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Más barricadas y miles de piedras, por si es necesario

Alejandro Suverza| El Universal
Sábado 04 de noviembre de 2006

OAXACA, Oax.- Un día después del bombardeo con gas lacrimógeno, en las inmediaciones de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, una señora lanzaba bendiciones a los estudiantes encapuchados que custodiaban una de sus entradas. "Cuídense, tengan cuidado, que Dios me los bendiga", dijo la mujer de trenza.

Afuera, carritos de supermercado estaban encopetados de piedras. Los appistas revisaban de arriba abajo a los que querían acceder, pedían identificación. "No traigo, pero vine a apoyar, decía un joven mientras mostraba la bolsa de plástico en la que llevaba un suéter. Adentro de la casa de estudios, entre la Rectoría y Radio Universidad, se miraba un eucalipto y al pie de éste el cempasúchil del Día de Muertos. En la emisora se escuchaba la voz de la doctora Bertha Elena Muñoz, quien leía la lista de los hombres que habían sido liberados del penal de Miahuatlán. Decía que ésos eran los presos del enfrentamiento anterior. Que ahora exigían la liberación de los compañeros del enfrentamiento de ayer, bajo la consigna de "¡presos políticos, libertad!". Anunciaba también que ayer les llegó la noticia de que alguien compró las canicas de una tienda del centro. "Nosotros las usamos, ahora lo que queremos saber es qué uso les van a dar". Una lista de los liberados comenzaba a circular.

La voz de la asamblea

En la azotea de la radiodifusora, que se convirtió en la voz de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, estaban las señales de la resistencia del día anterior. Rejillas medio llenas con bombas molotov, al lado de un tinaco de concreto que pereció. En las dos esquinas norte de la estación se miraban los costales desde donde los appistas se pertrecharon y tiraron petardos, bombas, cohetones y piedras. Pero también las huellas del atentado contra la antena de la estación radial. Las perforaciones de bala estaban en la antena satelital, en un reflector y en la pared. En la mañana del viernes, muy temprano, varios hombres a bordo de dos camionetas, dispararon en contra de la instalación, desde la calle al norte de la universidad. Cuando los que resisten les lanzaron cohetes, huyeron del lugar. Uno de los universitarios mostraba a una televisora alemana, las balas de grueso calibre y el cargador de Fusil G-3 que dejaron los agresores. Otro estudiante decía que se pensó que lo dejaron encima del vehículo y cuando huyeron se cayó. Relató que el jueves pasado poco antes de que empezara la guerra con el gas, también fueron baleadas las instalaciones y que a minutos de que los pistoleros huyeron del lugar, por la estación de radio. "No nos pudimos ni asomar, pues, pero unos compañeros pensaron que eran compañeros hasta que los vieron acomodarse los guantes y cortar cartucho". Dijo que minutos después del atentado en Radio Ciudadana, a la que llaman Radio Patito, se anunció que la señal rebelde había dejado de transmitir.

En el ala sur del campus nadie consiguió permiso para entrar. Camiones quemados, ramas de árboles, tubos, alambres de puas, carritos de supermercado entrelazados se miraban en la calle posterior. Sobre la avenida Universidad, las barricadas volvieron a ser las de antes de la incursión de la policía federal preventiva. La glorieta de Cinco Señores volvió a ser appista. En la univesidad, entre víveres y artefactos de resistencia, el integrante de la APPO Víctor Manuel Gómez, dijo que lo ocurrido el Día de Muertos fue una provocación y una táctica para medir el poder del movimiento. "No podemos confiar en que su intención no era ingresar a la universidad, no podemos confiar en que vinieron a pacificar. Lo que pensamos es que políticamente les conviene desestructurar a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca. No hay justificación para un ingresar al campus universitario".

Sin embargo, ayer se supo que un helicóptero bajó en la zona deportiva, donde se llevaron a algunas personas detenidas. La Secretaría de Seguridad Pública, en voz de si titular Medina Mora lo negó, pero también culpó a la prensa de "vencer" a la PFP. En el zócalo de Oaxaca, algunos de los integrantes de la fuerza federal dijeron que no se han sentido derrotados porque no vinieron a pelear. Uno de los uniformados, que no quiso dar su nombre, dijo que, de ser así, ya hubieran detenido a todos los integrantes de la APPO. "Nosotros estamos entrenados para resistir ellos no".

A las afueras de radió Universidad, Manuel Gómez, decía: "No hay datos precisos de heridos y detenidos de este lado, y del otro (de las fuerzas federales) es una táctica no dar información, afortunadamente no podemos hablar de muertos".

En las calles aledañas, decenas de barricadas, miles y miles de piedras acomodadas en carritos de supermercado por si es necesario enfrentar otra guerra contra las fuerzas del orden federal.



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