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Rafael de Jesús, el niño del milagro

Édgar Ávila | El Universal
Viernes 13 de octubre de 2006
Junto con su familia será recibido en audiencia por Benedicto XVI

XALAPA, Ver.- Es, como dirían las abuelas, "un demonio andando". De pronto es inquieto, juguetón y explorador; más tarde se pierde en la inmensidad de sus pensamientos y luego echa a correr como caballo desbocado.

Se trata del niño Rafael de Jesús Barroso Santiago, el causante de que el Vaticano dé otro santo a México. Su milagro fue puesto como ejemplo para lograr que el obispo Rafael Guízar y Valencia se elevara a los altares. Él es primer obispo con esta condición de América Latina.

Rafael, de cuatro años de edad, es toda una celebridad. Entrevistas por doquier y fotografías en los principales diarios de Veracruz.

Su fama no viene de la casualidad, pues antes de nacer, a los siete meses de embarazo, los médicos le dieron una terrible noticia a Valentina Santiago: su hijo nacería con labio leporino y paladar hendido.

Dos ultrasonidos alertaron a los médicos del problema. Valentina y su esposo, Enrique Barroso, decidieron refugiarse en su fe y pedir un milagro al beato Rafael Guízar y Valencia, el obispo más querido de la región.

"Nos encomendamos mucho a Rafael Guízar para pedirle su intersección para que mi hijo naciera sano", rememora Valentina y asegura que su fe por el beato Guízar y Valencia -cuyos restos yacen desde hace años en la catedral de Xalapa- jamás decayó, a pesar de las malas noticias de la medicina.

"Nunca nos cansamos de pasar a la tumba de Rafael Guizar en Catedral", dice la madre de Rafael.

"Mis padres siempre fueron muy devotos a monseñor y nos inculcaron eso, adorarlo y pedirle cualquier milagro", agrega la mujer.

Enrique no se quedó atrás. También acudía religiosamente a la Catedral a pedir que su niño naciera bien.

"Yo sólo recuerdo que antes le había prometido que si mi hijo nacía con bien, le pondría su nombre", suelta el hombre, quien refleja su felicidad en el rostro gracias a que desde el cielo su "obispo querido" les hizo el milagro.

El 2 de marzo de 2002, su vástago nació completamente sano para sorpresa de los médicos. "Por eso mi hijo se llama Rafael de Jesús", refirma Enrique.

Cuando nació Rafael, sus padres agradecieron el milagro en la estampita con el rostro y la oración de Guízar y Valencia y ahí se dieron cuenta que debían notificarlo a la Iglesia.

"Le fuimos a platicar al padre, nos dice que iba a platicar con sus superiores para comentar el caso porque le pareció interesante", afirma Enrique con los ojos iluminados, para luego proseguir.

"Luego nos pidió las pruebas, los dos ultrasonidos y un video, preguntó al radiólogo del ultrasonido y se basó en eso para comenzar a investigar más".

Las pruebas que presentó el padre Rafael González al Vaticado fueron contundentes y el 29 de enero de 1995 el papa Juan Pablo II beatificó a Rafael Guizar y Valencia.

La noticia de que ahora será santo cambió la vida de los padres del niño Rafael, pues "ahora muchos están en la casa, han comenzado a visitarnos y entre más se acerca la fecha pues más vienen", relata Valentina.

En un par de días, Rafael de Jesús y sus padres serán recibidos en audiencia por el papa Benedicto XVI para luego elevar a santo a Guizar y Valencia.

El niño "milagro" sabe que estará en la Santa Sede para ser testigo que su protector estará en los altares.



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