aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




La fortaleza de la discordia

Fidel Samaniego R.| El Universal
Miércoles 22 de noviembre de 2006

La muralla estaba ahí. Y detrás de ella, o en sus accesos, ellos, lo mismo los hombres de negro, que los boinas guindas, y los de grises uniformes, sus armaduras, cascos y escudos, y los militares vestidos con traje y corbata. Y unos y otros evidentemente seguían la consigna, la orden, un sospechoso por cada ciudadano que intentase pasar a la fortaleza de San Lázaro.

Un fuerte, aparatoso operativo de seguridad. Férreos, celosos vigilantes afuera y dentro de la sede de la Cámara de Diputados. Mientras tanto, en el salón de sesiones, esos guardianes y esa enorme valla de acero eran motivo de las discusiones entre los legisladores. Los coordinadores de las diversas fracciones habían acordado que después de desahogarse los puntos agendados en el orden del día debatirían sobre el dispositivo de seguridad. Sin embargo, el priísta José Murat adelantó los acontecimientos, desde su curul protestó por "la decisión de tomar con los cuerpos policiacos este recinto legislativo". Preguntó quién decidió la medida, demandó al presidente de la Cámara, Jorge Zermeño, una explicación.

Después, otros diputados hicieron uso de la palabra. Desde sus lugares protestaron, preguntaron, exigieron. Emilio Gamboa intervino para proponer que de inmediato se reunieran los integrantes de la Mesa Directiva y los coordinadores de los grupos parlamentarios, mientras continuaba la sesión.

Continuaron los alegatos. Se levantaban manos por uno y otro lados. Ante ello, Jorge Zemeño estalló. Roja la cara, fuerte la voz. Exclamó que sí había seguridad adentro y afuera del recinto, pero, advirtió "a quienes nos han estado amenazando y nos siguen amenazando", que la presidencia a su cargo no aceptará ni presiones ni amenazas o chantajes y que asumirá su responsabilidad para resguardar la integridad de los legisladores y de todos los que acudan al Palacio Legislativo el 1 de diciembre. Le aclamaron los panistas, sus compañeros. Le increparon los perredistas, petistas y los de Convergencia.

La sesión continuó con la presidencia de María Elena Álvarez Bernal. Fernel Arturo Gálvez, del PRD, se subió a su curul, así trepado, pidió que le dejaran hablar. Y nuevamente afloraban las pasiones. Se discutió entonces si se declaraba un receso o continuaban. El asunto se puso a votación. Decidieron seguir adelante con los trabajos del pleno.

Así, mientras hablaban a puerta cerrada el presidente de la Cámara y los coordinadores, desde la tribuna se trataban asuntos que a pocos llamaban la atención. En el restaurante, el alcalde de Tijuana, Jorge Hank, dialogaba con legisladores.

"¿Que usted quiere gobernar Baja California?" -le preguntó el cronista. "¡Voy a ser gobernador!", sentenciaba el hijo del profesor Carlos Hank.

Más tarde se daría a conocer a la asamblea un comunicado de la conferencia para la Dirección y Programación de los Trabajos Legislativos, en el que se señalaba que Jorge Zermeño entablaría ayer mismo comunicación con las dependencias federales y locales correspondientes para que se comprometieran a disminuir el número de elementos que resguardan los alrededores del Recinto Legislativo. En esos momentos, en el sótano de la fortaleza, varios policías federales reposaban acostados en el suelo.

Cerca de las 5 de la tarde se levantó la sesión. Los legisladores se retiraron. Y resguardando la fortaleza continuaban los hombres de negro, y los de gris y los de las boinas y los de las armaduras. Y la muralla seguía ahí.



comentarios
0