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Obama y McCain libran última batalla

J. Jaime HernándezCorresponsal| El Universal
Jueves 16 de octubre de 2008
Republicano intenta desmarcarse del presidente Bush en el debate final

WASHINGTON.— “¡Yo no soy el presidente George W. Bush!”. Con este grito de batalla, el candidato republicano John McCain embistió ayer a su adversario demócrata, Barack Obama, en lo que se convirtió en un último y desesperado intento por evitar la escapada de su contendiente demócrata rumbo a la Presidencia, mientras éste se encastillaba en el mensaje que se ha convertido en exitoso mantra de su campaña para insistir en la necesidad de que Estados Unidos “cambie de dirección”.

La batalla definitiva entre ambos candidatos se convirtió en una espiral de reproches y acusaciones por la guerra sucia que ha irrumpido en el último tramo de la campaña y en la primera y más contundente ocasión en que McCain intentó desmarcarse de la sombra de Bush que le sigue robando puntos y aliento, mientras Obama le lleva una ventaja de hasta 14 puntos y la mayoría de las encuestas barruntan su victoria el próximo 4 de noviembre.

Los intentos del republicano por sacudirse de la herencia maldita de Bush fueron frustrados por un habilidoso Obama, quien no desaprovechó la oportunidad de mencionar la sintonía de McCain y Bush en todos y cada uno de los capítulos que hoy dominan la atención del electorado, como la economía, la salud, la educación y la seguridad:

“De cada cinco, tú votaste cuatro de las iniciativas de Bush en estos ocho últimos años”, le dijo Obama, a lo que un irritado McCain respondió como metralla: “Senador Obama, yo no soy el presidente Bush. Y si usted quería enfrentarse al presidente Bush, debió haberse postulado hace cuatro años”.

El duelo, en la Universidad Hofstra del estado de Nueva York, no se saldó con un claro vencedor, aunque las encuestas de la cadena CNN y CBS le concedían a Obama una clara victoria. El tercer y último debate alcanzó su momento más tenso cuando el moderador, el veterano periodista de la CBS, John Schieffer, colocó a ambos contendientes en la tesitura de sostener o retirar algunas de las acusaciones de grueso calibre que han lanzado ambas campañas.

“Dos terceras partes de los estadounidenses opinan que tu campaña es negativa y que has elegido atacarme para no hablar de temas como la crisis económica porque no te conviene”, le soltó Obama a un McCain con la quijada contraída y la mirada aviesa.

“En tus anuncios también se me ataca”, le reviró McCain quien, sin embargo, se vio en la necesidad de reconocer que algunos de los ataques contra Obama se habían salido de quicio. “Lamento los aspectos negativos de esta campaña. Algunos de ellos han sido inaceptables”, se limitó a decir el republicano, en lo que fue un explícito reconocimiento de una guerra sucia que no ha llevado muy lejos a su campaña.

 



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