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Señales de alarma en el gobierno K

JOSÉ VALES/ORRESPONSAL| El Universal
Domingo 22 de abril de 2007
Ni el más mínimo atisbo de distribución de la riqueza es lo que primó en una administración que probablemente se prolongará

BUENOS AIRES.- Cuatro años de crecimiento sostenido de la economía, al mejor estilo de China (con promedios del 9%), 37 mil millones de dólares de reservas y superávit primario y fiscal. Es una macroeconomía recuperada, la argentina, donde conviven 10 millones de pobres, más de 5 millones de indigentes y más de 3 millones de personas a las que los sociólogos les crearon una nueva categoría: "Los inempleables". Ni el más mínimo atisbo de distribución de la riqueza más allá de los discursos oficiales. Eso es lo que primó en casi cuatro años de gobierno K, el que se prolongará, probablemente, tras las elecciones de octubre.

La excelente coyuntura económica internacional, los buenos precios de los bienes y la salida del anclaje cambiario que favoreció a los exportadores, fueron algunas de las claves que ayudaron a la recuperación de Argentina tras la grave crisis de 2001. Pero la economía, esa que desvive a la pareja presidencial a diario, comienza a encender alarmas, con una política de precios que no deja de acumular errores y artículos que desaparecen de las góndolas en los primeros atisbos del desabastecimiento.

Existe un dólar a tres pesos que favorece a los exportadores, pero si uno compara los precios de la canasta básica con los de 2001 en dólares no hay diferencias. Lo que difiere son los ingresos, que ya no están dolarizados.

Pero esta Argentina del crecimiento sostenido no es acompañada con ninguna política concreta de distribución del ingreso. Aún existen casi un millón de personas que perciben los 150 pesos (50 dólares) de los planes asistenciales con los que el gobierno de Eduardo Duhalde intentó atemperar la indigencia y la cantidad de pobres aún es alta, si se toma en cuenta que el gobierno maneja las estadísticas de inflación y del índice de precios, la que establece cuál es el nivel de indigencia.

Esos planes aún no fueron reemplazados y se prestan más al clientelismo que a motorizar el consumo de los sectores más carenciados. Cuando se habla de "inempleables" entre los sociólogos, para designar a esos millones de personas que quedaron fuera de la pirámide social y no conocen el empleo o la cultura del trabajo, a nadie en el gobierno -y tampoco en la oposición- se escucha hablar o planear una política de reinserción mediante planes educativos y de capacitación acordes a las circunstancias, por ejemplo.

"Si ahora con 9% de crecimiento económico no se adoptan políticas para distribuir el ingreso, ¿Cuándo lo vamos a hacer? ¿Cuando no estén dadas las condiciones?", se pregunta el economista, diputado y candidato a jefe de gobierno en la Ciudad de Buenos Aires, Claudio Lozano.

Lozano cuestiona, además, las artimañas del gobierno para reducir la pobreza mediante "un patrón de consumo de hace 20 años ya que el INDEC (el Instituto de Estadísticas) toma la línea de pobreza en 857 pesos (276 dólares), cuando debería ubicarse en los 1572 pesos (507 dólares). Eso determinaría 3.2 millones más de pobres de los que cuenta el gobierno".

Así, con discursos que van por un lado y acciones que van por el otro, el gobierno de Néstor Kirchner avanza hacia su reelección o la elección de su esposa, Cristina Fernández, "la primera ciudadana" como le gusta que la nominen y quien hoy arriba a México en visita de campaña. Es que de no mediar un cambio de planes de su esposo o de coyuntura, ella será la abanderada K en los próximos comicios. Entre los planes inmediatos del presidente, figuran el de trabajar en los próximos cuatro años en la construcción de un partido kirchnerista.

En cuanto a la coyuntura, la crisis educativa en algunas provincias (como en Santa Cruz y en Neuquén, donde en días pasados fue asesinado un profesor en medio de la protesta), el populismo energético, el que desde el gobierno prohíbe aumentar las tarifas de gas y energía eléctrica, cuando los más pobres ni siquiera poseen conexión a las redes o la errática política de precios -que amenaza con explotar aún antes de los comicios- permiten mostrar lo que buena parte de la prensa no puede contar por presiones oficiales.

Dejan ver que a la Argentina de la recuperación económica aún le falta mucho camino por recorrer si lo que quiere es alejarse para siempre del año 2001. Entre otras cosas, romper cualquier tentación a la neoconvertibilidad y una sociedad capaz de presionar a sus dirigentes para que dejen de pensar sólo en la acumulación de poder y puedan comenzar a diseñar un país, como sostiene el filósofo Santiago Kovladof, "basado en mayor equidad social y mejores condiciones estructurales a 30 años vista", ahora que sobran fondos y aún abundan los pobres.



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