AUSTIN, Texas (AP).— Un ingeniero en informática furioso con el sistema impositivo en Estados Unidos lanzó ayer un ataque suicida contra el fisco, estrellando su avioneta en un edificio con casi 200 empleados fiscales en la ciudad de Austin. El impacto desató un incendio mientras los trabajadores salían despavoridos del inmueble, donde hasta anoche habían sido detectados dos cadáveres.

El FBI identificó tentativamente al piloto como Joseph A. Stack, de 53 años. Las autoridades no detallaron si alguno de los cadáveres localizados era el suyo. Funcionarios judiciales dijeron que Stack, antes de despegar, al parecer prendió fuego a su casa y dejó un mensaje antigubernamental en internet. El mensaje estaba fechado el jueves y firmado como “Joe Stack (195610)”.

En el escrito, el autor mencionó enfrentamientos con el Sistema de Recaudación Interna —el fisco nacional, también conocido por las siglas IRS—y despotricó contra los “matones y saqueadores” del organismo fiscal, de los programas gubernamentales de rescate financiero y de las grandes empresas de Estados Unidos.

“Alguna vez leí que el significado de la locura es repetir el mismo proceso una y otra vez y esperar un resultado distinto, así que estoy listo para poner fin a esta locura. Aquí tiene, señor IRS opresor, aquí va algo distinto: le ofrezco mi muerte y felices sueños”, indicó el mensaje cibernético. El piloto despegó en un monomotor Piper PA de cuatro asientos desde un aeropuerto en Georgetown, a unos 48 kilómetros de Austin, sin un plan de vuelo.

Después de pasar sobre los rascacielos de Austin se estrelló en un costado de un edificio de siete niveles antes de las 10:00 horas. El golpe creó una explosión tremenda que hizo recordar los atentados del 11-S. Las llamas brotaron del edificio, las ventanas estallaron, una enorme columna de humo negro se levantó en la ciudad y los empleados aterrados corrieron por sus vidas. El Pentágono envió dos cazas F desde Houston, los cuales patrullaron el cielo hasta que fue evidente que el hecho fue obra de un solo piloto y que el presidente Barack Obama había sido enterado del caso. Peggy Walker, una funcionaria del IRS que trabaja en el edificio, dijo que estaba sentada frente a su escritorio cuando sintió el impacto. “Fue como si estallara una bomba”, dijo. Los investigadores descartaron que se trate de un acto de terrorismo internacional.