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Del Vaticano hasta Ayotzinapa

Dennis A. GarcÍa Enviado| El Universal
Martes 23 de diciembre de 2014

politica@eluniversal.com.mx  

TIXTLA, Gro.— “Que el Papa exija al Estado mexicano la presentación con vida de nuestros hijos”, “Papi, aguanta la prueba. Aquí estamos esperando mi mami, mi hermanita y yo”, se lee.

El nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, dirige de inmediato su mirada a esas cartulinas.

En ausencia de sus seres queridos, todas portan el símbolo del amor: una rosa roja durante la homilía celebrada por el representante del Vaticano en México.

Es el patio central de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en donde se formaron personajes como Lucio Cabañas, el escenario para recordar a un par de días de la Navidad a los 43 jóvenes normalistas entregados al grupo criminal Guerreros Unidos.

Han pasado casi tres meses de llorar día y noche por no saber su paradero y los familiares no pierden la ilusión de encontrarlos.

Christophe Pierre llega a oficiar la misa por los estudiantes de Ayotzinapa y para refrendar el apoyo moral de la Iglesia católica a todos los presentes.

“Es una experiencia dolorosa y por eso estamos aquí presentes los obispos y el nuncio ppostólico”, dice el arzobispo de Acapulco, monseñor Carlos Garfias Merlos, antes de que inicie la misa.

Lo único que quieren los padres desesperados es que la Iglesia los apoye para tocar las fibras de las autoridades mexicanas para que encuentren a sus hijos.

“Feliz Navidad, hijo mío, donde quiera que te encuentres”, es otra de las pancartas que no puede dejar de ver la autoridad de la Iglesia católica, a quien el propio Papa Francisco pidió que realizara la misa en la Escuela Normal de Ayotzinapa.

Pero también están presentes familiares de Los Otros Desaparecidos, de esos que no se sabía y que a raíz de lo sucedido en Iguala el pasado 26 de septiembre salieron a relucir un sinnúmero de casos de personas “levantadas” por el crimen organizado.

Christophe Pierre hace extensivo el compromiso moral de la Iglesia. Incluso, ante estos dolientes hace un llamado a perdonar.

“Sé que es difícil perdonar, pero no podemos vivir así. No pierdan la fe, pero sobre todo el amor”. De este modo, el enviado por el Papa Francisco intenta animar a quienes han perdido a un familiar y que no saben su paradero.

“Hoy nos reunimos por una oración y qué bueno que podemos celebrar la misa en donde sus hijos se preparan”, agregó.

Termina la misa y las autoridades religiosas se dan el tiempo para abrazar a todas las personas que tienen un familiar desaparecido, como un acto de consuelo.

Hoy será la primera Navidad sin los 43 normalistas que estuvieron en el lugar y tiempo menos indicado; la más triste, dicen los padres, que tendrán en toda su vida.



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