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Ésta parece ser una de las semanas más difíciles para el sistema financiero estadounidense en décadas. Guarda parecido con el hundimiento de octubre de 1929, pero afortunadamente no es igual. Hoy, el sistema bancario de Estados Unidos no tiene problemas importantes, y por lo mismo no hay multitudes afuera de las sucursales intentando retirar sus depósitos. Pero se parece en la forma en que van cayendo instituciones que parecían eternas, todas ellas por un manejo demasiado liberal del crédito.

El origen de lo que vemos hoy está en los excesos de EU por más de una década. Primero fue un crecimiento exorbitante de las empresas “punto com”, que a partir de marzo de 2000 se vino abajo, pero que sirvió para impulsar una nueva burbuja financiera, ahora alrededor de los bienes raíces.

Todas las burbujas financieras se parecen en esto: suben los precios de algún bien, el financiamiento para comprar se hace más flexible, aumenta la cantidad de dinero en circulación, y esto eleva nuevamente el precio.

Los eventos de esta semana iniciaron el domingo, cuando se hizo claro que el gobierno no rescataría al banco de inversión Lehman Brothers. Hace seis meses había ocurrido lo mismo con Bear Stearns. El lunes mismo Merrill Lynch decidió venderse a Bank of America. Así que ya sólo quedan dos grandes bancos de inversión: Goldman Sachs y Morgan Stanley, este último, por cierto, muy golpeado ayer miércoles en las bolsas.

Estas instituciones tenían instrumentos financieros derivados que partieron de créditos mal otorgados. Así, a dos años de que iniciaron los problemas con esos créditos, ha sido imposible sostener el castillo de naipes.

Las acciones de las instituciones financieras de EU han caído, en promedio, a la mitad del valor que tenían hace un año. Los inversionistas perciben no sólo un serio problema en los balances de las instituciones, sino también que el crédito se va a reducir y es por ahí en donde tenemos que esperar el contagio.