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DSK, un año de escándalos sexuales

Guadalupe Galván| El Universal
Sábado 24 de diciembre de 2011
DSK, un ao de escndalos sexuales

ACUSADO. El ex jefe del FMI, Dominique Strauss-Kahn, en una audiencia en Nueva York, en mayo. (Foto: ARCHIVO REUTERS )

El director-gerente del FMI renunció a su puesto en mayo

maria.galvan@eluniversal.com.mx

Poder, sexo, denuncias de un complot político. El escándalo perfecto que terminó, al menos a corto plazo, con las aspiraciones de uno de los hombres más poderosos de la tierra: el francés Dominique Strauss-Kahn, mejor conocido como DSK.

Éste era el año de Dominique. Designado en 2007 como director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) con el apoyo del presidente francés, Nicolas Sarkozy —hay quien dice que para quitarle a los socialistas franceses a su figura más reconocida—, DSK se hizo de una reputación por haber sabido dirigir el barco en época de crisis global.

Su popularidad, según la encuestadora CSA, alcanzaba el 50% y estaba listo para postularse como candidato socialista para competir con Sarkozy en 2013. Todo cambió el 14 de mayo cuando, a bordo del avión que lo llevaría a París, fue detenido por la policía neoyorquina, bajo cargos de abuso sexual.

Nafissatou Diallo, inmigrante guineana de 32 años y camarera del hotel Sofitel, donde estuvo hospedado DSK, aseguró que él la obligó a practicarle sexo oral y la atacó cuando ella entró al cuarto de él a hacer la limpieza.

En Francia todos conocían la fama de “mujeriego” de DSK, un judío de 62 años casado en terceras nupcias con la periodista Anne Sinclair, heredera de la fortuna de Paul Rosenberg, su abuelo materno. En 2008, el FMI investigó un “affaire” de DSK con Piroska Nagy, una subordinada que lo acusó de obligarla a ello, pero concluyó que no hubo abuso de poder, ni acoso.

Ante el nuevo escándalo por el caso Fiallo, y presionado por el propio FMI, DSK renunció a su puesto el 18 de mayo.

Un giro de 360 grados

El caso dio un giro de 360 grados cuando la fiscalía comenzó a poner en duda las declaraciones de Fiallo, a quien acusó de incurrir en contradicciones, de tener amistades “de dudosa reputación” y de mentir con supuestos abusos en su país a su ingreso a EU (2003) para obtener el asilo.

DSK, quien tras haber pagado una fianza millonaria quedó bajo arresto domiciliario, admitió haber tenido sexo con Fiallo, pero dijo que fue consensuado. El 1 de julio, fue puesto en libertad y el caso penal en su contra fue desechado por “dudas razonables”. El proceso civil sigue su curso.

Dominique insinuó que lo que le ocurrió fue parte de un complot, del que el principal beneficiado sería Sarkozy. Luego, la revista del New York Times difundiría un artículo destacando que en la sede del partido del mandatario galo se leyeron mensajes de una Blackberry que DSK perdió el mismo día de la supuesta agresión sexual, así como la existencia de un video donde empleados del Sofitel festejaban, aparentemente después de que Fiallo denunció lo ocurrido, y los nexos de funcionarios del hotel con Sarkozy.

Complot o no, el daño estaba hecho: “Estaba en posición de ser presidente de la república, ahora ya no. Es todo”, dijo DSK. Las encuestas, que lo mostraban con apenas 25% de popularidad, le dieron la razón.

Y cuando parecía que las aguas se habían calmado, una joven reportera francesa, Tristan Banon, decidió revelar que él intentó violarla en 2003. El caso fue desechado por la Justicia, en vista del tiempo transcurrido, aunque admitió que la agresión estaba probada.

DSK denunció un “linchamiento mediático” en su contra. Y negó haber pagado nunca o forzado una relación sexual

Los franceses ya no se fían. “A los franceses no les importa la vida sexual o sentimental de los políticos; lo que les importa es la falta de credibilidad, de seriedad. Quieren a alguien confiable como presidente y, por más brillante que sea, no están listos para aceptar a alguien que no puede controlarse o que pone sus apetitos personales antes que los asuntos de Estado”, dijo Jerome Sainte-Marie, subdirector de DSA.

El “annus horribilis” de DSK termina, pero no los escándalos. El funcionario enfrenta hoy lo que la prensa ha bautizado como “el caso Carlton” y por el que es sospechoso, junto con otras siete personas, de estar vinculado a una red de proxenetismo en hoteles lujosos.



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