BUENOS AIRES.— Mientras ambos intentan en mayor o menor medida normalizar las relaciones con Colombia y con el presidente Álvaro Uribe, el principal aliado de Washington en la región, los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de Venezuela, Hugo Chávez, volvieron a mostrarse jugando en equipo al retar a Estados Unidos, “a enviar tropas a la frontera sur colombiana” y a “incluir a Venezuela en la lista de países terroristas”, respectivamente.

El primero en salir al ruedo fue Correa. Desde Quito y a través de un comunicado de la presidencia distribuido ayer a la prensa local desafió al gobierno estadounidense: “¡Traiga señor Bush sus soldados, que sean sus soldados los que mueran en la frontera sur colombiana! ¡Vamos a ver si los ciudadanos de Estados Unidos van a aceptar tremenda barbaridad; si no, cállese la boca y entienda lo que está pasando en América Latina”, fue la reacción de Correa.

Horas más tarde, Chávez le espetó a la administración Bush que se “meta... en el bolsillo” la lista de países acusados de ser o de colaborar con el terrorismo, que Washington elabora desde los atentados del 11-S (2001).

“Todas estas declaraciones y agresiones y la amenaza con incluirnos en la lista de terroristas que ellos tienen allá. Bueno, que hagan esa lista y se la metan en el... bolsillo”, dijo Chávez, arrancando las carcajadas de los asistentes a una jornada del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Así respondieron ambos mandatarios a la secretaria de Estado de EU, Condoleezza Rice, de visita en la región, quien la víspera reiteró las acusaciones contra ambos países de colaborar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Según Correa, Ecuador está “enfrentando una gran campaña de desprestigio a nivel internacional”, por lo que volvió a proponer que una fuerza multinacional asuma el control de la frontera colombo-ecuatoriana. Esa propuesta fue aceptada en principio por Colombia y rechazada por la OEA.

“Traigan a sus fuerzas (EU y los países que deliberadamente apoyan las calumnias); es más, les damos autorización para que entren en nuestras frontera norte”, sostuvo Correa.

Por su parte, el ministro ecuatoriano de Justicia y Derechos Humanos, Gustavo Jalkh, reclamó ayer a Bogotá que se distancie oficialmente de esas versiones que ubican a Ecuador como protector de la guerrilla, como condición para reanudar las relaciones bilaterales.

Chávez —quien pactó con Uribe una reunión para limar asperezas—, intentó responder no sólo a las palabras de Rice sino también al pedido que un grupo de congresistas estadounidenses le hiciera al presidente George W. Bush para que incluya a Venezuela en esa nómina junto a países como Cuba, Sudán, Corea del Norte, Siria e Irán, lo que coincide con el endurecimiento de las declaraciones y observaciones de algunos funcionarios estadounidense contra el gobierno de Caracas.

“Ya ustedes vieron al propio jefe imperial de nuevo contra nosotros, anda desesperado el jefe del imperio”, dijo Chávez en relación a su par estadounidense.

Para Chávez, la visita de Rice a la región busca “ejercer presiones contra nosotros y contra mí en particular”; de ahí que el mandatario aseverara que “si perdemos (las elecciones municipales y legislativas) de octubre, los ataques se van a intensificar”.

Así, al igual que luego del ataque del Ejército colombiano contra el campamento de Raúl Reyes en territorio ecuatoriano, episodio que generó una grave crisis diplomática, Correa y Chávez volvieron a aparecer juntos. Esta vez, para desafiar a Washington.