Una sola pregunta sobre el futuro de México provocó que los candidatos presidenciales de PRI, PAN y PRD se mostraran tal como son ante decenas de empresarios de la Cámara Americana de Comercio, que en suma representan inversiones en México por 100 mil millones de dólares y dan empleo a 2 millones de mexicanos.

Fue el ex embajador estadounidense en México Jeffrey Davidow el moderador y quien preguntó a Roberto Madrazo, a Felipe Calderón y a Andrés Manuel López Obrador, en ese orden, si estaban o no de acuerdo en que la industria petrolera se abriera al capital privado.

El priísta mostró su experiencia como orador político y capoteó las preguntas comprometedoras, pues en su respuesta habló de que México necesita aprovechar más su apertura comercial, que se está estancando en inversiones, que requiere dar seguridad a los capitales y eliminar la tramitología para una empresa.

Terminó su respuesta con su lema de campaña, ante las miradas interrogantes de su audiencia, que levantó un murmullo en el amplio salón de un hotel de Polanco, preguntándose por la respuesta concreta que se le pidió.

De ahí en adelante Roberto Madrazo optó por las respuestas prolongadas que consumieron los 45 minutos de que disponía y enfrentar el menor número de cuestionamientos.

En cambio, el panista le entró a la pregunta afirmando que está de acuerdo con la inversión privada en la industria energética y con ello se ganó siete veces el aplauso de los empresarios. Rió y bromeó con ellos en un ambiente mucho más relajado al que más tarde se enfrentó Andrés Manuel López Obrador.

También fue directo el perredista al responder que no estaba de acuerdo con la inversión privada. Más tarde, cuando se lo volvieron a preguntar fue tajante su "no, ya se los dije". En toda su intervención López Obrador no fue aplaudido, mientras que Madrazo apenas recibió aplausos al inicio y al término de su participación.

En esta primera pasarela que logró reunir a estos tres aspirantes presidenciales no hubo ocasión de que se encontraran, pues los organizadores hicieron todo tipo de malabares con escaleras y elevadores para que no se vieran las caras.