LOS ÁNGELES.— En un operativo sorpresa, agentes de la oficina de inmigración y aduanas (ICE) detuvieron ayer a Elvira Arellano, la inmigrante mexicana que se ha convertido en un símbolo de la lucha a favor de una reforma migratoria y en ejemplo de las millones de madres indocumentadas en su lucha por evitar la separación de sus hijos y familias.

La detención de Arellano se produjo en el centro de Los Ángeles, mientras cumplía con una agenda de encuentros con otras madres y padres inmigrantes que se encuentran refugiados en distintas iglesias-san tuarios para evitar su deportación.

Apenas el sábado, Elvira Arellano iniciaba en la ciudad de Los Ángeles un difícil peregrinar desde la semiclandestinidad para tratar de recabar el apoyo moral y político de la comunidad latina y de líderes demócratas con el fin de reactivar el debate a favor de una reforma justa y migratoria.

El objetivo de Elvira y su pequeño hijo Saúl (8) era proseguir con su periplo para llegar a Washington el próximo 12 de septiembre, con el objetivo de entrevistarse con los líderes del Congreso y el Senado.

“Elvira fue detenida en la Placita Olvera cuando estaba con su hijo Saúl y aún no sabemos exactamente en qué edificio permanece retenida o si será expulsada por las autoridades en el curso de las próximas horas a México”, aseguró el padre Richard Estrada, miembro de la iglesia Nuestra Señora de Los Ángeles en la Placita Olvera y sacerdote custodio de los inmigrantes que han decidido refugiarse en distintos templos religiosos para evitar su detención.

La detención de Arellano tomó por sorpresa a una larga lista de religiosos y activistas comunitarios que, hasta última hora de ayer domingo intentaban contactar con las autoridades del ICE para interesarse por la salud y conocer el destino inmediato de Elvira.

“Fue un operativo sorpresa. Agentes del ICE nos rodearon por todos lados. Tras la detención estamos tratando de contactar a nuestros abogados para tener acceso a Elvira y saber cual será su destino en el curso de las próximas horas”, aseguró Emma Lozano, dirigente de Pueblos Sin Fronteras de Chicago y la persona que se ha hecho cargo de Saúl Arellano, el hijo de Elvira.

“Los agentes aceptaron dejar a Saulito conmigo y permanecerá a mi lado mientras se aclara esta situación”, aseguró Lozano.

Apenas el pasado sábado, Elvira reconoció ante una nutrida conferencia de prensa que las autoridades de inmigración la habían declarado una fugitiva de la justicia.

“Me han dicho que en cualquier momento van a arrestarme y a deportarme”, dijo Arellano al advertir que prefería asumir el riesgo antes que permanecer cruzada de brazos.

“Tengo que seguir adelante con mi lucha” señaló la mexicana el día de la conferencia y señaló que contaba con el respaldo de congresistas como el demócrata de Illinois, Luis Gutiérrez.

Elvira Arellano, de 32 años y originaria de Michoacán, fue detenida en 2002 durante una redada de inmigración realizada en el marco de una “operación antiterrorista” en el aeropuerto O’Hare de Chicago, donde trabajaba con un número de seguridad social falso en una empresa de limpieza para aviones.

Cuatro años más tarde, el 15 de agosto de 2006, recibió una orden de deportación que la obligó a refugiarse en la Iglesia metodista Adalberto, en la ciudad de Chicago. Desde entonces había desafiado a las autoridades de inmigración atrincherada desde un pequeño apartamento de tres habitaciones ubicado en el segundo piso de la iglesia, en el barrio puertorriqueño de Humboldt Park.

De hecho, el sábado pasado Elvira Arellano reconoció que no ha sido nada fácil desde que decidió refugiarse en la iglesia y convertirse “en el blanco de los ataques de grupos antimigrantes. Pero sé que mi causa es justa porque lo único que quiero es permanecer al lado de mi hijo que es mi única familia”.