RÍO DE JANEIRO.— Con la investidura de Dilma Rousseff en la presidencia, las brasileñas festejaron este año tener por primera vez a una mujer en el puesto más alto de la república.

Pero el creciente poder de algunas no oculta que las mujeres brasileñas sigan siendo víctimas de violencia doméstica, tras cinco años de la entrada en vigencia de la Ley María da Penha, que aumentó las penas contra los agresores.

Un estudio que fue difundido en febrero pasado por la Fundación Perseu Abamo, que entrevistó a 2 mil 365 mujeres y mil 181 varones de más de 15 años en casi todo el país, calcula que 7.2 millones de brasileñas han sufrido agresiones graves a manos de hombres.

De estas mujeres, 1.3 millones sufrieron malos tratos en los 12 meses anteriores a la realización de la investigación, lo que significa que, en promedio, cada dos minutos cinco mujeres sufren ataques violentos.

Otro estudio, basado en estadísticas del Ministerio de Salud, reveló que entre 1997 y 2007 nada menos que 41 mil 532 brasileñas fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas, lo que supone un promedio superior a 11 casos por día.

La mujer más poderosa de Brasil reconoció en febrero pasado que hay que ampliar “las medidas adoptadas por el gobierno pasado” para proteger a las mujeres.

Entre dichas medidas están crear una línea telefónica para recibir denuncias anónimas sobre casos de violencia contra las mujeres y orientar a las víctimas, así como de comisarías especializadas en atender este tipo de delito.

Hasta hoy, han sido creadas en Brasil 466 de estas Delegaciones Especializadas de Atención a la Mujer (DEAM), además de 62 centros de apoyo jurídico a las víctimas.

Una ley no es suficiente

Pese a que la promulgación de la Ley María da Penha generó un descenso en el número de agresiones contra mujeres —en 2001, este índice llegaba a cuatro casos por minuto, según el Instituto Perseu Abramo—, la ministra jefa de la Secretaría de Políticas para las Mujeres, Iriny Lopes, apunta que queda mucho por hacer para combatir este tipo de delito, también en el campo cultural. “Una legislación rigurosa no siempre es suficiente para cambiar la mentalidad de la gente. El problema es estructural. Existen demasiadas leyes, pero no garantizan la integridad de la mujer”, reconoció Lopes, una de las nueve mujeres en el Gabinete de Rousseff y una de las autoras de la Ley María da Penha.