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Centroamérica y México, cadavez más lejos

José Meléndez/Corresponsal| El Universal
Lunes 15 de agosto de 2011
Centroamrica y Mxico, cadavez ms lejos

PRESENCIA. Fuerzas de seguridad guatemaltecas custodian a 14 presuntos integrantes del cártel de “Los Zetas”, a quienes se les decomisaron armas de asalto y lanzacohetes, entre otras cosas, en junio. (Foto: ARCHIVO XINHUA )

Desde el sur, el viejo control de mafiosos colombianos del contrabando de drogas cede espacios, mientras Colombia emerge como influyente factor político e inversionista en el istmo

SAN JOSÉ, Costa Rica.— El mapa geoestratégico de Centroamérica registra sensibles movimientos. Desde el norte, la violenta arremetida de cárteles mexicanos del narcotráfico y del crimen organizado avanza paralela a un repliegue político y económico de la antigua influencia de México en la zona.

Desde el sur, el viejo control de mafiosos colombianos del contrabando de drogas cede espacios, mientras Colombia emerge como influyente factor político e inversionista en el istmo.

“Centroamérica perdió peso en la agenda de política exterior de México, principalmente en la administración del presidente Vicente Fox” (2000-2006), dijo el ex diplomático costarricense Luis Guillermo Solís, catedrático de la Escuela de Ciencias Políticas de la estatal Universidad de Costa Rica.

“Cierre de espacios”

Solís admitió, en entrevista con EL UNIVERSAL, que pese al “cierre de espacios” en Centroamérica, México preserva influencia cultural. “Sí es cierto; sin embargo, en temas como seguridad e integración, la irrupción de Colombia es notable y excepcional, pues empieza a jugar el papel que México tuvo en otras épocas. Hay que recordar que la agenda política de México en Centroamérica está mediatizada desde hace rato por la de EU en temas fundamentales: migraciones y narcotráfico”, declaró.

En un escenario de dictaduras militares de izquierda y derecha, México fue referente clave en Centroamérica, en especial en las décadas de 1970, 1980 y 1990, que marcaron al istmo con guerras atizadas por la injerencia de Estados Unidos, de un lado, y de Cuba y la ya desaparecida Unión Soviética, del otro. Washington mantiene la más fuerte influencia en la zona.

México impulsó la negociación regional de paz de 1983 a 1996 e incomodó a Washington por la solidaridad con la Nicaragua de la revolución sandinista (1979-1990) y por reconocer en 1982 como fuerza beligerante a la guerrilla izquierdista salvadoreña.

De 1994 a 2001, México reforzó el lazo económico y firmó pactos de libre comercio con Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. “Pero en años recientes se ha mantenido cierta lejanía de México en relación con Centroamérica”, alegó el diputado nicaragüense Víctor Tinoco, vicecanciller de Nicaragua en el régimen sandinista.

“Si comparamos con la década de 1980, sí hay una reducción (de la presencia mexicana). Fue la última década en la que México jugó un papel político activo de mucho peso en la región”, afirmó Tinoco a este diario.

México fue espectador este año de las gestiones de Colombia y Venezuela para que Honduras retornara a la Organización de Estados Americanos, de la que quedó suspendida en junio de 2009 por el golpe de Estado al entonces presidente Manuel Zelaya.

Gobernantes como la costarricense Laura Chinchilla, el panameño Ricardo Martinelli y el hondureño Porfirio Lobo tienen comunicación más frecuente con su colega colombiano, Juan Manuel Santos, que con el mexicano Felipe Calderón. Como principal socio de Venezuela en Centroamérica, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, anunció este mes que reforzará lazos con Colombia.

“En los últimos tiempos, México ha tenido una participación más periférica y está concentrado en sus propios problemas y conflictos”, subrayó Tinoco.

Cheques millonarios

La inversión colombiana, que crece y que incluso ha logrado penetrar sectores vitales, se insertó en dos de las más importantes joyas de la corona de las compañías centroamericanas.

En 2010, BAC-Credomatic, de capital nicaragüense y estadounidense, fue comprado en mil 900 millones de dólares por el Banco de Bogotá, que pertenece al Grupo Aval, principal consorcio financiero colombiano.

La aerolínea Avianca, firma privada colombiano-brasileña, se alió en 2009 con Taca, símbolo de la aviación centroamericana, y facturan más de 3 mil mdd al año. La estatal Empresas Públicas de Medellín (EPM) compró en 635 millones de dólares la Empresa Eléctrica de Guatemala y sociedades de servicios conexos que generan, transmiten, distribuyen y comercializan energía y tareas afines en 2010, en lo que la compañía colombiana catalogó como “el negocio de distribución y comercialización de energía más grande y más sólido de Centroamérica”.

Un consorcio de las estatales Empresa de Energía de Bogotá y Eléctricas de Medellín ganó en 2010 en Guatemala una licitación para invertir 300 millones de dólares y expandir la transmisión de electricidad.

En tanto, la inversión mexicana retrocede. El Deportivo Saprissa de Costa Rica, equipo insignia del futbol regional, dejó este año de pertenecer al mexicano Jorge Vergara, tras ser comprado por empresarios costarricenses.

Por líos de tarifas, las subsidiarias panameñas de las empresas mexicanas Ingenieros Civiles Asociados (ICA) y PYCSA, que a mediados de la década de 1990 invirtieron más de 550 millones de dólares para construir vías de acceso y salida de Ciudad de Panamá y administrarlas por 30 años, fueron obligadas por el gobierno panameño a devolver sus concesiones. Panamá anunció este mes que indemnizará con 420 millones de dólares a ICA y con 650 millones de dólares a PYCSA por la cancelación de sus contratos.

El multimillonario mexicano Carlos Slim es el gran referente de negocios de México en el área, en particular por competir con gigantes de Estados Unidos y de Europa en telecomunicaciones. Slim construye hidroeléctricas en el occidente panameño y participa en la ampliación del Canal de Panamá, del que Colombia es el tercer principal cliente latinoamericano, superado sólo por Chile y Ecuador.

Ruta de la droga

A diferencia del fenómeno en política e inversión, en narcotráfico hay una intensa ofensiva mexicana desde 2003. Los cárteles del Golfo, Sinaloa, Tijuana, “Los Zetas” y la Familia Michoacana influyen en toda el área, con envío de emisarios y montaje de estaciones de trabajo en una región clave por su cercanía con las bases de producción de drogas en Colombia, las redes de tráfico en México y los centros de consumo en Estados Unidos.

Una fuente judicial de Costa Rica narró a EL UNIVERSAL que las transacciones de cocaína son pactadas en negociaciones de capos mexicanos y colombianos, sin salir de sus respectivos países, y que detalles de transporte, almacenamiento y logística quedan a cargo de sus lugartenientes.

Golpeados por fuertes operativos militares del decenio de 1990, los viejos y grandes cárteles colombianos —como los de Medellín y Cali— perdieron el control que, por años, ejercieron en todo el negocio del narcotráfico para llevar estupefacientes a Estados Unidos y Europa y fueron sustituidos por “mini-cárteles”.

Los mexicanos aprovecharon para relegar a los colombianos, asumieron el mando de las operaciones desde suelo panameño hacia el norte e inyectaron un cambio crucial en el mapa geoestratégico de Centroamérica.

 

 



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