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Persiste escándalo por vertido de crudo

El Universal
Miércoles 20 de abril de 2011
Persiste escndalo por vertido de crudo

COMPARATIVO. Una playa de Alabama, antes (abajo) y después del vertido de BP; hoy, las playas lucen como si nunca hubieran quedado manchadas de crudo. (Foto: DAN ANDERSON EFE )

Timadores han hecho negocio con el desastre generado por BP: prensa

WASHINGTON (EFE).— Un año después del desastre de British Petroleum (BP), las aguas del golfo de México empiezan a aclararse, al tiempo que un nuevo “vertido” capta la atención de los medios: el de los cheques firmados por la petrolera, que inundan los bolsillos de unos pocos afectados mientras la mayoría se cansan de esperarlos.

El colapso de la plataforma Deepwater Horizon, el 20 de abril de 2010, causó 11 muertes, destapó un pozo que liberó al mar el equivalente a unos 4.9 millones de barriles de crudo a lo largo de tres meses y garantizó, a primera vista, un cúmulo de desgracias para cualquier empresario de la zona.

Doce meses después, el Golfo sigue padeciendo una economía renqueante y los pescadores continúan sin levantar cabeza, pero unos pocos han logrado lo que parecía impensable: hacer negocio con las secuelas del vertido. Los medios estadounidenses les han bautizado como “spillionaires” —algo así como “millonarios del derrame”—, una nueva raza que ha absorbido gran parte de los 16 mil millones de dólares gastados hasta ahora por la británica BP en la limpieza y la compensación a los afectados por el mayor desastre ecológico de la historia del país.

Desde que la petrolera estableció el fondo, empresarios y autoridades locales han orquestado “timos” por valor de decenas de miles de dólares, al cobrar a la compañía sumas exageradas por cada gasto posible, según investigaciones independientes de la agencia ProPublica y el diario de Nueva Orleáns The Times-Picayune.

Mientras, unos 130 mil empresarios y pescadores esperan impacientes que sus denuncias atraviesen el complejo sistema de gestión del Centro de Reclamaciones del golfo de México (GCCF), que administra el fondo de 20 mil millones de dólares dispuesto por BP.

El otro gran capítulo pendiente del vertido, la batalla por salvar el ecosistema de la zona, seguirá librándose durante décadas. Como consecuencia de la profundidad a la que se produjo el derrame —mil 500 metros—, gran parte del crudo se confunde con la arena del fondo marino y otro tanto se ha disuelto a honduras tales que imposibilitan medir su impacto futuro. Aunque la mayoría de las playas se han reabierto y los rastros de alquitrán son casi invisibles, no se puede descartar nuevos estragos en los más de cuatro mil 800 kilómetros de costa y marismas que, según la Fundación Nacional de la Vida Salvaje, se mancharon de petróleo.

Por ahora, la conclusión es que el desastre se debió a un cúmulo de errores protagonizados por BP, sus contratistas Transocean y Halliburton, y una industria petrolera laxa. Ayer, Greenpeace difundió un informe donde acusa a BP de tratar de ocultar la magnitud del desastre e influir en el grupo de científicos creado para investigarlo, a fin de minimizar el alcance de la catástrofe.



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