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Bush reflexiona sobre su mandato

J. Jaime HernándezCorresponsal| El Universal
Sábado 06 de diciembre de 2008
El presidente saliente de Estados Unidos, George W. Bush, admitió ayer por primera vez que la guerra en Irak ha sido más larga y costosa de lo esperado

WASHINGTON .— El presidente saliente de Estados Unidos, George W. Bush, admitió ayer por primera vez que la guerra en Irak ha sido más larga y costosa de lo esperado.

“No todas las decisiones que hemos tomado han sido populares, pero la popularidad nunca fue nuestro objetivo”, aseguró Bush en un intento por justificar la guerra en Irak y tratar de mitigar la severidad con la que será juzgado por las generaciones venideras.

“Nuestro objetivo fue el ayudar a una región atribulada a dar los primeros y más difíciles pasos en el largo viaje hacia la libertad, la prosperidad y la esperanza”, precisó Bush durante un discurso ante el Centro Saban para estudios sobre Medio Oriente del Instituto Brookings y la Casa Blanca.

“Además, no podíamos tolerar a un enemigo jurado que actuaba de modo beligerante, que apoyaba el terrorismo y del que los servicios secretos del mundo creían que tenía armas de destrucción masiva”, añadió el mandatario para tratar de echar tierra sobre las dudas y las críticas que, en su momento, externaron gobiernos aliados (México entre ellos) para cuestionar la conveniencia de respaldar la invasión a Irak en marzo del 2003.

“Ciertamente la lucha en Irak ha sido más larga y más costosa de lo que creíamos inicialmente”, reconoció. “Pero, tras los atentados del 11-S, Sadam Husein representaba un riesgo que no podíamos correr”.

Así justificó el presidente Bush su decisión de ordenar una invasión que ha causado la muerte de 100 mil civiles (según el recuento de la organización Irak Body Count), de más de 4 mil militares y que ya supera los 800 mil millones de dólares invertidos.

En el curso de las últimas semanas, el presidente saliente se ha empleado a fondo para tratar de demostrar que su decisión de ordenar la invasión a Irak no fue animada por el interés de hacerse con el 10% de las reservas mundiales de petróleo, ni fue un conflicto animado por una inquina de carácter personal contra Sadam Hussein.

“La guerra en Irak no puede verse aislada de los atentados del 11-S”, dijo Bush, al insistir en vincular la invasión a Irak con los atentados terroristas, aun sin tener pruebas contundentes de la participación directa de Hussein, y al tratar de justificar la decisión de replegarse de Afganistán incluso antes de haber conseguido la captura de Osama Bin laden o el exterminio de los últimos reductos de Al-Qaeda.

A casi seis años de iniciado el conflicto, Bush defendió la necesidad de mantener la presencia militar de Estados Unidos en Irak, una decisión que dependerá del presidente electo Barack Obama, a partir del próximo 20 de enero.

“El fracaso en Irak hubiera desatado el caos, aumentado la violencia y permitido a los terroristas hacerse con nuevos escondrijos”, aseguró Bush.

Por otro lado, y en una alusión directa al régimen de Teherán, el presidente estadounidense lamentó que su cruzada a favor de la democracia en Medio Oriente no haya salido como había previsto. Un hecho lamentable que, consideró, ha sido por culpa de aquellos “regímenes que se siguen resistiendo a la apertura de sus sistemas políticos”.

“Hemos impuesto duras sanciones y apoyado múltiples resoluciones de la ONU” contra el programa nuclear iraní y Estados Unidos ha dejado claro que “no tolerará que Irán desarrolle un arma atómica”, expresó contundente el mandatario.

Finalmente, el presidente lamentó los “contratiempos” que dificultaron el avance en el proceso de paz entre árabes e israelíes, pero se lavó las manos al asegurar que él ha sido “el primer presidente de Estados Unidos2 que se ha pronunciado abiertamente a favor de la coexistencia de un Estado palestino y uno judío.

Entre otros avances en su mandato, George W. Bush consideró la renuncia de Libia a continuar con su programa de armas de destrucción masiva, la presión internacional contra las actividades atómicas iraníes y el fracaso de Al-Qaeda en controlar países.

El presidente concluyó su discurso con una nota de esperanza “creo que llegará el día en que el mapa de Medio Oriente mostrará un Israel seguro y pacífico conviviendo con una Palestina pacífica y democrática. Llegará el día en que Al-Qaeda, Hezbolá y Hamas se encuentren marginados y se desvanezcan”.

 



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