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´Refrescante´ obesidad

Cristina Pérez-Standelmann| El Universal
Martes 19 de diciembre de 2006
Estudios alertan de posible relación entre la excesiva ingesta de fructosa contenida en bebidas gaseosas y el aumento en índice de sobrepeso

Investigaciones del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán alertan que existe una posible correlación entre el abundante consumo de refrescos y la pandemia de obesidad. Esto, debido a la excesiva ingesta de jarabe de alta fructosa utilizado industrialmente para endulzar las bebidas gaseosas que, según expertos, podría estar dañando la salud de los mexicanos.

El consumo de refrescos ha aumentado considerablemente en las últimas décadas, acompañado por un aumento paralelo de la prevalencia del sobrepeso y la obesidad, aseguran expertos.

Informes de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) indican que "desde hace más de 100 años el pueblo mexicano ha encontrado en la industria refresquera una fuente de productos para su alimentación básica a precios accesibles". Asimismo, en días recientes la industria refresquera entregó a la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados un estudio en el que advierte que aplicar el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios de 5% a refrescos y aguas carbonatadas "afectaría principalmente a la economía de los hogares de menores ingresos y ocasionaría un fuerte deterioro en la capacidad de compra de las familias, además de pérdidas de empleos".

Sin embargo y en contraste, científicos y profesionales de la salud han buscado las causas detrás del considerable aumento de peso que se ha observado en la población mexicana, centrando su atención en la posible relación entre obesidad, deterioro de la salud y por tanto de la economía, y el excesivo consumo de refrescos, sobre todo en los hogares de menores ingresos.

En rigor, para el doctor Alberto Zúñiga, jefe del Departamento de Nutriología Clínica del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, el alto consumo de fructosa -en forma de jarabe de maíz de alta fructosa incluido en las bebidas gaseosas-, puede ser un factor importante en el aumento de los índices de obesidad y enfermedades relacionadas.

Según el experto, el jarabe de maíz de alta fructosa está dominando el proceso de endulzamiento de los refrescos en México; y a su decir, hay evidencias que hacen considerar que la composición (45% glucosa y 55% fructosa en ciertos refrescos) está afectando la dieta del mexicano; porque, entre otras razones, no satisface los mecanismos de saciedad.

"Los refrescos tienen más fructosa de la adecuada, continúa Zúñiga. Incluso es más barato el jarabe de maíz de alta fructosa que el azúcar de caña", agrega.

En promedio, 12 kilos anuales de sobrepeso

Asimismo, en promedio, el consumo anual per cápita de refrescos en el país es de 120 litros. De este volumen, 74% del consumo es de refrescos de sabor de cola; "lo cual también significa que un mexicano promedio ganará 12 kilos anuales de peso debido al consumo excesivo de bebidas gaseosas", asegura el especialista.

Una sola lata de refresco representa aproximadamente 13 cucharadas chicas de azúcar -usualmente en forma de jarabe de maíz de alta fructosa-, lo cual incrementa la posibilidad de ser obeso en 1.6% por cada lata adicional, alerta el especialista.

En consecuencia, se ha propuesto que el refresco es un alimento que no contribuye a la saciedad, y que por tal motivo podría ser causa del fenómeno de obesidad que evoluciona actualmente entre la población mexicana. "Esta hipótesis sugiere que el aumento de la obesidad comenzó cuando se incrementó el uso de jarabe de maíz de alta fructosa en los refrescos", continúa Zúñiga.

Lo que la fructosa pasa por alto

Las bebidas azucaradas son endulzadas artificialmente, ya sea con azúcar de mesa (sacarosa); jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF); aspartame y edulcorantes no nutritivos como la sucralosa y el acesulfame, entre otros; sin embargo, para Alberto Zúñiga la problemática potencial del jarabe de maíz de alta fructosa que se utiliza para endulzar la mayoría de los refrescos radica en que la fructosa pasa por alto las señales endócrinas y las vías metabólicas diseñadas en el humano para el manejo de este tipo de moléculas.

"De modo que estaríamos ante la entrada de energía por fuera de la aduana de nuestro sistema, la cual no es percibida por el organismo y favorece, a su vez, el almacenamiento de grasa en el organismo originando posibles consecuencias de sobrepeso e incluso obesidad".

