aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Lula da Silva y el peronismo a la brasileña

José Vales/ Corresponsal| El Universal
Lunes 27 de septiembre de 2010
Lula da Silva y el peronismo a la brasilea

POPULAR. El presidente de Brasil, al centro, dejará su cargo el 1 de enero de 2011. (Foto: EFE ARCHIVO )

El presidente ha consolidado un movimiento basado en la alianza de clases

BUENOS AIRES.— Por estos días de final de campaña, Lula O filho do Brasil (Lula, el hijo de Brasil), ocupa las carteleras brasileñas y de los países limítrofes. Más allá del resultado del filme de Fabio Barreto, la del presidente es sin duda un vida de película y su gestión en estos ocho años es digna también de ser llevada a la pantalla grande —si se observan los números duros y los resultados políticos de su administración— para ser narrada como la epopeya de creación de un nuevo bloque de poder.

A unos meses de completar sus ocho años en el poder, Lula conserva más de 80% de aceptación popular y puede mostrar que algunas de sus promesas de campaña, sin bien no se cumplieron al 100%, tuvieron avances significativos.

Entre 2003 y 2009, 30 millones de brasileños ingresaron a la denominada clase media, según un estudio realizado por el Centro de Políticas Sociales de la Fundación Getulio Vargas. “La renta de 40% de los más pobres creció 8% anual; en cambio, la del 10% más rico alcanzó apenas 1.09%”, explica Marcelo Neri, quien dirigió ese trabajo.

Durante la gestión de Lula, el mercado de trabajo vio cómo se crearon 14 millones de nuevos empleos y el salario mínimo se elevó en 53.6%, lo que a pesar de la inflación logró que casi 20 millones de personas abandonaran la pobreza.

Los programas Hambre Cero y Bolsa Familia —por el que 40 millones de personas reciben mensualmente unos 48 dólares—, y los programas de construcción de viviendas, principalmente en el empobrecido noreste brasileño, consolidaron el liderazgo de Lula y del Partido de los Trabajadores (PT) en los sectores sociales más humildes, que ahora ven a Dilma Rousseff, “la elegida” por el presidente, como el factor que garantiza este cambio, que avanza para convertirse en un nuevo polo de poder, o bien, en un nuevo bloque histórico, en términos más comunes en el seno del PT de los años 80, cuando Lula daba los primeros pasos de su epopeya.

El fenómeno Lula-PT no se da sólo en los sectores populares. Un gobierno que ni tocó algunas de las reformas neoliberales de su antecesor, Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), captó sólo en 2008 y 2009 más de 16 mil millones de dólares de inversión externa. Ese flujo de capitales le sirvió para fortalecer el mercado interno y llevó a la apreciación constante de la moneda, el real, en los últimos cinco años.

Lula da Silva también conquistó corazones en el empresariado y en los sectores con mejores ingresos del país. Para el sociólogo Armando Boito Jr., de la Universidad de Campinhas y autor de La burguesía en el gobierno de Lula, actualmente en Brasil se da un fenómeno político que pasa por “una alianza que une, paradójicamente, a los dos extremos de la sociedad brasileña”

Ese fenómeno señalado por Boito es similar al que construyó en su momento el peronismo en Argentina. Esa similitud no sólo está dada por la alianza de clases, sin por el estilo mítico del liderazgo de Lula, que, como en su momento Perón, puede elegir candidatos a mero dedazo.

La muestra es Rousseff, la ex ministra jefa de la Casa Civil, que hasta hace poco más de un año era una ilustre desconocida para el electorado masivo y que hoy estaría en condiciones de ganar en primera vuelta y por porcentajes históricos la presidencia de Brasil. Para Marco Aurelio García, historiador y asesor internacional de Lula da Silva, quien trabajó en el programa de gobierno de Dilma Rousseff, “éste de Lula es el tercer movimiento de masas” de la historia moderna del Brasil, similar a los que encabezaron Getulio Vargas (1930-1945), con la inclusión de millones de brasileños al mercado de trabajo, y Juscelino Kubitschek (1956-1961) y su impulso vital al desarrollo.

En esta suerte de “peronismo” brasileño, Lula, que se apresta a abandonar el Palacio del Planalto el 1 de enero de 2011 con la misma algarabía con la que llegó en 2003, marca el rumbo y los tiempos políticos. Y bien podría decidir emprender el retorno, cuando su bloque de poder termine de consolidarse, en 2014.

 



Ver más @Univ_Mundo
comentarios
0