NUEVA YORK.— Cuando Verna Williams llamó para felicitar a Michelle Obama el miércoles por la mañana, medio en broma le ofreció dejar de llamar “Meesh” a su antigua compañera de escuela y empezar a decirle algo más dignificante.

La señora Obama rompió en risas y ambas intercambiaron un par de ideas, una más tonta que la siguiente, todas ellas demasiado ridículas como para repetírselas a un reportero, dijo Willims.

Un día después de la elección presidencial, la familia Obama del Hyde Park de Chicago sólo empieza a imaginar cómo será convertirse en la primera familia de Estados Unidos. Como los primeros afroestadounidenses en asumir este rol, los Obama serán un ejemplo viviente del progreso racial y sus amigos dicen que, de hecho, están conscientes de que todo lo que digan y hagan —la forma en que se vistan, donde vayan las pequeñas Malia y Sasha a la escuela, incluso la mascota que adopten— tendrá un valor simbólico.

“Aquí hay una familia negra, una familia feliz, con hermosos niños y una adorable parentela”, dijo Williams. “Y sucede que viven en la mansión del Ejecutivo”, agregó.

Para el presidente electo y su familia dejar Chicago significa desmantelar la esfera protectora que habían construido a su alrededor. A lo largo de la campaña, Malia y Sasha, que se convertirán en las ocupantes más jóvenes de la Casa Blanca de las últimas décadas, pasaron muchas horas con su abuela materna en su pequeño departamento en el lado sur de Chicago, en el mismo edificio donde creció su madre. Su escuela privada se llena de vecinos y aliados que vigilan a las pequeñas.

Cuando las niñas y su madre han necesitado darse una escapada, han podido retirarse a los patios de viejos amigos, donde saltan la cuerda o suben el volumen de sus iPods y bailan con las canciones de Soulja Boy y Beyoncé Knowles. Michelle, ha pasado casi cada sábado de los últimos 10 años con los mismos dos amigos y sus hijos.

Ahora todo eso debe cambiar. El miércoles por la mañana, Michelle habló con la primera dama Laura Bush, quien la invitó a visitar pronto, junto con sus hijas, la Casa Blanca. Empieza la búsqueda de una nueva escuela y sus amigos dicen que Michelle supervisará todo personalmente. Sus amigos prevén que en vez de crear un nuevo mundo social en Washington, los Obama transportarán un poco de su mundo de Hyde Park a la capital.