JERUSALÉN (Agencias).— Soldados israelíes chocaron ayer con manifestantes árabes en las fronteras de Siria y Líbano, así como en Gaza y Cisjordania, con un saldo de 21 muertos y decenas de heridos, en una oleada sin precedentes de manifestaciones de palestinos, de luto por su derrota ante Israel en 1948, en lo que llaman la Nakba (la catástrofe).

En un breve discurso televisado, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, dijo que ordenó a los militares actuar con “la máxima moderación; pero que nadie se equivoque. Estamos resueltos a defender nuestras fronteras y soberanía”. El jefe de gobierno israelí expresó su esperanza porque la calma y la paz vuelvan pronto a las fronteras con Siria y Líbano, pero advirtió que Israel está dispuesto a defender su soberanía y sus fronteras.

Alentados por las revueltas en el mundo árabe, las protestas por el día de la Nakba comenzaron el viernes y se dispararon ayer, extendiéndose por fuera de las fronteras de Israel y los territorios palestinos. Las protestas palestinas terminaron con 10 muertos en la frontera de Israel con Siria, 10 en la frontera con Líbano, uno en Gaza y decenas de heridos. Además, hubo revueltas callejeras y violentos enfrentamientos con el ejército israelí en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este.

Cerca de 11 manifestantes y ocho policías resultaron también heridos en enfrentamientos a última hora de la noche cuando los manifestantes trataron de cruzar la frontera entre Jordania e Israel a través del puesto de Rey Hussein, al norte del río Jordán.

Previamente cientos de personas protestaron frente a la oficina de la ONU en Amman para pedir el derecho de retorno de los palestinos.

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, afirmó en un discurso televisado que la sangre de los palestinos muertos ayer no ha sido en balde. “Su sangre ha sido derramada por la libertad del pueblo palestino y por sus derechos”. Abbas afirmó que los disturbios y la elevada participación de manifestantes en el día de la Nakba es la prueba de que “el deseo de la gente es mayor que el poder de las fuerzas ocupantes”. El pueblo palestino recordó hoy los 63 años pasados desde la expulsión de cerca de 700 mil palestinos de sus casas en 1948 tras la creación del Estado de Israel.

En la frontera con Siria, miles de manifestantes llegaron hasta una valla de demarcación, cientos la cruzaron y apedrearon a los soldados, dijeron las fuerzas armadas de Israel. Los soldados que vigilan la frontera abrieron fuego para detenerlos. Decenas fueron heridos. Las autoridades de Defensa de Israel dijeron que no habían previsto que los manifestantes intentarían cruzar la frontera y fueron tomadas por sorpresa.

Se presentó una situación extraordinaria con la incursión de los manifestantes desde Siria, ante los controles estrictos que existen en la frontera de ese país. Las autoridades israelíes acusaron a Damasco de fomentar la violencia en un intento por desviar la atención internacional que se ha fijado en la represión de las protestas contra el régimen de Bashar Al-Assad, que han dejado decenas de muertos.

“El régimen de Siria pretende intencionalmente desviar la atención internacional de la brutal represión que ha emprendido contra sus propios ciudadanos a fin de exacerbar los ánimos contra Israel”, dijo el teniente coronel Avital Leibovich, portavoz de las fuerzas armadas israelíes.

Para el anochecer, las fuerzas armadas israelíes dijeron que reinaba tranquilidad las fronteras. Según testigos, Jeeps y vehículos blindados se retiraron de la zona de las Alturas del Golán, en el norte, donde manifestantes cruzaron la demarcación fronteriza. Israel capturó el Golán en la guerra del Medio Oriente de 1967.

Sobre el incidente en Líbano, las fuerzas armadas de Israel dijeron que sus efectivos dispararon contra alborotadores que pretendían cruzar la valla e ingresar en Israel. Indicaron que el ejército libanés, que hizo disparos al aire para dispersar a los manifestantes, pudo haber sido responsable de algunas de las muertes.

En Gaza, cerca de 600 palestinos mantuvieron durante horas violentos enfrentamientos con el ejército israelí que utilizó bombas de ruido y gas lacrimógeno para dispersarlos. Por primera vez en cuatro años, seguidores de Hamas y Al-Fatah marcharon juntos, mientras los líderes de todas las facciones dieron discursos.

La agitación tuvo lugar en un momento crítico para la política de Estados Unidos hacia Medio Oriente. El enviado del presidente Barack Obama para la región, George Mitchell, presentó su renuncia el viernes y el mandatario podría verse obligado a reconfigurar la postura de Washington para un acuerdo de paz, hacia el que ha virado gradualmente.