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Habla con "ángeles" y vive en terminal aérea

Adriana Varillas| El Universal
04:20Jueves 11 de julio de 2013
Por su pasaporte, autoridades aeroportuarias saben que Marcela Silvia Montao es mexicana y que naci

PRESENCIA. Por su pasaporte, autoridades aeroportuarias saben que Marcela Silvia Montaño es mexicana y que nació en 1968. Es políglota y detectaron su presencia en el aeropuerto de Cancún el pasado 1 de julio, cuando comenzó a emitir comentarios "incoherentes". (Foto: ADRIANA VARILLAS / EL UNIVERSAL )

Mujer duerme, se asea y come en aeropuerto de Cancún; paga gastos con American Express

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CANCÚN, QR.— Su mente ha rebasado los límites de la cordura, tanto como su fama rebasó las fronteras del Aeropuerto Internacional de Cancún, en donde empleados la reconocen ya como una huésped peculiar, que lo mismo duerme, come, camina de terminal a terminal, se acicala lo indispensable y conversa en varios idiomas, en un extraño diálogo que, asegura, sostiene con “ángeles” que le indican cómo desarticular las “conspiraciones” de los “demonios”.

Su nombre es Marcela Silvia Montaño Mancera y nació el 2 de mayo de 1968. Habla varios idiomas, entre ellos inglés, italiano, griego, portugués y español.

En entrevista, la mujer comparte que además de estar regida por el signo zodiacal Tauro, en el horóscopo chino es mono y dentro de la numerología le corresponde el número cuatro.

“Estoy como enviada especial. Soy un ángel. El ser ángel no me resta humanidad; el que haya llegado con cuerpo de mujer no me aleja de mi misión”, indica en entrevista.

Cuenta con estudios universitarios y diplomas varios. De ella se sabe que es una mujer “de mundo”, “muy inteligente”, “culta” y “preparada”. También se conoce que padece esquizofrenia, controlada con medicamentos que se ignora si ingiere actualmente.

Se encuentra en Cancún desde el 28 de junio pasado y advierte que trae consigo un mensaje de “seres superiores” que debe compartir con la humanidad, para poner freno a la destrucción de los recursos naturales.

En esta ocasión, cuando acepta charlar, está en la terminal 3 del aeropuerto, hasta donde se desplazó por voluntad propia, con todo y las siete maletas que carga en un carrito de equipaje.

Vestida con pantalón de mezclilla color negro, al igual que la chalina que luce alrededor del cuello, junto con una medalla de San Miguel Arcángel. Porta un suéter gris oscuro y lentes de sol, cadenas y pulseras.

Se ha sentado unos momentos sobre el piso para descansar y beber del vaso que trae en la mano. Sus movimientos, pausados, son seguidos por cámaras de televisión y por reporteros, atraídos por la historia, su historia.

Antes de hacer del aeropuerto su casa, Montaño Mancera estuvo hospedada en un hotel del centro, desde el 28 de junio pasado. Intentó ampliar su estancia, sin éxito, porque comenzó a presentar un comportamiento estridente.

Se ignora cómo pasó del hotel al Aeropuerto Internacional de Cancún, pero el vocero del Grupo Aeropuertos del Sureste (Asur), Eduardo Rivadeneyra, indica que detectaron la presencia de Montaño Mancera en la terminal 1, el lunes primero de julio pasado.

Él supone que llegó a Cancún antes, pues en esas fechas ninguna línea aérea la tiene registrada en su listado de pasajeros. Ella comentó que llegó procedente de Guadalajara, que contaba con un boleto de avión para retornar a Los Ángeles —su lugar de residencia desde hace varios años—, pero que caducó.

“Ahora mismo no sé cuándo me iré. No tengo un boleto”, menciona esta mujer que gravita entre conceptos como el mal y el bien, el cielo y el infierno, los ángeles y los demonios, las conspiraciones, los mensajes, las señales y el amor entre los seres humanos, como parte de la salvación de la Tierra.

Originalmente, Montaño Mancera logró pasar desapercibida, pues su aspecto es el de cualquier pasajero, hasta que empleados comenzaron a verla hablar consigo misma mientras caminaba por la zona de mostradores.

Se hizo más evidente su presencia cuando le dio por alzar la voz y predicar sobre el cielo y el infierno.

Rivadeneyra explica que legalmente no pueden pedirle que se vaya a la mujer, porque no altera el orden en el lugar, ni comete delito alguno.

“Nosotros como aeropuerto lo que podemos hacer es monitorearla, tratar de saber en dónde está y salvaguardar su integridad, y que nadie la agreda o que agreda a alguien. Hasta el momento no ha hecho nada de eso.

“Lo que sabemos de ella es que es mexicana, tiene pasaporte mexicano. Su nombre es Marcela Silvia Montaño Mancera y nació en 1968, en el DF. Hemos tratado de buscar apoyo de las autoridades, llamamos al DIF, pero no hemos tenido respuesta; no hay un centro siquiátrico en el estado, no hay personal capacitado para atenderla”, explica.

Comenta que Marcela costea su estancia ahí. Saca dinero de cajeros electrónicos, come en los restaurantes de las terminales, paga con tarjeta American Express y se asea un poco en los sanitarios. Incluso cambia de ropa.

“Sabemos que padece de un cuadro de esquizofrenia que se controla con medicamentos; mientras los toma su comportamiento es normal”, agrega.



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