ROMA (Reuters y DPA).— El escándalo desatado por las conversaciones privadas del primer ministro italiano Silvio Berlusconi con una acompañante, que han acaparado la atención de los italianos y de la comunidad internacional toda la semana, alcanzó ayer nuevas dimensiones, que lo enfrentarían con las autoridades aqueológicas locales.

En una de las transcripciones de sus supuestas conversaciones con Patrizia D’Addario publicada en una página web italiana, Berlusconi se jacta de su villa en Cerdeña, que cuenta hasta con un puesto de helados y lagos artificiales. “Aquí encontramos 30 tumbas fenicias (de alrededor) del año 300 antes de Cristo”, se le escucha decir.

El archivo de audio fue colgado en la página web del diario L’Espresso el jueves e inmediatamente elevó el interés de la oposición y la comunidad arqueológica. De acuerdo con la ley italiana, los descubrimientos arqueológicos realizados en propiedades privadas deben ser declarados ante las autoridades para una inspección, catalogación y posible excavación.

Periódicos italianos publicaron ayer que las autoridades de patrimonio cultural en Cerdeña no sabían nada sobre el yacimiento, que arqueólogos calificaron de gran hallazgo si se confirmara. El opositor Partido Democrático pidió que o Berlusconi o el ministro de Cultura, Sandro Bondi, acudan al Parlamento a informar sobre el supuesto descubrimiento y explicaran por qué no había sido hecho público.

“Queremos saber si existe o no, y si es así, si han informado al respecto”, dijo el parlamentario de la oposición Andrea Marcucci.

Sin embargo, el abogado de Berlusconi, Niccolo Ghedini, dijo que las acusaciones en contra de su cliente son “risibles”. “Berlusconi nunca habría hablado del descubrimiento de 30 tumbas fenicias en su parque porque nada de ese tipo existe ni ha sido hallado en el área de Villa Certosa”, dijo Ghedini, citado por medios locales.

Esta semana la web del semanario L’Espresso ha colgado grabaciones de conversaciones entre Berlusconi y D’Addario, de 42 años, que dice que ella y otras mujeres recibieron dinero para asistir a fiestas en la residencia de Berlusconi en Roma. El multimillonario primer ministro conservador de 72 años, que a menudo alardea de sus proezas sexuales, no ha negado que D’Addario fuera a su casa, pero ha dicho que no sabía que era una chica de compañía y que nunca ha pagado por sexo.