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PCD. Abren los brazos a niños con Down

Cristina Pérez-Stadelmann| El Universal
Sábado 26 de julio de 2014
<b>PCD.</b> Abren los brazos a nios con Down

REGOCIJO. Felipe disfruta la vida en compañía de su pequeña Eva, a quien adoptó cuando tenía 4 años. (Foto: ESPECIAL )

Padres adoptantes dan la oportunidad de desarrollo a pequeños con discapacidad al integrarlos a un ambiente familiar, donde tienen como meta superar retos

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Pablo tenía 6 meses y síndrome de Down cuando María Rocío y su esposo Pablo decidieron adoptarlo. Un año después adoptaron a María, que en ese entonces tenía 3 meses de nacida. “Nos llamaron de una casa hogar del DIF para decirnos que tenían a una bebita de 90 días con síndrome de Down y decidimos también adoptarla, no sin pasar por todas las pruebas y exámenes que corresponden para este fin, para así también saber si nosotros éramos la familia adoptante ideal para ella”.

Este matrimonio está cumpliendo 14 años de casados, y sus hijos Pablo y María ya cuentan con 13 y 12 años, respectivamente; ambos llevan los apellidos de sus padres adoptantes. Son niños que acuden a escuelas regulares o integradas con los apoyos correspondientes y, a decir de su madre, son muy amigueros en la escuela, sus primos los buscan constantemente, y tiene una vida plena”.

“La palabra adopción es un término que vive con nosotros desde hace muchos años, pues en su momento mi suegra también decidió adoptar a tres niños con discapacidad, dos con síndrome de Down y una niña con discapacidad física. Aprendimos a vivir en la diversidad, a quitar etiquetas, aprendimos a calificar y no descalificar.

“La palabra adopción está integrada a nuestra familia, yo en lo particular he aprendido que todos merecemos una oportunidad de ser aceptados y amados sin límite alguno. Mis hijos nos sorprenden de múltiples maneras diariamente; y nos convertimos en padres gracias a ellos”.

María Rocío relata tenían poco tiempo de casados cuando encontraron la siguiente frase: “No retardes algo que pueda causar alegría en tu vida y la de los demás”. “Y fue así que emprendimos la búsqueda de la adopción nuestro primer hijo, y queríamos que tuviera síndrome de Down, porque buscábamos justamente darles la oportunidad de ser aceptados”.

Pablo y María Rocío han creado la Fundación Down Cancún, en Quintana Roo; “pues al principio nos cerraban la puerta en las narices cada vez que íbamos a pedir informes de escuela para nuestros hijos. Por ignorancia, fuimos excluidos.

“Hoy, a través de Down Cancún, apostamos por una sociedad que brinde oportunidades para las personas con síndrome de Down, para así promover su desarrollo y autonomía como miembros activos de su comunidad”. La difusión de información entre maestros, profesionistas, padres de familia, y comunidad escolar se suma a los objetivos de esta institución.

“En un futuro Pablo y María desarrollarán un trabajo remunerado. Hacia allá vamos”.

Si bien el tener dos hijos con síndrome de Down parecería ser algo complicado, hoy somos una familia que ha disfrutado, que ha superado obstáculos y que los cromosomas de más han sido una gran oportunidad para superarnos y sorprendernos; la adopción ha sido una maravillosa manera de formar nuestra familia.

‘Eva y Elías nos cambiaron la vida’

Elías y Eva son hermanos, ambos tienen síndrome de Down. Eva fue adoptada por la familia Medina-Llanas. “Soy mamá de dos niños que nos cambiaron la vida, Elías tiene 8 y Eva tiene 7”.

Felipe y Alicia tenían 20 años de edad, estaban a meses de terminar sus estudios universitarios, y ya estaban iniciando una vida en familia. Nació Elías, que hoy cuenta con 9 años de edad. Elías tiene síndrome de Down y está integrado a una escuela regular o incluyente.

“Al principio no podía imaginarme cómo sería criar a un hijo con síndrome de Down, qué hará, ¿cómo hablará, caminará”, comenta su mamá. Con el paso de los años Alicia y su esposo comenzaron a notar “las enormes virtudes y capacidades de nuestro hijo; y lo que empezó como un momento de mucho miedo y llanto, se convirtió en gozo y un camino lleno de aprendizajes, lo que nos condujo a querer darnos la oportunidad de convivir y crecer al lado de una niña o niño que pudiéramos adoptar y que tuviera discapacidad. Supimos, a través de mi suegra de una niña con síndrome de Down a la que le estaban buscando familia”.

El matrimonio hizo una cita en el DIF Capullos para comunicar que estaban interesados en adoptar a la niña con síndrome de Down de la que se habían enterado. “Recibimos la solicitud de adopción, aunque esto no aseguraba que nos aprobarían como padres adoptantes”.

