Hostil recibimiento en tierra de nadie
SIERRA DE COALCOMÁN, Mich.- Era casi el mediodía del miércoles, cuando el teniente Gilberto García Pérez ordenó a sus hombres que rodearan una planicie de aproximadamente cinco hectáreas que había ubicado con sembradíos de mariguana, en medio de las montañas. Su sección, compuesta de 27 soldados pertenecientes al 62 batallón de Infantería, nunca ubicó de dónde, pero de repente les dispararon a manera de recibimiento. Cubierto por el follaje, el oficial García Pérez les gritó a los agresores que se detuvieran, es decir, en términos castrenses les marcó el alto. Como respuesta, arreció el ataque, en cuestión de minutos, los soldados se desplegaron por el perímetro, tomaron posiciones y comenzó un intercambio de fuego que hizo retroceder a los agresores. "Fueron unos minutos en los que no dejaban de disparar, creíamos que eran más, pero cuando los rodeamos, nos dimos cuenta que no eran tantos como pensábamos", comentó minutos después del enfrentamiento, el teniente. El plantío recién cosechado, con matas secas a las orillas y con huellas frescas en la tierra de la nueva siembra, se localiza en medio de montañas, barrancas y un arroyo cercano a un poblado conocido como Mesa de las Trojes, en el municipio de Coalcomán. Desde hace muchos años, esta zona con cumbres que alcanzan los 2 mil metros de altitud, es considerada por el Ejército como "tierra de nadie", y ayer fue un vivo ejemplo. Al apretar el cerco y repeler el ataque desde diferentes ángulos, los soldados aislaron al objetivo desde el que salían la mayor cantidad de disparos. Un hombre fue abatido a orillas del descampado, otro soltó el arma y se rindió, y uno más, con un fusil AK-47 que no dejaba de disparar, logró huir en medio de la espesura del bosque. A las 12:05, el reporte llegó a la comandancia de la 43 zona militar en Apatzingán, desde donde despegó en pocos minutos un helicóptero MI-17 de fabricación rusa, cuyos tripulantes eran el comandante de la región, el divisionario Manuel García Ruiz; el titular de la zona, el general de brigada Enrique Alonso Garrido, y el comandante de las operaciones aéreas, el general de grupo Armando Ángeles Rodríguez, quienes trasladaron a dos agentes del Ministerio Público Federal (MPF) para que realizaran las primeras diligencias. Escoltados por un helicóptero artillado, la aeronave para transporte de tropas sobrevoló a una altitud de 3 mil metros y luego de 30 minutos, aterrizó en un descampado cercano al sitio del enfrentamiento. El detenido, recostado en el piso y atado de manos, dijo llamarse Efrén Mejía Negrete y dedicarse a regar el sembradío, actividad para la que fue contratado por un individuo al que identificó como José y su apodo, El Cora de Sinaloa. Asegurado con un fusil R-15, una escopeta, decenas de cartuchos útiles y una bolsa con poco más de un kilo de semillas de mariguana, declaró ser oriundo de Coalcomán, y trabajar por temporadas en esta región. El campo había sido sembrado con un tipo de planta de Cannabis conocida como Colombiana, cuya característica es ser de muy alta calidad y su altura no rebasa el metro y medio, lo que la vuelve muy difícil de detectar desde el aire. "Con este tipo de planta, los sembradores ya no necesitan grandes extensiones de terreno", comentó el general García Ruiz. Metros adelante, en una zona pantanosa, yacía el cuerpo sin vida de un hombre de 33 años de edad, de sus ropas, los agentes del MPF extrajeron documentos entre los que estaban una credencial de elector a nombre de José Alan Montoya Camacho, con domicilio en Salvador Alvarado, Sinaloa. Un pañuelo ensangrentado, una lámpara de halógeno, una efigie con una oración a santo Toribio Romo y un papel en el que estaba escrito una serie de palabras en clave y la dirección de internet hellomoto.com fue lo único que se encontró entre las ropas del cadáver. En sus brazos tenía tatuado, de un lado, una pirámide, y del otro, una mujer, pero, resaltaba escrita -en su torso desnudo- con grandes letras la palabra "Sinaloa".