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Empresas tienen sed de talento

Karla Casillas Bermúdez y Valentina Pérez Botero | El Universal
04:00Viernes 20 de junio de 2014

Video. Se trata de una nueva tendencia para valorar el mercado laboral y el potencial de los empleados, cuyo principal motor es la ´mente de obra´

La Casa del Agua, ubicada en la Roma, es un negocio que surgi de una brillante idea que fue la de f

INNOVACIÓN. La Casa del Agua, ubicada en la Roma, es un negocio que surgió de una brillante idea que fue la de filtrar agua de lluvia para consumo humano. (Foto: LEO MORALES EL UNIVERSAL )

Las grandes empresas han dejado de hablar de "mano de obra" para manejar el concepto de "mente de obra", nueva tendencia que busca contratar talento

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Juan es un joven empresario español. Pagó un boleto de avión y cruzó el océano Atlántico durante 12 horas para conocer al creador de una brillante idea a partir de la cual surgió un próspero negocio en el Distrito Federal.

En una casa de tres pisos de la colonia Roma se fraguó un experimento que derivó en éxito: embotellar el agua de lluvia para el consumo humano.

Bosco Quinzaños bautizó su local como Casa del Agua, y ahí es donde se capta, se filtra, se procesa y embotellan 5 mil litros diarios de agua de lluvia que ya se distribuyen en 40 restaurantes de mediano y alto standing como Rosetta, La Capital, Orígenes Orgánicos y Kitchen 6.

Juan Manuel Márquez, encargado de operaciones, cuenta que a esta casa llevan a estudiantes de universidades como el ITAM, Tec de Monterrey o Anáhuac para que conozcan de primera mano un ejemplo de cómo una brillante idea desembocó en un buen negocio. Además, este sitio también ha recibido propuestas de países como Alemania, Holanda y Reino Unido para replicar la idea de tomar “agua local”.

La Casa del Agua es hoy uno de los más claros ejemplos de la llamada “era del talentismo”, cuyo principal motor es la “mente de obra”, la tendencia que marcará el futuro del mercado laboral.

Bajos perfiles

“Buscamos nuevos talentos”, dice el anuncio de una empresa inmobiliaria que resume el problema del mercado laboral en México: a pesar de haber 2 millones 500 mil personas desocupadas, 44% de los empleadores dice tener problemas para cubrir los puestos de trabajo. En resumen, según los expertos, hay una escasez de talento en el país.

La más reciente encuesta de Escasez de Talento, realizada por la empresa de selección de personal y outsourcing Manpower, muestra lo que los directivos de esta multinacional han bautizado como “la era del talentismo”, una nueva tendencia para valorar el mercado laboral y el potencial de los empleados. “Hoy, lo que contratas es talento y especialización”, dice Ignacio Casillas Orozco, director de Operaciones para México de Manpower.

Estos nuevos requerimientos han hecho que en las grandes empresas se deje de hablar de “mano de obra” y se empiece a hablar de “mente de obra”, un concepto ligado a las aptitudes que hoy busca la industria.

La encuesta Escasez de Talento 2014 en México, indica que los principales obstáculos que enfrentan las empresas a la hora de reclutar son falta de idiomas, especialmente inglés, 36%; carencia de capacidad de investigación, 35%; falta de emprendedurismo o iniciativa, 32%; falta de capacidad de análisis, 31%; carencia de capacidad de planeación y organización, 30%, y finalmente 26% de ellas señala que se carece de conocimiento en tecnologías de la información.

Las cifras de esta encuesta reúnen la información de 40 mil empleadores en los 42 países donde Manpower tiene presencia. Este es el noveno año en que se realiza y los resultados no son nada halagadores, pues la dificultad para encontrar personal especializado en México ha crecido 6% respecto a 2013, y está 8% por encima del promedio global, que es de 36%.

Los países de América donde los empleadores reportan menos problemas para llenar sus vacantes son Canadá, con 31%, y Estados Unidos, con 40%. Los que tienen más dificultades son Perú, con 67%; Argentina y Brasil, con 63%; Panamá, con 58%; Colombia, con 57%; Costa Rica, con 51%; Guatemala, 46%, y México, con 44%, que lo ubica en el tercer lugar de estos 10.

En el panorama nacional, las posiciones que la industria reporta como las más difíciles de cubrir son: técnicos, representantes de ventas, operadores de producción, asistentes personales e ingenieros para la industria automotriz y aeroespacial, contabilidad y finanzas, y gerentes. “Sigue siendo un problema contratar de mandos medios para arriba, porque lo que contratas son habilidades”, comenta Casillas.

Las nuevas exigencias han llevado a que haya una paradoja entre los requerimientos que tienen las empresas contra el talento disponible, pues hay “una carencia en el desarrollo de habilidades”, afirma.

“Ahora ya no se busca nada más la capacidad de hacer una tarea en especial o de manejar una máquina”, las exigencias han aumentado. Incluso, en la era del “talentismo” es más importante este valor que el capital. “No puedo construir el mejor edificio si no tengo el mejor arquitecto, aunque tenga el capital suficiente para levantarlo; y sí puedo levantar una empresa con poco capital si tengo personas talentosas”, dice Casillas.

Difícil, llenar vacantes

En México, la dificultad de las empresas para cubrir vacantes es más alta en ocho puntos porcentuales que el promedio mundial, que es de 36%, y se debe, de acuerdo con Manpower, a que entre gobierno, iniciativa privada y escuelas no hay un programa para caminar en la misma dirección.