A su vez, informes de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas indican que en México el gasto de los hogares en refrescos es mayor que algunos productos básicos como la tortilla y el frijol.

Al respecto, para el doctor Héctor Bourges, premio nacional de divulgación de la Ciencia y director de la División de Nutrición del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, en México se ha producido un deterioro creciente de los hábitos de alimentación y de autodeterminación alimentaria de la sociedad, relacionados con la pérdida de tradiciones alimentarias muy valiosas y una gran confusión generada por malas prácticas de mercadotecnia que por desgracia son cada vez más frecuentes.

"Es un lugar común referirse al estilo de vida como determinante del incremento observado en enfermedades crónicas, pero más que un estilo de vida -del que cada individuo parecería responsable-, son los procesos socioeconómicos y culturales los que están determinando las tendencias del consumo de refresco del mexicano", comenta el experto.

En este sentido, el pasado mes de septiembre se presentó la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006, en la cual se registró que están por arriba de su peso corporal casi 70% de los adultos, 32% de los jóvenes entre 12 y 19 años de edad, 26% de los niños escolares y 5% de los niños preescolares; razón por la cual para el doctor Bourges es tiempo de actuar, para así evitar el aumento de enfermedades de gran importancia para la salud como la hipertensión, la enfermedad cardiovascular, la diabetes, que figuran ya entre las primeras causas de morbilidad y mortalidad en México en el escenario actual donde prevalecen la obesidad y el sobrepeso.

En consecuencia, para Bourges las bebidas edulcoradas, en particular el refresco de cola, tiene pocos beneficios nutricionales y aumentan el riesgo de diabetes, fracturas y caries dentales, y dado que las tasas globales de incidencia de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes va en aumento, es imperativo para el especialista aplicar estrategias de salud pública, como la educación sobre la ingesta de bebidas y alimentos, acompañadas de campañas de concientización en los medios masivos.

"Las multinacionales del sector alimentario se dedican a producir alimentos con bajo valor nutritivo y altas ganancias económicas, y las redes de distribución de la industria de refrescos funcionan a la perfección asegurando el fácil acceso y la disponibilidad de sus productos a cualquier hora y en cualquier lugar, a través de expendedores de refrescos en detrimento de la salud del consumidor", alerta.

Asimismo, la Asociación Mexicana de Estudios para la Defensa del Consumidor (Amedec) ha confirmado que casi 83% de la población mexicana no incluye leche en su dieta por su alto precio, lo cual genera que las ventas anuales de leche representen casi la mitad de lo que el país gasta en refrescos.

Según la Amedec el consumo de refrescos de cola "constituye la más grave distorsión de nuestros hábitos de alimentación, pues lleva a la ingestión de calorías vacías, es decir, con cero proteínas, cero vitaminas y cero minerales".

Los mexicanos, grandes consumidores de refrescos

Después de Estados Unidos, México es el segundo consumidor más importante de refrescos en el mundo. Esto significa, según cifras de Beverages Digest y The Coca-Cola Company, que los mexicanos consumen más refrescos de cola que cualquier país. De igual modo, en el mercado mexicano compiten aproximadamente 100 marcas, de las cuales 66% son colas y 34% son refrescos de sabores.

A su vez, la Amedec asegura que la mala calidad del agua potable induce al consumo de refrescos.

Además, según opinión del doctor Zúñiga, los edulcorantes no nutritivos tienen cierta problemática aún no corroborada, a pesar de que están reconocidos por la FDA (Food and Drug Administration), asociación que es un patrón de referencia muy socorrido en México, al igual que GRAS (Generally Recognized as Safe), es decir, Generalmente Reconocidos como Seguros (para el consumo humano).

En este sentido, "mientras no existan estudios concluyentes acerca de alguno de estos edulcorantes, se seguirán comercializando como hasta ahora.

Sabemos que el incremento en la disponibilidad de jarabe de maíz de alta fructosa tiene relación con el aumento de la obesidad; sin embargo, se requieren más investigaciones en esta área para contrarrestar, con base en estudios científicos, el uso, en ocasiones indiscriminado, del jarabe de alta fructosa en los refrescos embotellados; el cual, intuimos, no es conveniente para la salud del pueblo mexicano", concluye Alberto Zúñiga.



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