TORONTO (EFE y Reuters).— El primer ministro canadiense, Stephen Harper, dijo ayer que el lugar del accidente en el que un tren cargado de petróleo descarriló y explotó en la localidad de Lac-Mégantic, causando cinco muertos y unos 40 desaparecidos el sábado pasado, es “como una zona de guerra”.

Harper visitó el lugar del accidente, a unos 250 kilómetros al este de Montreal, mientras más de un centenar de bomberos seguían luchando para apagar las llamas que ayer aún afectaban a dos vagones cisterna del tren.

“Para la gente que no está aquí, es como una zona de guerra. Todo el centro de la población está destruido. Hay mucha gente desaparecida”, señaló el primer ministro tras recorrer Lac-Mégantic y reunirse con algunos de los afectados por el accidente.

En una rueda de prensa, Harper dijo que es “un desastre muy grave en términos humanos” y en varios momentos se refirió a la información que ha recibido como “muy preocupante” lo que anticipa que la cifra final de fallecidos podría ser mucho más elevada al número que hasta ayer se había confirmado.

Familiares y amigos en busca de sus allegados han creado una página web que lista con más de un centenar de nombres de personas de las que no se conoce su paradero.

Un vocero de la Policía Provincial de Québec, Michel Brunet, dijo que la cifra real de personas desaparecidas puede ser alrededor de 40 y añadió que “es un número muy grande y esperamos encontrar a algunos de ellos en otras partes”.

Montreal, Maine & Atlantic Railway dijo el sábado dijo que el convoy estaba estacionado sin maquinista a la espera de un cambio de turno. Ayer, reconoció que la locomotora de cabeza del convoy “estaba apagada” lo que “puede haber provocado la liberación de los frenos de aire de la locomotora que estaba reteniendo el tren en su lugar”.