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Las cifras de desempleo en Estados Unidos y México señalan un escenario poco halagador.

Mientras que el departamento del trabajo estadounidense anunció la pérdida de casi 600 mil puestos de trabajo en enero, su contraparte mexicana publicó la pérdida neta de 105 mil plazas en el sector formal de la economía.

México se enfrenta además a presiones inflacionarias, que, junto con el desempleo, erosionan el poder de compra de la población.

Esta semana, se difundirá en el país el dato de inflación de enero. Si bien el consenso de analistas económicos estima que el indicador general reporte una baja en su tasa anual a 6.36%, para la inflación subyacente se prevé un aumento a 5.79%, desde 5.73% de diciembre.

Las presiones en los precios ocurrirían en los alimentos procesados y las mercancías, aunque preocupa en particular el efecto de la depreciación del peso con respecto al dólar sobre la inflación.

El dato de inflación subyacente tendrá un peso importante en la decisión de política monetaria a celebrarse el próximo viernes 20.

El consenso de los analistas estima que el Banco de México bajará nuevamente la tasa de referencia en 50 puntos base, aunque, ante el riesgo de que la depreciación del peso presione más a la inflación, la reducción de la tasa de referencia podría ser de 25 puntos base.