TEHERÁN (Agencias).— El presidente iraní Mahmoud Ahmadineyad fue declarado esta madrugada triunfador de unas elecciones caracterizadas por una concurrencia masiva, según los resultados parciales difundidos por el Ministerio del Interior.

Ahmadineyad, reelegido para un segundo mandato de cuatro años, ni siquiera tendrá que ir a segunda vuelta, aunque su principal rival, el moderado Hussein Moussavi, se negaba, hasta el cierre de esta edición, a reconocer su derrota, al asegurar que el proceso estuvo lleno de “irregularidades”.

La agencia noticiosa oficial, IRNA, declaró ganador a Ahmadineyad apenas dos horas después de que cerraran los centros de votación, que tuvieron que retrasar su hora de cierre ante la elevada tasa de concurrencia.

La comisión electoral estatal —que es parte del Ministerio del Interior— señaló que, escrutado 68% de las urnas, Ahmadineyad se imponía por 65.9% de los votos. Moussavi iba segundo, con 31.1%. De tal suerte, aun cuando el conteo no ha terminado, la ventaja del mandatario es ya definitiva y le garantiza más de 18 millones de votos de un total de 33 millones de votos emitidos.

Pero Moussavi, ex primer ministro, aseguró ser el “absoluto ganador de estas elecciones, por un amplio margen”. Luego, lanzó una advertencia: “Es nuestro deber defender los votos del pueblo. No hay vuelta atrás”.

Al mismo tiempo, denunció que muchas personas no habían podido votar incluso después de que el proceso fue extendido por cuatro horas. En una rueda de prensa, dio una lista de una serie de supuestos problemas en las elecciones. “(Estamos) esperando que el conteo de los votos termine oficialmente y que se den explicaciones de estas irregularidades”, dijo Moussavi. “Esperamos celebrar pronto con el pueblo”, subrayó.

De acuerdo con un sitio en internet, Farau, Moussavi se comunicó con otros candidatos, Mehdi Karroubi —un clérigo reformista— y Mohsen Rezai —ex comandante de los Guardias Revolucionarios de Irán—, para discutir la situación.

Problemas técnicos

El ex primer ministro se quejó de que el sistema de mensajes por teléfono celular (SMS) en Teherán y en algunas otras ciudades se cortó en la noche del jueves y denunció que algunos de sus representantes no recibieron permiso para inspeccionar los centros de votación. El Ministerio de Telecomunicaciones confirmó que había problemas técnicos con los SMS y aseguró que se estaba trabajando para restablecer el sistema. Los seguidores jóvenes de Moussavi habían acordado enviarse mensajes de texto para mantenerse al tanto de las novedades electorales.

Por ello, Moussavi llamó al líder supremo, el ayatola Ali Khamenei, a ayudar al país a llegar a una “conclusión favorable”.

Horas antes, Khamenei se quejó de que algunas personas estaban utilizando los mensajes SMS para esparcir rumores. El ayatola es el único que podría mediar en caso de que la legitimidad del voto siga siendo disputada por la oposición. En términos generales, la jornada transcurrió en calma, en las primeras horas de hoy, tras darse a conocer los primeros resultados, surgieron escaramuzas entre la policía y seguidores de Moussavi en una plaza de Teherán, según testigos. La policía sostuvo que incrementó sus medidas de seguridad en toda la capital para evitar disturbios.

Del otro lado, un organizador de la campaña de Moussavi en internet denunció que una decena de simpatizantes de Ahmadineyad atacó con gases lacrimógenos una de las oficinas de la campaña de los opositores en Teherán. No hubo heridos, dijo.

Una campaña agitada

Ahmadineyad, quien votó en una mezquita en el sureste de la capital, comentó que la nutrida afluencia a las urnas demostraba la voluntad de los iraníes de continuar por la senda del “orgullo, el progreso y la prosperidad”.

En cambio, Moussavi insistió, al emitir su voto, en que los iraníes ansiaban un cambio. “Les pido a todos los que me apoyan que sigan votando y, si soy elegido, haré lo mejor que pueda para resolver los problemas”, aseguró en una mezquita en el sur de Teherán.

La agitada campaña electoral, que duró menos de un mes y se centró en el deterioro de la situación económica, entusiasmó a muchos votantes y cambió la percepción internacional del proceso político iraní. Contó con actos callejeros masivos, mensajes de campaña pulidos y debates televisados, lo que la hizo parecer más a las contiendas de países occidentales que a los procesos previsibles de la mayoría de los demás países de Medio Oriente.

Las elecciones eran seguidas con interés en Washington, donde el presidente Barack Obama ha ofrecido una política de diálogo no sólo al gobierno iraní, sino a otros regímenes, como el cubano. Ayer mismo, Obama señaló que su gobierno estaba satisfecho con el debate que se estaba llevando a cabo en Irán e indicó que esperaba que ayude a los dos países a comprometerse “en nuevas formas”.