“La responsabilidad del gobierno e instituciones educativas recae sobre el desarrollo de planes de estudio, pues seguimos generando licenciaturas que ya no son viables para este país que, por ejemplo, no requiere más abogados. Hoy, el mundo se ha ido moviendo a la especialización, y puede que una empresa ya no necesite un contador general, sino uno especialista en impuestos”, ejemplifica Casillas.

Esto sucede con industrias como la aeroespacial o de energías renovables, que al llevar poco tiempo en el país, ni el gobierno ni las escuelas se han alineado para formar a los profesionistas que se requieren. “Por más rápido que podamos hacer una carrera, se va a tardar cuatro o cinco años, y en ese tiempo la industria tiene que funcionar. Entonces, al final tienes que traer gente de otros países a cubrir las posiciones y eso genera desempleo, porque el país no tiene especializaciones que la industria requiere y, por otro lado, hay una sobreoferta de mano de obra”, comenta el experto.

César Salazar, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, coincide al decir que “regularmente las personas tienden a estudiar lo más tradicional: Derecho, Comunicación, carreras que ocasionan que se sature muy rápido el mercado”, y eso se convierte en un problema porque “hace que un buen porcentaje de los alumnos egresados con estudios de licenciatura, profesionistas, no trabajen en el área en la que se formaron”.

Mientras la industria no encuentra los perfiles profesionales necesarios, 4.8% de la población del país está desocupada porque la economía mexicana aún no puede crear el millón 700 mil empleos anuales necesario. Con el ajuste a la baja en las estimaciones del Producto Interno Bruto, para 2014 se crearán cerca de 520 mil empleos, insuficientes para la población económicamente activa del país.

“México sigue creciendo en el sector comercio, servicios, manufactura”, dice Casillas sobre las perspectivas del panorama laboral. En el caso de la manufactura, por ejemplo, el factor del talentismo es evidente. “Hoy maquilamos muchas cosas, pero también hay un desarrollo de investigación, hay una apuesta importante de los conocimientos de los ingenieros en México, ya no es un maquilador que sólo viene y ensambla, también hay todo un desarrollo”.

A pesar de la brecha entre requerimientos de la industria y los perfiles disponibles, el investigador de la UNAM señala que ha habido un cambio importante en el mercado laboral, que no sólo incluye la especialización. “Hay un desmembramiento del proceso productivo que lleva a una operación más flexible”, dice al referirse a la reducción de las plazas permanentes de trabajo y al aumento del outsourcing; a la renuncia por parte de las propias empresas de formar a los especialistas que requieren y a la pérdida del poder adquisitivo del salario, “un mercado laboral precarizado como lo tenemos hoy, hace que no haya un crecimiento económico vigoroso, sino que estemos estancados como lo hemos estado durante los últimos 30 años, y ese estancamiento produce las mismas condiciones de informalidad, de precariedad, es un círculo vicioso”.

Beber “agualluvia”

Casa del Agua tiene un jardín de 120 metros cuadrados que podría pasar por una azotea verde cualquiera. Pero la selección de las plantas, la grava en la que están sembradas, el diseño especial de su piso, hacen que sea un filtro gigante para la recolección de la materia prima: agua de lluvia.

Una vez captada, el agua inicia un recorrido que dura 48 horas. Se almacena, se filtra, se purifica y llega a unos estanques. Ahí, el líquido, según la filosofía de la empresa, se “armoniza”, pues al fondo de este espacio hay piedras en las que están grabadas palabras como “paz”, “amor” o “prosperidad”.

Cuando el agua ya está lista, el líquido se decanta a través de unos tubos de vidrio hasta el primer piso. En el recorrido que va desde el segundo piso hasta donde finalmente se embotella y comercializa, el agua viaja al compás de música clásica para que, como dice Bosco Quinzaños, el creador de la idea, las moléculas reflejen la armonía.

Casa del Agua ha pasado de tener un empleado a cinco en menos de dos años. Todo el personal, especifica Juan Manuel Márquez, pasa por un cuidadoso proceso de selección donde se prioriza el compromiso y entusiasmo que tengan por la idea. Después son sometidos a capacitación intensiva sobre el concepto de la marca, los procesos y la tecnología que implementan.

Juan Manuel Márquez comenta que han tenido reuniones con empresarios de Monterrey que quieren replicar la idea y también con gente del Estado de México y otras delegaciones del Distrito Federal. “Todos quieren tener su propia Casa del Agua”, comenta.

Mientras explica el modelo de negocio sentado en una mesa de la azotea, donde se sirven únicamente tes y botellas de agua de lluvia, sube una pareja. “Ellos vienen aquí cada ocho días, así tenemos como 200 clientes frecuentes que vienen a visitarnos cada semana”, platica.

La idea original tardó de 2009 hasta 2012 para materializarse. Ahora, al mes producen hasta 4 mil botellas, sin contar el agua que despachan en contenedores que traen los propios clientes. Así, han tenido que dividir su semana en etapas de producción: de lunes a miércoles para restaurantes, de jueves a viernes de consumo interno.

Para quienes van directamente a Casa del Agua, pueden comprar botellas con hojas de lavanda, romero o menta en su interior, lo que le da un toque de sabor al agua.

Vestido de blanco, como el logo de la empresa, Juan Manuel no puede ocultar el orgullo que le produce formar parte del proyecto y la ilusión de que Casa del Agua se replique en otras ciudades. De que todos tomemos “agualluvia”.

La idea de esta empresa ha tenido varios reconocimientos, tanto por el concepto, como por su diseño y tecnología empleada, un aval de que el producto de la “mente de obra” genera resultados.



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