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Lecciones sobre la situación fiscal en Europa

Miguel Messmacher| El Universal
Miércoles 10 de agosto de 2011

Por segunda vez en un periodo de cuatro años, estamos viviendo un episodio de extrema volatilidad en los mercados financieros internacionales debido a problemas en los países industriales. En este contexto, es muy importante revisar qué factores han generado estos problemas para poder evaluar si en México corremos un riesgo similar, así como para poder ver cuáles son las lecciones que se derivan de este episodio.

Un factor preponderante ha sido la situación de algunos países de Europa que están pasando por una extrema fragilidad fiscal. Las crisis de confianza y financieras asociadas a problemas fiscales normalmente se desatan cuando los acreedores de un gobierno tienen dudas sobre la capacidad de ese gobierno para pagar el servicio de su deuda. Este es el caso en Europa. Los tres casos más serios son Grecia, Irlanda y Portugal, donde hay niveles elevados de deuda y déficits abultados: en 2010 sus déficits fueron de 10%, 14% y 7% del PIB, y se estima que su deuda puede alcanzar 158%, 126% y 107% del PIB. Italia tiene un déficit más bajo que el resto pero aún elevado en 4.5% del PIB además de un nivel elevado de deuda de 120% del PIB, mientras que en España la deuda es más baja, 64% del PIB, pero tiene un déficit elevado de 9.2% del PIB.

¿Cómo es que estos países llegaron a acumular semejantes niveles de deuda y desequilibrios fiscales? La contracción en los ingresos y en el PIB debido a la crisis financiera internacional contribuyó al deterioro fiscal. Sin embargo, también se debe a la existencia de un marco institucional que terminó siendo deficiente. Justamente para evitar crisis fiscales, los países que adoptaban el euro tenían que adherirse a los criterios de Maastricht, los cuales imponían límites al nivel de deuda — tenía que ser menor a 60% del PIB — y al déficit fiscal — menor a 3% del PIB. Los compradores de deuda de estos países pensaban que esta restricción supranacional impondría una disciplina adecuada a países que habían tenido instituciones nacionales débiles, lo cual permitió a estos países pedir prestado a tasas de interés bajas.

Sin embargo, la credibilidad de este arreglo institucional que sustenta al euro sufrió un proceso de erosión gradual. Nunca se cumplió que todos los miembros de la zona del euro tuvieran un nivel de deuda menor a 60% del PIB, ya en 2007 Italia y Grecia tenían niveles superiores a 100% del PIB. Además, todos los países de la zona del euro incrementaron sus déficits públicos como resultado de la crisis financiera internacional, pero los países que hoy tienen problemas lo hicieron en mayor medida. Mientras que el déficit en Alemania llegó a ser de 3% en 2009, en Grecia, Irlanda y España se ubicó en más de 10% del PIB.

Con el fin de restaurar la sostenibilidad fiscal, los seis países con problemas están viéndose en la necesidad de realizar importantes ajustes fiscales. Para evitar el incumplimiento y lograr que su deuda a PIB disminuya gradualmente, Grecia necesita ajustar su déficit por 10% adicional del PIB. En Irlanda, Portugal y España, los ajustes deben ser de 13%, 8.5% y 7.8% del PIB, respectivamente. Italia necesita ajustar en 3.1% del PIB.

Dentro de los ajustes, estos países enfrentan, además, altas presiones de gasto, lo que los ha llevado a recortar el pago de pensiones en sistemas que eran financieramente insostenibles. Cabe notar que con las reformas a los principales sistemas de pensiones en México, se ha transitado a un sistema que está fondeado.

Lo anterior sucede en un contexto de extrema debilidad económica: el FMI estima que el nivel del PIB en España no regresará al observado antes de la crisis sino hasta 2013, en Italia hasta 2015, y en Grecia, Irlanda y Portugal en 2016.

La situación de los países con problemas en Europa es muy similar a la que padeció México en los ochenta y de la cual hemos aplicado las lecciones: i) es necesario tener un déficit moderado; ii) debe mantenerse un nivel bajo de deuda pública; y iii) se requiere de un marco institucional que de credibilidad y se respete. En 2011, tendremos un déficit total de sólo 0.5% del PIB sin inversión de Pemex, y de 2.5% incluyendo esta inversión; al cierre del primer semestre de 2011, el saldo de la deuda pública es de sólo 31.3% del PIB, y la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria establece que no debemos tener un déficit público cuando la economía esté en condiciones normales, y que podemos tenerlo moderado y temporal cuando el nivel de producción esté por debajo de su nivel de mediano plazo. A diferencia de Europa, nosotros sí hemos respetado este marco.

Los elementos anteriores han permitido fortalecer la economía mexicana. No obstante, no somos inmunes a lo que sucede en el mundo en donde aún impera una elevada incertidumbre. Por tanto, es necesario seguir reforzando nuestro marco fiscal y las instituciones del país para mitigar los efectos negativos.

El autor es Titular de la Unidad de Planeación Económica de Hacienda



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