DUBLÍN (AP).— El papa Benedicto XVI elevará hoy una disculpa sin precedente a Irlanda por los abusos crónicos de menores en esa nación otrora devota. Su mensaje será observado minuciosamente por católicos disgustados en todo el mundo, quienes esperan que el Pontífice no se limite a lamentar el abuso en sí, sino las décadas de encubrimiento de casos por parte del Vaticano.

La Iglesia católica recién empieza a reconocer la magnitud del abuso de niños tolerado en muchas de sus parroquias y escuelas durante el siglo pasado.

El escándalo pasó de Canadá y Australia en los años 80 hasta Irlanda en los 90 para alcanzar Estados Unidos a fin de siglo y finalmente Alemania, patria de Benedicto XVI.

“¿No es hora de que el mismo papa Benedicto XVI reconozca su cuota de responsabilidad, en vez de quejarse por una campaña sobre su persona? Ninguna otra persona en la Iglesia ha tenido que lidiar con tantos casos de abusos en su escritorio”, comentó el religioso suizo Hans Kung, teólogo disidente.

“La honestidad exige que el mismo Joseph Ratzinger, el hombre que durante décadas ha sido el principal responsable del encubrimiento mundial, finalmente pronuncie su mea culpa”, agregó.

Benedicto, quien se desempeñó como arzobispo de Munich de 1977 a 1982, todavía no se ha pronunciado sobre cientos de casos de abusos que han aflorado desde enero en Alemania, particularmente en su ex arquidiócesis.

Ayer mismo, el portavoz de la Conferencia Episcopal alemana, Matthias Kopp, anunció que la nueva y más dura normativa sobre abuso sexual aprobada en Baviera el jueves tendrá validez en todas las diócesis del país. Así, todo caso de presunto abuso sexual en el seno de la Iglesia deberá comunicarse a la fiscalía civil y no sólo los casos confirmados.

En Suiza, la diócesis de Basilea reconoció ayer que permitió a un sacerdote seguir oficiando en 1971 pese a haber abusado sexualmente de niños.