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Niños migrantes, blanco de criminales

José Meléndez Corresponsal| El Universal
Martes 07 de mayo de 2013
Nios migrantes, blanco de criminales

SIN COMPAÑÍA. Cada año, el Instituto Nacional de Migración repatria a miles de menores provenientes de Centroamérica, que llegan a México en su ruta a Estados Unidos. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

Centroamericanos en Estados Unidos contratan a “polleros” para que les lleven a sus hijos

SAN JOSÉ.— Emigrantes de Guatemala, El Salvador y Honduras que viajan a través de México por vías ilegales y logran ingresar sin permiso a Estados Unidos, acostumbran contratar desde suelo estadounidense a “coyotes” o “polleros” mexicanos para que les lleven a sus hijos menores de edad, por rutas ilícitas, a sabiendas de que sufrirán un calvario durante la riesgosa travesía.

Los traficantes aprovechan el peligroso trayecto para abusar sexual y laboralmente de los infantes, volver a cobrar grandes sumas de dinero a sus parientes como rescate para cumplirles con lo pactado o simplemente abandonarles en el camino, expuestos a la muerte: ese es uno de los múltiples mecanismos utilizados para el contrabando de niños y niñas en México y Centroamérica.

“Lo que ha ocurrido es que en algunos casos encuentran los cadáveres… y en otros no”, narró la salvadoreña Smirna Salazar, jefa de la Unidad Fiscal Especializada de Tráfico Ilegal y Trata de Personas de la Fiscalía General de El Salvador, tras señalar que “niños, niñas y adolescentes están expuestos en el trayecto a peligros y la única protección que llevan es… el mismo traficante”.

“Hay padres que pagan a los ‘coyotes’ para que les lleven a sus hijos. En el camino puede pasar cualquier atrocidad... violación. La característica es que los tratos con los ‘coyotes’ los hacen los padres o familiares que están en Estados Unidos. En tráfico ilegal de niños se identifica el deseo de reunificación familiar”, añadió, en entrevista con EL UNIVERSAL.

El panorama es preocupante, según la costarricense Ana Hidalgo, investigadora de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), institución del sistema de Naciones Unidas. Aparte de quedar expuestos al abuso sexual, dijo Hidalgo a este diario, “hay otras formas de explotación en las cuales niños y niñas aparecen, como la laboral o mendicidad. Muchos son explotados de esta manera”.

“Lamentablemente hay muchas formas en las que niños y niñas pueden ser convertidos en mercancías que generen ganancias. Al final, de esto es de lo que se trata. Es de cómo puedo obtener ese niño, mediante un engaño o un secuestro, para obtener algún tipo de recursos”, como involucrar a los infantes en pornografía infantil, subrayó.

El guatemalteco Leonel Dubón, director ejecutivo de El Refugio de la Niñez, ONG guatemalteca que investiga los procesos migratorios y rescata a víctimas del contrabando de seres humanos, declaró que el tráfico de menores y la trata de personas, sobre todo de niños, niñas y adolescentes, “es sumamente grave. Es de norte a sur y de sur a norte”.

“Uno de los problemas que contribuye al fenómeno es la fragilidad de las fronteras. Lamentablemente no hay controles fronterizos que realmente sean eficientes y en los pocos que hay, nos atrevemos a decir que hay corrupción de agentes migratorios de las fronteras de Guatemala con México, El Salvador y Honduras, lo que hace que sean fronteras totalmente permeables”, denunció.

Fuerte demanda

Uno de los más activos negocios es el de las adopciones, con un mercado demandante y que exige ser abastecido. Al respecto, Hidalgo relató que hay un gran número de personas que quieren adoptar en todo el mundo.

“Están en el derecho de hacerlo. Pero muchas veces les ofrecen niños que ni siquiera están cumpliendo todas las condiciones de ser adoptados. Pueden ser niños robados o secuestrados que se les ofrezcan a personas bien intencionadas que no saben de donde provienen”, alertó.

Cifras oficiales mostraron que en Guatemala —que fue un paraíso de adopciones exprés— más de 35 mil menores fueron adoptados por vías irregulares de 1980 a 2007, en un dudoso y simple trámite notarial entre las partes y con robo o compra de infantes a sus madres para ser vendidos a traficantes locales o internacionales y enviados en especial a Estados Unidos.

Encubierto en las adopciones, el negocio de robo y venta de miles de menores guatemaltecos a precios individuales que oscilaron de 15 mil a 50 mil dólares, convirtió a Guatemala en el segundo proveedor del mercado mundial de críos para adopción, superada sílo por China.

Guatemala acumuló un promedio anual de robo de menores que fluctuó de 351 a 413 casos de 2005 a 2008, según cifras oficiales, por lo que el país buscó desmontar lo que fue una floreciente estructura criminal y que niños y niñas dejaran de ser un negocio.

Agresión y sometimiento

La fiscal Salazar confirmó a este periódico que se tienen “casos documentados” de menores de edad que “han sido privados de libertad, secuestrados en Guatemala, trasladados a México y llevados a casas de seguridad. Desde ese momento comienzan amenazas, coacción, agresiones físicas, llamadas a sus familiares para que envíen dinero o, caso contrario, atentan contra la vida (de los retenidos) y (sus hijos o hijas) van a continuar privados de libertad”.

En otros escenarios son víctimas de trata de personas y sometidos a explotación sexual o laboral. Las situaciones más graves es que pierden la vida al ser abandonados por los traficantes.

“Sin mayor misericordia ven que una persona cae porque ya está demasiado cansada y no les interesa el hecho de que la gente se desmaye, que caiga porque ya no aguanta por deshidratación, falta de alimentación adecuada, por el mismo cansancio. Los abandonan en la ruta y continúan con el resto. Y cuando sus familiares preguntan, lo que dicen es que probablemente (la policía de) migración ya los tiene detenidos”, describió la funcionaria.

En el negocio, reiteró, “convergen” modalidades de crimen organizado: narcotraficantes se alían a traficantes y tratantes de personas y a cadenas de prostitución, entre otras mafias. “Cuando se habla de las grandes estructuras del crimen organizado, hablamos de delincuentes que no se dedican solamente a una actividad delictiva. Ellos se van diversificando y buscando aquellos delitos que les proveen de mayores fondos para continuar con su organización”, explicó.

Y así, las mafias dominan el calvario de riesgos de las travesías de migrantes menores de edad que viajan sin acompañamiento.



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