BUENOS AIRES.— Después de unas semanas con la sociedad conmocionada por la noticia, y del jaleo que se sucedió en los últimos cuatro días frente al sanatorio Austral, donde fue operada, la presidenta argentina Cristina Kirchner fue dada de alta ayer, con inmejorables noticias: los médicos aclararon que todo fue una falsa alarma, que la mandataria no padece de cáncer de tiroides, sino “adenomas foliculares”.

De acuerdo con el último parte médico, leído por el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro, la mandataria abandonó el centro médico en “óptimo estado general” y con la novedad de que “el estudio histopatológico definitivo constató la presencia de nódulos en ambos lóbulos de la glándula tiroides de la presidenta de la nación, doctora Cristina Fernández de Kirchner, pero descartó la presencia de células cancerígenas, modificando el diagnóstico inicial de la punción”, anunciado en diciembre y, según el cual, la mandataria sufría un carcinoma papilar.

El nuevo diagnóstico significa que la presidenta no deberá ya ser sometida al tratamiento de aplicación de yodo radiactivo que se había anunciado, con lo que podría tranquilamente regresar a sus actividades normales antes, incluso, del 24 de enero, fecha en el que se vencía su licencia en el cargo, en el que es reemplazada por el vicepresidente Amado Boudou. “No es un cáncer papilar; el adenoma folicular es una patología benigna”, explicó a Reuters Eduardo Faure, endocrinólogo especialista en la glándula tiroides.

“Este resultado siempre estuvo dentro del espectro de posibilidades. No significa que el diagnóstico original haya sido equivocado”, agregó el experto, quien detalló que este tipo de situaciones se da en alrededor del 2% de los casos.

En medio de la algarabía de los militantes que durante cuatro días acamparon frente al sanatorio —la mandataria fue operada el miércoles—, Cristina Fernández abandonó el hospital a bordo del helicóptero presidencial y se dirigió a la quinta presidencial de Olivos, donde seguirá su reposo.

A través de Scoccimarro, ella y su familia agradecieron las muestras de afecto y respaldo de la sociedad durante su estancia allí y el trabajo del equipo que lideraron el médico Pedro Saco —oncólogo especializado en tumores del cuello y de cabeza— y Eduardo Schnitzler, el director del sanatorio Austral.

Minutos después de la partida de la presidenta, del llamado “campamento del aguante”, en el frente del centro médico, no quedaba nada, ni la imagen de la virgen que fue llevada hasta allí para montar una especie de “altar kirchnerista” de oración constante por la salud de la Jefa de Estado.

A decir por el parte médico, las oraciones de los kirchneristas fueron escuchadas.

“Es la mejor noticia que nos llevamos de aquí”, reflexionaba Juan Marcos, un militante con las insignias de La Cámpora, la agrupación que lidera, testimonialmente, el hijo de la presidenta, Máximo Kirchner.

¿Maniobra política?

Uno de los pocos que, según medios locales, visitó a Cristina en el hospital fue Boudou, quien optó por mantener un perfil muy bajo durante la semana pasada, centrando su agenda en temas económicos, los más familiares para quien fuera ministro de Economía en el primer periodo de Fernández de Kirchner.

Lo cierto es que el nuevo parte médico, que modifica todo lo informado desde el pasado 26 de diciembre, desató ya una serie de especulaciones tanto políticas como médicas.

No faltaron quienes dijeron que la información del supuesto cáncer no fue sino una maniobra para opacar los anuncios del ajuste fiscal que en estos días recae con todo su peso sobre los trabajadores y la clase media, con el aumento de más del 100% a las tarifas de gas y luz o la del boleto de metro en un 150%, después de terminados los subsidios.

En el aspecto medicinal, el doctor Hugo Porcella, de la Asociación Argentina del Cáncer, sostuvo que en su opinión “la lesión era tan pequeña que cuando sacaron la tiroides completa no aparecieron más células tumorales, en cambio el adenoma puede estar en cualquier órgano, porque se trata de un tumor benigno”.

Según Porcella, la presidenta debe seguirse atendiendo clínicamente y podría retomar sus funciones normalmente, ya que el primer diagnóstico de un carcinoma papilar en la glándula tiroide que se había informado tras los estudios del pasado 22 de diciembre, resultó ser un verdadero “falso positivo”.