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Males renales, pesadilla en CA

José Meléndez / Corresponsal| El Universal
Domingo 16 de diciembre de 2012
Males renales, pesadilla en CA

VÍCTIMA. Armando Paleviani, campesino de Chichigalpa, yace en su cama, en la última etapa de su enfermedad, insuficiencia renal. (Foto: PIET DEN BLANKEN ESPECIAL EL UNIVERSAL )

Campesinos que trabajan en cañaverales, algodonales, en duras condiciones, de Guatemala a Panamá, enfrentan la amenaza de la IRC, que de no atenderse a tiempo y adecuadamente, puede resultar mortal

SAN JOSÉ.— Viudas, huérfanos, pesticidas, fungicidas, tóxicos, deshidratación, agonía… una dramática historia de muerte y pánico se escribe todos los días en los cañaverales de la franja costera del Océano Pacífico de Centroamérica y Panamá, debido a una enigmática epidemia renal crónica que mata a miles de campesinos centroamericanos expuestos a condiciones laborales agrícolas extremas de altas temperaturas, abuso de esfuerzo físico y contacto con agroquímicos.

Con un saldo aproximado de más de 20 mil enfermos y muertos desde 1992, más de 2 mil 670 fallecidos sólo en Nicaragua y primer lugar de muerte por males crónicos en hombres y mujeres en El Salvador, la Insuficiencia Renal Crónica (IRC) se ha detectado en algodonales, bananales, minas y muelles y ataca a campesinos: la lista de viudos crece, en un escenario de incertidumbre científica.

“La mayoría muere en sus casas, con vómitos de sangre, calambres intensos y gritos en las horas finales”, narró la estadounidense Ilana Weiss, directora de Salud Pública y Política de Fundación La Isla, organización no estatal nicaragüense que estudia el fenómeno y auxilia a viudas y huérfanos en Chichigalpa, municipio del noroccidente de Nicaragua que es uno de los más azotados. Las víctimas son trabajadores del Ingenio San Antonio, poderosa empresa cañera de ese país que opera en esa localidad.

El origen en Mesoamérica de la IRC, tradicionalmente provocada por diabetes mellitus, hipertensión arterial, obesidad, estilos negativos de vida y envejecimiento, es desconocido, ya que aunque la sufren personas por efecto de males conocidos, también la padecen miles sin las causas típicas.

Entre los factores investigados hay agrotóxicos, contaminación de fuentes acuíferas y vías de acoso químico en poblaciones sometidas a trabajo agrícola bajo elevadas temperaturas, hidratación deficiente y excesos físicos en una mezcla con agentes tóxicos, fungicidas y pesticidas prohibidos en Estados Unidos, Canadá y Europa. “Los orígenes son multifactoriales, con un eje central: la exposición del ser humano a agentes tóxicos”, aseguró el médico salvadoreño Carlos Orantes, coordinador de Investigaciones en Salud Renal del Instituto de Salud del Ministerio de Salud de El Salvador, entrevistado por EL UNIVERSAL.

Al admitir que falta “evidencia clara y científicamente comprobada” para identificar la “asociación causal”, advirtió que “tenemos una hipótesis muy clara: la presencia en el medio ambiente de agentes tóxicos, como metales pesados, sustancias químicas o microbiológicas, que provengan de fuentes naturales o la misma actividad humana agrícola y su presencia en aire, suelo, agua y alimentos, puede estar asociada”.

Pese a que hay otras zonas golpeadas, la crisis se focaliza en un corredor de más de mil 120 kilómetros de longitud en el Pacífico de cañaverales de Guatemala a Panamá, aunque también repercute en Chiapas, México.

Si no se trata, la IRC es mortal, porque los riñones dejan de filtrar sangre, controlar balance químico y líquido del cuerpo, regular presión arterial y producir glóbulos rojos. En un conjunto de complicaciones cerebrales, óseas, circulatorias, cardiacas, digestivas y respiratorias, entre otras, provoca presión arterial elevada, retención de líquidos en ojos, tobillos y muñecas, fatiga, anemia, cambios de peso, náuseas y vómitos.

Devastación generacional

Chichigalpa es emblemático. “De 2002 a 2012 en Chichigalpa, 46% de los hombres ha muerto por IRC. De ellos, de 70 a 75% tenía de 35 a 55 años. La tasa de mortalidad en los últimos cinco años ha aumentado casi dos veces”, explicó Weiss a este periódico. “El problema está matando a tres generaciones”, alertó.

En el ingenio existe la comunidad de La Isla, rodeada de cañaverales y que ante el mortal avance de la IRC ahora es conocida como “La isla de las viudas”.

“Hemos visto morir a familias completas, a compañeros de trabajo, a familiares”, dijo a EL UNIVERSAL el nicaragüense Juan Salgado, de 62 años, ex trabajador del Ingenio, afectado por IRC desde 2011, vicepresidente de la Fundación y vecino de Chichigalpa.

