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Análisis. El gallo francés

Enrique Berruga Filloy*| El Universal
Miércoles 09 de abril de 2014

El presidente de Francia, Francois Hollande, tiene la distinción de ser el primer mandatario extranjero al que el gobierno del presidente Peña Nieto recibe con nivel de visita de Estado. Otros han venido desde el inicio del sexenio, pero solamente como visita oficial o de trabajo. A Francia se le ha singularizado con ese tratamiento y esto es un acierto de la diplomacia mexicana. Seguramente fue un planteamiento del subsecretario Carlos de Icaza, quien fuera nuestro embajador en París durante los años aciagos en que la relación que estuvo marcada por el affaire de Florence Ca- ssez. Así, una de las más grandes estupideces que haya cometido nuestra política exterior, será compensada con el máximo nivel al que puede recibirse al presidente de otro país.

Francia es la quinta economía más grande del mundo y uno de los mejores amigos y socios con que cuenta México en Europa. Más allá de su éxito económico, Francia es un país curioso porque suele valorar más la cultura, los valores, la política y la amistad, que el mismo dinero. A lo mexicanos nos pasa un poco lo mismo y a veces lo llevamos al extremo, olvidando que el dinero también tiene su importancia. Durante el gobierno de Felipe Calderón se echó a perder la relación económica y sobre todo la afinidad que nos une con los franceses. Mirando hacia atrás, todavía parece que era más difícil deteriorar de esa manera la relación con Francia, que haber superado con estatura y apego a la justicia el caso de la ciudadana francesa. Es hora de reparar el daño.

Francois Hollande no llega a nuestro país en un buen momento político. El mes pasado recibió un duro revés en las elecciones locales francesas, mientras que los niveles de aceptación a su labor como presidente apenas llegan a 17%. En una medida desesperada, tuvo que designar como primer ministro a Manuel Valls, uno de los políticos socialistas más polémicos de la era reciente. El mensaje político de Hollande va dirigido a sus bases de apoyo en el socialismo: si no puedo lograr apoyos en el centro o menos aun en la derecha, cuando menos preservar el respaldo de la izquierda francesa. Ya después se verá si logra tender puentes con otras agrupaciones políticas.

Así las cosas, uno de los primeros temas que causarán curiosidad al mandatario galo, será conocer la fórmula que utilizó Enrique Peña Nieto para construir el Pacto por México. Los dos heredaron un país maltrecho y sin rumbo. Nuestro presidente dedicó sus primeros meses de mandato a forjar coincidencias, mientras que Hollande cargó los dados hacia las posturas más radicales de su partido. Incrementó los impuestos de manera desmesurada, provocando una estampida de capitales y una menor generación de empleos. Así, los ricos se quedaron sin incentivos para invertir y los de menores ingresos sin alternativas de trabajo. El déficit francés no pudo controlarse porque se detuvo la generación de riqueza. Los famosos, como el actor Gerard Depardieu, hasta se fueron del país. El veredicto en las urnas fue implacable. La extrema derecha, una de las más repelentes de Europa, ganó posiciones en ciudades clave de Francia y hasta se rumora el regreso de Nicolas Sarkozy. Por ello no sería remoto que, sin ambages, el presidente francés le pregunte a Peña Nieto cómo le hizo, cuál fue su receta política.

Pero, como suele decirse, más le queda al rico cuando pierde que al pobre cuando gana. Francia sigue siendo un país de una enorme riqueza y capacidad de inversión. El momento mexicano puede resultar atractivo a las empresas galas para obtener réditos que hoy día difícilmente pueden lograrse en Europa. Deberíamos esperar una reactivación vigorosa de las inversiones francesas.

Pero quizá lo más importante para México sea discutir con los franceses las implicaciones del Tratado de Libre Comercio que negocia actualmente Estados Unidos con la Unión Europea.

Este es un asunto estratégico para México. El valor agregado del TLCAN puede peligrar cuando los europeos operen bajo las mismas condiciones que México en el mercado más grande del mundo. Resulta crucial para nuestro país que Francia tenga en su radar los intereses de México durante estas negociaciones. Francia puede ser ese socio imprescindible y la visita de Estado es el momento de asegurar esa alianza.

 

*Internacionalista



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