SAN JOSÉ.— Un convoy de seis camionetas con pasajeros mexicanos y un cargamento de micrófonos, cámaras de video y aparatos de televisión marcado con logotipos de la cadena mexicana Televisa, ha atrevesado con frecuencia las fronteras terrestres de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, de sur a norte y de norte a sur, desde 2010, sin aparentemente despertar sospechas sobre su verdadera misión: traficar drogas y blanquear dinero.

Aunque la falsa fachada periodístico se le cayó el 20 de agosto en Las Manos, puesto nicaragüense en la frontera con Honduras, luego de que Televisa rechazó todo vínculo con los mexicanos, el convoy evidenció la ineficacia de los controles migratorios, aduanales y policiales en las estaciones limítrofes de Centroamérica y la coordinación institucional de seguridad en el área.

“Hemos sido penetrados por el narcotráfico de manera importante”, admitió el viceministro costarricense de Seguridad Pública, Celso Gamboa, consultado por EL UNIVERSAL.

Al aceptar que las redes de alerta regional son “permeables”, Gamboa aclaró que “el hecho de ser mexicano no permite ahora, como en algún momento lo sufrieron los colombianos, un etiquetamiento o rechazo inmediato” de ciudadanos de México al entrar a Centroamérica. Pero por la gran cantidad de ingresos de la mayoría de 18 mexicanos de la falsa caravana periodística a la zona, el aparato de seguridad debió reaccionar antes y activar las alarmas, advirtió.

La supuesta comitiva periodística quedó detenida en Nicaragua, al descubrirse que integra una red de narcotráfico y “lavado” de dinero: en lo que fue su último recorrido por el istmo, el núcleo de 18 mexicanos —dirigido por la mexicana Raquel Alatorre Correa, única mujer del grupo— llevó más de 9.2 millones de dólares en efectivo ocultos en las camionetas, presuntamente para pagar drogas que compraría en Costa Rica.

Recuentos migratorios de Costa Rica y Nicaragua mostraron que de los 18 mexicanos, al menos 14 empezaron en 2006 a entrar y salir de ambos países, hacia y desde Panamá y otras naciones del istmo; sólo Alatorre tiene 15 ingresos a territorio costarricense desde 2006. Registros oficiales revelaron que el convoy comenzó a transitar por Centroamérica en 2010 y sin generar sospechas, aunque Honduras y Nicaragua indagan ahora aparentes nexos de autoridades de esas naciones con los mexicanos.

En la acusación que planteó la semana anterior por narcotráfico, “blanqueo” de capitales y crimen organizado contra los 18 mexicanos, la Fiscalía General de Nicaragua aseguró que la red movilizó dinero de México a Costa Rica y drogas en sentido contrario, en unos 47 viajes por Centroamérica de 2010 a agosto de 2012.

“Los pretendidos periodistas vulneraron el esquema de seguridad de los puestos fronterizos de Aduana, Migración y Policía de estos países. Vulneraron totalmente la seguridad regional”, dijo el nicaragüense Roberto Cajina, consultor y directivo de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina, ONG continental dirigida desde Argentina.

Entrevistado por este diario, Cajina alegó que “recorrieron de la frontera sur de México a la frontera sur de Centroamérica, incluso aparentemente Panamá, una cantidad considerable de veces: vulneraron los modelos de seguridad fronteriza y esto indica que no hay coordinación entre agencias que usualmente garantizan la seguridad en fronteras”.

Luego de “tantas veces de pasar por Centroamérica”, una “casualidad en la vez número 35” de ingreso a suelo nicaragüense —por alguien que oyó algo en Tegucigalpa y lo reportó a Managua— llevó a la policía de Nicaragua a ordenar su captura, recordó. “Los primeros viajes fueron de exploración y de establecer contactos para crear la red logística de apoyo”, entre civiles y personal institucional, explicó.

“Nos faltó sagacidad”, declaró Gamboa, al confirmar que no había ninguna investigación sobre los falsos periodistas.