Reunieron los requisitos, estudios, papeles, fotos, estudios sicológicos en pareja, individuales, sicométricos, estudios socio-económicos ante la trabajadora social. Recibimos un certificado de idoneidad y luego ¡fuimos aprobados para ser papás de Eva!, dicen. Eva tenía 4 años cuando la adoptamos, hoy cuenta con 7 años de edad.

“La adopción significó un cam bio radical para todos. Lo que ella conocía como hogar había quedado atrás para entrar a un nuevo hogar que, aunque parecía mejor para ella, significaban cambios radicales. Por ejemplo, nos enfrentamos del reto de integrarla a una escuela regular que quizás no era la mejor opción para ella, pues su conducta siempre ha sido su gran piedra de tropiezo; además con 4 años tenía el lenguaje de una niña de un año de edad”, comenta su madre.

“Cuando fuimos a pedir información sobre Eva al departamento de adopciones de nuestro estado, nos dijeron dos cosas: no habla y es muy chiflada”.

Alicia pensó: “no pasa nada, con la atención adecuada hablará”.

A pesar de no ser experta en lenguaje, Alicia introdujo “muchas señas para comida, para animales, para acciones; y Eva utiliza mucho sus manos para expresarse.

“Y hoy, no quiero decir que Eva ya no sea una niña chiflada, porque a ratos lo es, pero se redujeron muchísimo sus berrinches cuando empezó a comunicarse, y darse cuenta que podía decir y nosotros responder, que podía pedir en lugar de tirarse al suelo a llorar. No queremos nada de terapias especiales. Sólo ellos y nosotros aprendiendo juntos”.

“Creo que uno de los errores más grandes que he cometido en mi vida como mamá primeriza fue tener bajas o nulas expectativas hacia Elías; hubo momentos en que no supe esperar sus propios logros y tiempos, recuerdo no haberlo estimulado cuando pequeño todo lo que debí. Hoy intento no caer en el mismo error con Eva”, dice quien es también maestra de lectura, escritura y matemáticas de niños con síndrome de Down. Felipe, su esposo es ingeniero en sistemas, y Alicia lo describe como su mejor amigo.

“He crecido junto a mi mejor amigo”, concluye.

Programa Hijos del Corazón

El Estado de México está apostando por un cambio en la cultura de adopción para que niños mayores de 5 años, grupos de hermanos y menores con alguna discapacidad sean adoptados a través de la campaña "Hijos del Corazón".

“Gran parte de los solicitantes buscan adoptar a un niño entre 0 y 4 años de edad, pero cierran la oportunidad de integrar a un niño con discapacidad a sus hogares; ellos merecen la misma oportunidad de formar parte de una familia, y cuentan con la misma capacidad de dar y recibir amor. Hace falta cambiar la cultura de adopción no sólo en el Estado de México, sino en todo el país”, refiere María Teresa Campos Ortega, subdirectora de albergues en DIF Estado de México, DIFEM.

Asegura que en México hay un rezago respecto a la adopción de niños con discapacidad y son las parejas extranjeras quienes en el mayoría de los casos se convierten en padres adoptantes de estos niños, pues por lo regular los menores que tienen alguna discapacidad, así como los que son grupos de hermanos o quienes ya han sobrepasado la edad de infancia y están en la adolescencia son los que tienen menos posibilidad de ser adoptados.

Sin embargo, el panorama no es tan negativo, toda vez que hasta hace algunos años solamente se adoptaban niños siempre y cuando no tuvieran ninguna discapacidad.

“Hoy, en el formato de adopción del DIFEM, existe un renglón en que se les pregunta a los padres adoptantes si aceptarían a un niño con discapacidad no importando el tipo de discapacidad. Eso en el pasado (hace apenas 10 años) era casi imposible de siquiera pensarse”.

Actualmente el Albergue Temporal de Rehabilitación Infantil del DIFEM cuenta con 41 niños entre dos y 14 años de edad con discapacidad, que tienen su situación jurídica resuelta y que esperan una adopción.

“Idealmente, la diversidad debería ser mejor recibida en nuestra cultura y sociedad; pues hoy el 90% de los solicitantes de adopción tienen preferencia por bebés entre 0 y 24 meses, y el 10% restante procura niños entre 2 y 4 años de edad”, agrega la funcionaria.

Por disposiciones internacionales un grupo de hermanos en adopción no pueden separarse, pues su hermandad es la única red de apoyo con la que en principio cuentan.

A diferencia de los demás casos, a los padres adoptantes de niños con discapacidad se les permite convivir con ellos previo a lo adopción, primero dentro de las instalaciones del DIFEM, y después en casa de los solicitantes, pero supervisadas constantemente por especialistas, a fin de determinar si hay compatibilidad entre ellos.

En caso de que la adopción sea aprobada por un cuerpo colegiado de especialistas, se iniciarán los procedimientos judiciales para que el DIFEM sea el tutor legal de los menores , a través de un juicio de pérdida o conclusión de patria potestad.

Después de que la adopción se ha concretado la institución realiza un seguimiento post-adoptivo para garantizar el éxito a través de seguimientos semestrales durante dos años.



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