sus 26 años ya es la madre de cinco hijos y dice: -con voz ronca y entrecortada- "Diario compramos cuatro kilos de tortillas para que se llenen mis hijos".

Su marido de 30 años trabaja de velador en la colonia. "Gana, si bien nos va, 350 pesos a la semana. Sólo tengo 50 pesos para la comida de diario y ahora casi todo se me va en las puras tortillas".

"Lo que más nos pega es que subieran las tortillas por mis cinco hijos, - de 10, nueve, seis, dos años y otro de cuatro meses-. Diario comemos frijoles o arroz y cuando bien nos va, carne, además de comprar el garrafón de agua para tomar".

-¿Tienen algún otro ingreso?

-Pues en sus días de descanso tiene otras chambitas. Por ejemplo, un bicitaxi que lo trabaja. Luego anda de ayudante de albañil, y ya lo que salga.

Su bajo ingreso no ha sido impedimento para que sus tres hijos mayores asistan a la escuela. "Luego andamos consiguiendo para sus útiles, uniformes y las cuotas, a veces tenemos que pedir aunque luego hay que pagar.

La situación está tan difícil para nosotros que mi marido ahora ya está con que ya se quiere ir -a su pueblo-. Ya se aburrió, somos de Tejupilco, adelante de Toluca".

Lucía Victoria, de complexión media, baja de estatura, y con rostro juvenil que no oculta sus 26 años, recuerda con tristeza que por la crudeza del invierno a su hijo menor casi le da bronconeumonía. Lamentablemente no tienen acceso a ningún servicio de seguridad social. Tuvieron que ir con un médico particular. Las medicinas "están bien caras, mejor las compramos en las similares".

Incluso este pequeño ya no será beneficiado con el programa Seguro Médico para una Nueva Generación del gobierno federal por haber nacido antes de que iniciará esta administración.

-¿Y los reyes magos?

-A mis hijos les trajeron todo usadito.

En su "patio" tienen una jaula con cinco conejos. Ellos podrían ser la alegría de sus hijos por tener mascotas. Sin embargo, en algún día de crisis éstos podrían convertirse en su alimento o en un ingreso extra al venderlos.

Cifras de organismos laborales de 2006 indican que aproximadamente 30 millones de personas viven con 30 pesos diarios, 10 millones sobreviven con 22 pesos al día y un número similar de mexicanos subsiste con apenas 12 pesos y 21 centavos al día.

El INEGI reportó que alrededor de 20 millones de personas ganan entre uno y dos salarios mínimos diarios.

Una de ellas es Remedios Santos Gutiérrez, de 30 años, madre de un niño de 11 años que va en quinto de primaria.

Su marido, Catalino Díaz, de 34 años, gana 500 pesos a la semana. Es ayudante de albañil, "le arrima los bultos de cemento al maestro de la obra". Trabaja 11 horas, de las ocho de la mañana a las siete de la noche.

Pagan de renta 320 pesos al mes. Invierte 10 pesos diarios para el pasaje "para llegar a la obra".

-¿Cómo le hacen para sobrevivir?, se le preguntó.

-No sé ni cómo le hacemos... la verdad, no nos alcanza. El dinero lo invierto en la comida, en los gastos de la escuela y en la renta, responde con un suspiro profundo.

-¿Cuando se enferman?

-Pues, nos presta mi suegra y con eso salimos adelante... No tenemos ahorros, vamos al día.

Para ellos, su única diversión es ir los domingos a las canchas de futbol para ver jugar a su hijo Óscar y echarle porras.

"La vida, es bien pesada. Todo está muy caro, y todo sigue subiendo", dijo.

-¿Tienen bóiler?

-No, nos bañamos con agua fría, o la ponemos en el sol y lo que se alcance a calentar.

Ellos han aprendido a vivir con 50 pesos o un poco más al día. Ni siquiera se enteraron de que se firmó un pacto para estabilizar el precio de la tortilla, en 8.50 pesos.

Diariamente tendrán que sortear las alzas a los alimentos de la canasta básica. Familias como éstas tendrán que apretarse ahora aún más el cinturón.