“Soy uno de los miles de enfermos que hay en Chichigalpa de trabajadores cañeros del ingenio”, agregó. Con al menos 20 parientes cercanos muertos por la IRC y tres hermanos con el mismo padecimiento, Salgado relató que “he tenido momento de crisis, de alta presión. Se bajan algunos porcentajes de sangre, se altera al ácido úrico, dan dolores y se inflaman las rodillas y el cuerpo. Se inflaman las articulaciones de las manos, las rodillas, se inflaman los huesos”.

El ingenio, que pertenece al Grupo Pellas —el más fuerte gigante empresarial de Nicaragua y uno de los más importantes de Centroamérica— y produce azúcar, etanol y el ron Flor de Caña, siempre ha rechazado toda responsabilidad por la IRC. Ariel Granera, vocero del Grupo, alegó a una consulta de EL UNIVERSAL que “este señalamiento” contra el ingenio “carece de fundamento”.

Las condiciones laborales del ingenio son de “carácter ejemplar” y es una “empresa modelo”, por lo que cualquier acusación en su contra “carece de fundamento”. La IRC “existe en todo el mundo y se ha presentado una forma inusual de la enfermedad” y sus causas “se desconocen, en el Pacífico de Centroamérica y en otras regiones como India y Sri Lanka”, argumentó.

Amenaza juvenil

Cifras del programa Salud, Trabajo y Ambiente en América Central (SALTRA), que es coordinado por el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la estatal Universidad Nacional, en Costa Rica, mostraron que mientras la IRC es la cuarta causa de mortalidad en hombres jóvenes en Nicaragua y Honduras, en Costa Rica es la octava y en El Salvador es la segunda entre población masculina en edad productiva y un promedio de 52 por cada 100 mil habitantes.

En 2010, Guatemala registró un promedio nacional de 1.75 muertos por la IRC por cada 100 mil habitantes, aunque en algunas áreas osciló entre 7.06 y 5.03, según el Ministerio de Salud de esa nación, que registró 658 casos de 2004 a 2010. El Ministerio de Salud de Panamá informó a este diario que en 2011 hubo 310 muertos —203 hombres y 107 mujeres— y que la afectación principal está en el sector Pacífico.

En Nicaragua supera la mortalidad masculina por VIH-Sida y diabetes. “En comunidades cañaverales nicaragüenses vemos que casi 7 de cada 10 personas tienen insuficiencia y la relación entre ellas es que trabajan en la caña. Hay 3 de cada 10 mujeres que la sufren”, precisó Weiss.

Orantes informó, por su parte, que la IRC es la primera causa de muerte en los hospitales públicos, la quinta de mortalidad general de población adulta de ambos sexos y la segunda en hombres adultos.

“La enfermedad debuta en edades jóvenes, sobre todo a partir de la adolescencia. Tenemos pacientes que debutan alrededor de 15 y 18 años pero el mayor acumulado de pacientes está de 29 a 59 años. Hombres adultos jóvenes dedicados a actividades agrícolas presentan mayormente este atípico aparecimiento”, subrayó.

La IRC, añadió, “se posiciona en comunidades agrícolas no exclusivamente bajo un tipo de cultivo especial, pero predomina en zonas cañeras sin ser exclusiva de ese cultivo. Aunque predomina en hombres, tiene una baja pero existente prevalencia en mujeres adolescentes”.

Difícil tratamiento

Aunque reconoció ser sobreviviente, Salgado aclaró que “hay personas que nos cuidamos más o tenemos quizás algún poquito más de recursos para cuidarnos o tenemos mejor las defensas”.

Las víctimas están pendientes del conteo de creatinina, químico que revela dificultades renales, subrayó, al mencionar a uno de sus amigos. “Está muy grave y está ya destinado a que en cualquier momento se le altere la creatinina y es hombre muerto”, declaró, afligido.

El médico nicaragüense Marvin González, investigador de la ERC en la estatal Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua en la noroccidental zona de León, aseveró que “sin determinar la causa específica no podremos intervenir mucho para disminuir los casos. Es un problema al que llamamos Nefropatía Mesoamericana de Causa Desconocida”. El padecimiento es progresivo y puede sobrellevarse, pero “depende del tratamiento y de la calidad de vida”, puntualizó.

En Chichigalpa, la diálisis —aplicación hospitalaria de un riñón artificial para eliminar sustancias nocivas de la sangre por fallo del riñón natural— “tampoco es opción para esta gente que vive en la pobreza, por los costos de viajar a un hospital o por el tiempo”, planteó Weiss. Cuando algunos recurren a la diálisis, ya no tiene efecto porque “están en la fase más avanzada”.

“Hablamos de una población donde un tratamiento no existe. El proceso y avance del mal es un drama muy doloroso. No hay nada que se pueda hacer”, admitió.



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