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Mendigos del siglo XXI piden por internet

Jorge Vogelsanger| El Universal
Lunes 24 de enero de 2011
Mendigos del siglo XXI piden por internet

MADRID. Lyndon Owen y José Manuel Calvo hacen reír a la gente con su forma de pedir limosna. (Foto: JORGE VOGELSANGERDPA )

Viven en la calle por elección y reciben dinero a través de PayPal

MADRID.— A primera vista, parecen dos más de las muchas personas sin hogar a quienes alguna mala jugada de la vida, el alcohol, las drogas o las deudas han dejado en la calle. Llaman la atención, sin embargo, los carteles que Lyndon Owen y José Manuel Calvo tienen colocados delante de ellos en una céntrica calle de Madrid, la capital española .

“Para cerveza”, “para vino”, “para whisky”, “para resaca”, rezan los ya gastados letreros de cartón. Pese al frío y al ajetreo, mucha gente se detiene y sonríe. “Al menos somos sinceros”, les dice José Manuel. Y enseguida agrega: “¿Qué tal una moneda por haberles alegrado el día?”. Pocos se resisten a dejarles alguna limosna, delante del cartel de su elección.

“Muchas gracias”, dice educadamente José Manuel, para luego añadir algo que a más de uno deja perplejo: “Visiten nuestra página web”. Suena a broma, pero él y su compañero tienen, efectivamente, un sitio en internet: www.lazybeggers.com. Allí, se autodenominan “los vagos vagabundos” y hablan de su vida en la calle. “Sé vago, sé feliz, sé tú”, su lema.

Pero la página —en inglés, español y alemán— no les sirve sólo de bitácora virtual: gracias a ella además se les puede ingresar dinero en una cuenta, “de forma segura”, a través del sistema PayPal. Es algo así como limosna electrónica. “Somos mendigos del siglo XXI”, explica José Manuel.

Sin embargo, confiesa que ganan más con el método tradicional. “En cinco años habremos obtenido en la web unos mil euros”, calcula Lyndon.

Vagabundos por voluntad

Pero no sólo el uso de internet los distingue de los demás “sin techo”, ya que, a diferencia de éstos, Lyndon y José Manuel viven en la calle no por necesidad, sino por propia voluntad.

Lyndon Owen es informático. Este galés de 37 años ganaba más que bien trabajando en su profesión en Londres, donde llegó a comprarse un apartamento. Pero se hartó del estrés. “Un día cogí mi mochila, cerré la puerta y me largué”, cuenta.

José Manuel Calvo es técnico en energía solar, tiene 55 años y nació en las Islas Canarias. “En Tenerife trabajaba para una empresa que instalaba paneles solares y facturaba 600 mil euros al año. Tenía ocho empleados a mi cargo”, relata. “Pero el trabajo no me dejaba disfrutar de la vida, no era feliz”. Así que un día decidió dejar atrás a su mujer y a sus dos hijos y comenzó a recorrer España. Hasta que se cruzó con Lyndon.

Con todo, vivir en la calle no deja de ser duro, dice Lyndon. Sobre todo en invierno. “Pero cuando miro a mi alrededor, somos más felices que muchas de las personas que dicen tener una vida acomodada”, dice.

 



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