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Heredó el amor por el derecho

Elena Michel| El Universal
Viernes 31 de octubre de 2014
Hered el amor por el derecho

RELACIONES. Al ministro en algunos momentos se le ha señalado por estar vinculado con el Partido Revolucionario Institucional, pero también con figuras como el panista Diego Fernández de Cevallos. (Foto: ILUSTRACIÓN: EKO )

Jorge Mario Pardo Rebolledo. Desde niño soñó con llegar a la SCJN; es cinéfilo, y gusta de las películas de Pedro Infante

elena.michel@eluniversal.com.mx 

En su tiempo libre, el abogado Jorge Mario Pardo Rebolledo disfruta de la llamada Época de Oro del cine mexicano. Puede ver una y otra vez las películas de Pedro Infante, pero sus cintas preferidas son las que protagonizan los hermanos Soler.

De niño, el doctor Pardo Rebolledo jugaba en los pasillos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN); cuando alcanzó la adolescencia soñó con convertirse en ministro del máximo tribunal, y lo cumplió.

Su abuelo materno, el ministro Mario G. Rebolledo Fernández, le enseñó “que la sencillez, la honestidad, el estudio, la dedicación y la serenidad son las normas inquebrantables de un buen juez”, confió Pardo durante su ceremonia de investidura, en 2011.

El ahora ministro de la Suprema Corte describe la idea de la impartición de justicia con las palabras de Aharon Barak: “No es pasión, sino razón; no es maestría, sino modestia; no es fortaleza, sino compasión; no es riqueza, sino reputación”.

Pardo Rebolledo ha vivido la transformación del Poder Judicial de la Federación (PJF). Conoció las viejas prácticas y también aprendió a ascender a través de concursos de oposición diseñados en la reforma de 1994 que cambió por completo este Poder.

Vivió una transición, resultado de la crisis política que estalló ese año. Y forjó su criterio jurídico en las resoluciones que en esa época elaboró como juez federal.

Según un cálculo hecho en la Comisión de Justicia del Senado en la pasada Legislatura, Pardo ha dictado más de 15 mil resoluciones, entre otras, una muy polémica: la sentencia absolutoria de Othón Cortés Vázquez, quien fue acusado por la Procuraduría General de la República (PGR) de supuestamente disparar un segundo tiro al ex candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio.

Desde esa ocasión se distanció de los medios de comunicación, que en ese tiempo revisaban con lupa su trabajo.

En 2011 dijo en el Senado que el análisis de decisiones polémicas que llegan a la Corte obliga a los ministros a aprender a “controlar” las presiones “mediáticas” para que éstas no influyan sobre el ejercicio de la objetividad.

Fue el último ministro en usar la tribuna de la casona de Xicoténcatl, sede histórica del Senado de la República, antes del traslado de los legisladores al edificio de avenida Reforma.

Un hombre de valores

Pardo conserva el aire del juez tradicional. En el pleno de la Corte aparece siempre con el rostro estoico; cree en la solemnidad de su investidura. Es la seriedad que sirve para marcar distancia con los actores involucrados en los casos a revisar. Pero quienes lo conocen saben que no duda en dibujar una sonrisa. Es respetado por los otros ministros, pues es gentil y evita los conflictos.

La familia de Pardo Rebolledo está conformada por cinco miembros. Su esposa Denisse, a quien dedica la primera frase de cada discurso importante en su vida con una palabra: amada, así como sus hijos Daniela, Jorge César y Romina.

Nació el 1 de febrero de 1961. Creció en el frío clima de Xalapa, Veracruz, capital caracterizada por su efervescencia cultural y expendios del café que no puede faltar en el escritorio del ministro. También gusta del deporte y otro de sus hobbies es el tenis.

Al ministro en algunos momentos se le ha señalado por estar vinculado con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero también con figuras como el panista Diego Fernández de Cevallos. Al menos eso fue lo que dijo el ex senador perredista Pablo Gómez públicamente. Ante ello, Pardo confió a los senadores que no le interesaba ser ministro “por recomendación, compromiso o vínculo con absolutamente nadie”.

En ese contexto, Pardo también se autodefinió ante los senadores de la pasada Legislatura como un hombre de valores.

Les dijo que “la posibilidad de llegar a ser ministro de la Corte se construyó con el trabajo de 27 años en la Judicatura mediante el paso por las diversas categorías que la integran, con el esfuerzo diario y los sacrificios que implica el desempeño adecuado de esta función, con la solidez moral que me da un expediente limpio”, al comparecer ante los legisladores durante el proceso de selección que lo llevó a ocupar uno de los 11 sitios de la SCJN.

El ex senador perredista Pablo Gómez también recordó que Pardo Rebolledo formó parte de la investigación sobre violaciones graves a los derechos humanos en el caso Atenco, donde sostuvo que la Suprema Corte no tenía facultades de sanción. En ese entonces se desempeñaba como magistrado del Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito, adscrito al Estado de México.

De 1979 a 1984, Pardo Rebolledo estudió en la Escuela Libre de Derecho y se tituló con mención honorífica y la tesis La reclamación electoral ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Es doctor en Ciencias Penales por el Instituto de Ciencias Jurídicas de Estudios Superiores.

El Senado lo designó como ministro de la Corte en febrero de 2011, a propuesta del ex presidente Felipe Calderón. Su sueño se hizo realidad en el segundo intento, ya que dos años antes también había sido propuesto en la terna, pero perdió ante el ministro Luis María Aguilar, que hoy es su compañero. Se prevé que en diciembre ambos se enfrenten para alcanzar la presidencia de la SCJN.

Libra obstáculos en su carrera

En agosto del año pasado, en una revista especializada habló sobre los obstáculos que enfrentó a lo largo de carrera para escalar y llegar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación: “Me decían el magistrado campana porque [en ese tiempo] sonaba para todo, pero nunca me quedaba”.



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